“Este es un premio que sin duda no merezco, ya que cuando un director nos da tan buen material, nosotros los montajistas tenemos poco que hacer”, bromeó Juan José Campanella al recibir el Premio Cóndor de Plata al Mejor Montaje que le otorgó la Asociación de Cronistas Cinematográficos de la Argentina. En rigor, era el primer Cóndor de once que terminó recibiendo El secreto de sus ojos el lunes por la noche en una ceremonia realizada en el Teatro Avenida que tuvo mucho de divertida. No sólo por la broma del director de El hijo de la novia, sino por otras que tuvieron como protagonista a José Luis Gioia, un gran contador de chistes que encarnó un papel dramático en el largometraje ganador del Oscar a la Mejor Película Extranjera. Cuando Gioia subió al escenario a recibir el Cóndor a la Revelación Masculina, expresó: “Yo no estoy muy acostumbrado a esto, pero en esta época de mi vida me estoy acostumbrando. Estoy convencido de que estoy totalmente revelado. Me revelé y soy muy bravo cuando me revelo”, señaló al recibir su galardón. Y después, dejó otro chiste para la platea que veía que los premiados entraban por un costado del escenario y que se iban por el mismo lugar, pero sin poder percibir hacia dónde se dirigían: “Me da mucho miedo cuando te sacan por acá porque yo creo que nos van tirando en un pozo”, bromeó nuevamente Gioia con su habitual histrionismo y se ganó una carcajada colectiva.

La fiesta del cine argentino fue prácticamente la fiesta del equipo de El secreto..., que terminó conquistando un número histórico en las premiaciones de la Asociación de Cronistas. Como era de esperar, los protagonistas Ricardo Darín y Soledad Villamil se llevaron los Cóndor a Mejor Actuación Masculina y Femenina, respectivamente. “Quiero compartir este premio con mis compañeros de terna, todos grandes actores y excelentes personas. A algunos de ellos los conozco más en profundidad que a otros”, confesó el actor más requerido del cine nacional, casi como realizando un pequeño homenaje a sus competidores: Diego Peretti (Música en espera), Arturo Goetz (El asaltante), Carlos Portaluppi (Homero Manzi, un poeta en la tormenta) y Leonardo Sbaraglia (Las viudas de los jueves). A tono con el clima de jolgorio que se había generado, Darín le habló públicamente a Campanella: “Juan, qué puedo decirte ya que no te haya dicho. Hasta canciones te he dedicado. Sabés que mi carrera venía para abajo hasta que apareciste vos”. Después, se puso más serio y lo dedicó “a toda la gente que confió en esta extraordinaria película que ha hecho un camino increíble, muy por encima incluso de lo que nosotros pensábamos, por esa cosa de que uno pierde un poco de objetividad con el trabajo. Siento que la gente llevó esta película hasta donde llegó. La fe que tuvo el público en esta historia y cómo la sintió como parte propia, realmente ha sido muy conmovedor”, agradeció el actor, casi sin palabras para explicar cómo vivió el fenómeno de El secreto..., que superó lo estrictamente cinematográfico.

Más seria que el resto del equipo, pero sin perder la calidez que le suele impregnar a sus personajes, Villamil agradeció a Campanella “una vez más por este maravilloso personaje. Y recuerdo que hace diez años gané mi primer Cóndor con El mismo amor, la misma lluvia. Así que aprovecho para brindar por los dos”. Los premios principales siguieron cayendo en manos de los hacedores de la película más ganadora de la historia argentina. Así fue como en la terna Mejor Actor de Reparto competían dos actores de El secreto...: Guillermo Francella y Mario Alarcón. El Cóndor quedó en manos de Francella, quien señaló: “Nos miman permanentemente con El secreto... Ha sido una experiencia indescriptible para mí y para todos los que participamos de ella. Fue un gran placer de verdad. Me encantó haber trabajado con Juan y haber compartido con Ricardo inolvidables jornadas divertidas, tanto nocturnas como diurnas. Fue muy placentero todo el proceso desde el inicio de la lectura del guión hasta el proceso del rodaje. Y todo lo que vino después, que fue una satisfacción tras otra”.

