Miércoles, 23 de junio de 2010 | Hoy
MUSICA › TRAS SU MUERTE, SE MULTIPLICó EL NEGOCIO ALREDEDOR DE SU FIGURA
Desde junio del año pasado, la industria en sus diversas ramas facturó mil millones de dólares en venta de discos, juegos, films y souvenirs. Michael fue el más vendedor de 2009 en EE.UU.
Por Luis Paz
Como en los libros sagrados, a la muerte de Michael Jackson le sobrevino la resurrección. No, no es que el Rey del Pop haya vuelto en forma física, pero sí en forma de billetes, y realmente muchos: desde su fallecimiento, el 25 de junio de 2009, su nombre significó mil millones de dólares por la venta de nueve millones de discos en Estados Unidos, otros veinticuatro en el resto del mundo y decenas de millones de chucherías mercadotécnicas. En esa senda, el abogado John Branca y el ejecutivo discográfico John McClain, nombrados en el testamento del cantante como administradores de su herencia, recompusieron el patrimonio de Michael con un beneficio de 200 millones de dólares, con lo que lograron zafar de más de un embargo. Y de paso, finalmente Branca pudo cobrarse los honorarios por defender a Jackson en el juicio por abuso de menores que debió soportar en 2005.
A ver, no es que Michael Jackson haya muerto en la miseria, para nada. Al momento de su fallecimiento, su patrimonio superaba fácilmente los mil millones de dólares. Su problema, diría Zygmunt Bauman, era líquido. O en verdad, de falta de liquidez. No había dinero en Neverland, sino cosas valiosas: coches, piezas de arte, muebles, ropa y otras tantas más bien inservibles. Cuando Jackson abandonó definitivamente los escenarios, su estrafalario modo de vida había generado 500 millones de dólares de deuda.
Pero a la vez, con su fallecimiento, sus finanzas se reflotaron. Si bien pasó sólo la mitad de 2009 vivo, fue el artista más vendedor de todo el año en Estados Unidos, en materia de discos. Enseguida salieron el videojuego para aprender a bailar y a portar charol y lentejuelas con gracia, sus canciones fueron usadas para musicales y programas especiales varios y llegó la película documental This Is It, por la que la compañía discográfica Sony aportó al patrimonio Jackson unos 60 millones de dólares, además de los 125 que pagó al fondo fiduciario por la venta de 31 millones de placas en todo el mundo. Ya en 2010, Sony firmó el mayor contrato de la historia de la música con los administradores de esa fortuna, por un álbum de temas inéditos, un DVD y otro videojuego, todo esto facturado por la modesta, tímida y liviana suma de ¡200 millones!
Rédito de todo esto sacarán su madre, Katherine, y sus hijos Prince (13 años), Paris (12) y Blanket (8), que quedarán bajo custodia de su abuela hasta que alcancen la mayoría de edad. Pero cuando pasen la barrera de los 18 podrán empezar a cobrar 33 millones de dólares cada uno. Si el dinero no los pierde mucho y llegan a los 40, tendrán todo el resto. Y tal vez para entonces hayan podido hacer algún amigo, algún contacto con pibes de su edad, algo que les fue prohibido por el aislamiento al que el entorno Jackson los sometió en un circo de privilegios, profesores privados y gente de productoras de shows, discográficas, periodistas y chupamedias.
Sin embargo, no todo es verde dólar en este presente patrimonial: antes de fin de año, los administradores de su herencia tendrán que afrontar un pago por 300 millones de un préstamo que Jackson tomó en 2006 para afrontar una deuda de 270 millones originada en... un préstamo anterior. Sí, lo que ningún economista recomendaría, pero en fin, el error de la mayoría de los usuarios de más de una tarjeta de crédito. Y el otro drama patrimonial es la mansión de Neverland, que Jackson salvó de un embargo por el incumplimiento de pago de una hipoteca de casi 25 millones. La principal alternativa, en desmedro de la idea de convertirlo en un mausoleo público para sus fans, sería vender el rancho californiano a largo plazo, recomponiendo antes su valor inmobiliario.
Hasta aquí, el análisis feliz. Pero la prensa estadounidense también interpreta que la desaparición física del músico significó, en sí misma, la reactivación de su economía, dado que ¡ya no hay quien gaste tanto! Y uno se pregunta, ¿qué pasó con todas las atracciones de ese parque de diversiones hogareño que tenía en Neverland y qué con los animales del zoológico que montó en la misma propiedad californiana? Ahora que Jackson no está, ¿siguen allí? ¿Quién usa la noria? ¿Sigue habiendo chefs para los animales? Un momento, tras su fallecimiento, ¿siguen allí los animales?
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