Gustavo Cerati presenta un “daño cerebral extenso, con un infarto en el hemisferio izquierdo y daño del tronco cerebral secundario a hipertensión endocraneana”, se especificó anoche desde el Instituto Fleni, en el primer parte médico oficial desde el arribo del ex Soda Stereo a Buenos Aires este lunes por la tarde. Según amplía el documento firmado por el director médico del Fleni, Claudio Pensa, Cerati permanece “inconsciente, sin sedación farmacológica y con asistencia respiratoria mecánica”. Aunque en principio se había anunciado que el parte iba a darse a conocer al mediodía, recién apareció poco antes de las 19. Y es probable que las guardias periodísticas en la puerta del centro de salud comiencen a ralear, porque en el documento se informa que “dadas las características del cuadro clínico, que implican una lenta evolución, Fleni sólo ofrecerá comunicados sobre la salud del paciente cuando haya cambios significativos en su situación”. Allí también se aclara que Cerati, tras su arribo desde Caracas, permanece internado en la Unidad de Terapia Intensiva y que “se encuentra en tratamiento antibiótico por infección respiratoria”.

A primera vista, el panorama es desalentador para los familiares y los fanáticos del cantante. Y eso lo corrobora la mirada del especialista Luciano Sposato, doctor del Instituto de Neurología Cognitiva (Ineco) y director del Centro de Ataques Cerebrovasculares de la Fundación Favaloro: “Es muy poco frecuente que un ataque cerebral sea tan grave, se da en menos del 3 por ciento de los casos. La clave es retrotraerse a la cirugía, que significó que existía una situación crítica con riesgo de vida”, explicó Sposato a Página/12. El daño cerebral extenso, advirtió, “repercute clínicamente en el hecho de que no recupera la conciencia”. Además de la resolución de las afecciones respiratorias mediante antibióticos, lo primordial en este marco es que el músico despierte. Porque, según detalló Sposato, el tiempo que tarda un paciente en abrir los ojos “determina las posibilidades de recuperación”. En este sentido, tampoco hay demasiadas precisiones: “Puede tardar días o semanas”. De todos modos, tal como se advertía en los últimos partes médicos, “la recuperación nunca es total”.

Cerati regresó de Venezuela el lunes a las 18.36, en una aeroambulancia equipada con todos los instrumentos médicos necesarios para no generar alteraciones en su delicado estado, y según el representante de la empresa de seguro médico que concretó el viaje, Mauricio Valacco, “lo afrontó perfectamente bien” y en “las mismas condiciones sanitarias que tenía cuando salió” de Caracas. Fue en esa ciudad que debió ser internado el 16 de mayo, luego de sufrir un accidente cerebrovascular (ACV) de características isquémicas luego de terminado el último show de su gira latinoamericana. Dos días después, fue intervenido quirúrgicamente para drenar la presión craneana, y el 24 de mayo se le practicó una traqueotomía para evitar lesiones a largo plazo y para un mejor manejo de las vías aéreas.

En su retorno, Cerati estuvo acompañado por su madre, Lilian Clark, y su hermana Laura. Aquí lo aguardaban sus hijos Lisa y Benito, sus hermanos y un equipo médico encabezado por Ramón Leiguarda, del Fleni. Dos semanas se aguardó por el traslado, desde que su familia lo autorizó hasta que los médicos entendieron que la posibilidad de hacerlo sin complicar su estado de salud estaba dada. Así, tras tres semanas allí, abandonó el Centro Médico Docente La Trinidad, de la capital venezolana. En aeroambulancia hizo su regreso al aeropuerto Jorge Newbery y de allí fue trasladado a la sede Belgrano del Fleni, que mantuvo el hermetismo hasta las 19 de ayer.

La próxima etapa en el tratamiento podrá ocurrir cuando el músico, de 50 años, despierte. Entonces la rehabilitación, que sistemáticamente los médicos han informado como una posibilidad muy a largo plazo, seguiría en la sede del Fleni ubicada en la localidad bonaerense de Escobar. Pero eso aún es materia dudosa, dado lo delicado de la situación de Cerati.