Campanella volvió a subir al escenario para recibir el Cóndor al Mejor Director y se lo dedicó al elenco y al equipo, ya que, dijo, “es muy fácil hacer una película con ellos”. “También quiero mencionar el eclecticismo de las películas nominadas, que son una buena radiografía de la variedad del cine nacional”. Se refería específicamente a El artista (Gastón Duprat y Mariano Cohn), Las viudas de los jueves (Marcelo Piñeyro), Una semana solos (Celina Murga) y La sangre brota (Pablo Fendrik). El cineasta también agradeció al Incaa porque “nos ha ayudado muchísimo. Esta película no se podría haber hecho sin vos, Liliana”, le dijo a la presidenta del Instituto, Liliana Mazure, quien al comienzo de la ceremonia brindó un pequeño discurso, al igual que el secretario de Cultura, Jorge Coscia.

Antes de los rubros mencionados, Campanella y Eduardo Sacheri –autor de La pregunta de sus ojos, novela que dio inspiración al film– subieron juntos a recoger el Cóndor al Mejor Guión Adaptado. El cineasta dejó el micrófono libre para el escritor, quien se emocionó en la dedicatoria a sus familiares y muy especialmente a su abuelita Nelly, “que dentro de unos días cumple 103 y, a veces, está un poco cansada de andar dando vueltas por acá todavía. Pero, abuela, cuando el otro día me preguntaste para qué estás ... Bueno, para estas cosas”, expresó el guionista casi al borde de las lágrimas. Luego llegaría la foto de todo el equipo al que se sumó la productora Vanessa Ragone para agradecer el premio a la Mejor Película. Hubo también otros tres galardones que engrosarán las vitrinas de El secreto de sus ojos: uno de ellos fue para uno de los más experimentados y respetados directores de fotografía, Félix “Chango” Monti, quien también cumplió el mismo rol en La historia oficial. Y se sumaron los Cóndor para José Luis Díaz Ouzande (Sonido) y Federico Jusid (Música).

El premio al Mejor Documental lo recibieron León Gieco, Fernando Molnar y Sebastián Schindel, directores de Mundo Alas, la road movie que registra la gira que León realizó con un grupo de artistas discapacitados por todo el país. “Quiero dedicarlo a mis compañeros de viaje de Mundo Alas, y en especial a Pancho Chévez, que fue el motor principal de Mundo Alas”, manifestó Gieco. Chévez es el músico sin brazos ni piernas que toca la armónica y que participó en recitales de grandes nombres del rock nacional. Pero ésa no fue la única aparición de Gieco en el escenario, ya que también se sumó a acompañar al legendario Gogó Andreu, que recibió un Cóndor a la trayectoria, al igual que Dora Ferreiro, Bartolomé de Vedia y Fernando Birri. Andreu estuvo acompañado por Gieco y Darín: “Se darán cuenta de que estoy rodeado de mis ídolos. Yo también tuve la suerte de escuchar linda música para que este señor (por Gieco) me asombrara con su talento”, afirmó el veterano artista. “Actoralmente también tuve la suerte de trabajar con todas las figuras y al lado de este monstruo que ahora es un ídolo mundial”, dijo sobre Darín. En ese momento, Gieco recordó que realizó dos discos “con actores cantando a beneficio de la Casa del Teatro. Muchos de ustedes conocen eso. El tercer disco que estoy haciendo es de Gogó Andreu”. Y recordó que Natalia Oreiro –que estaba presente en la ceremonia– “tiene que venir a grabar el disco con vos”, refiriéndose a Andreu. A esa altura de la noche, las emociones fueron en aumento. Hasta que llegaron los Cóndor Bicentenario que entregó Coscia a Luis Puenzo y Campanella, a los músicos y compositores Luis Bacalov y Gustavo Santaolalla, y al director de arte Eugenio Zanetti. Todos ganadores de un Oscar excepto Santaolalla, que tiene dos en su haber.