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Miércoles, 6 de octubre de 2010

MUSICA › ESTA NOCHE, PIXIES TOCA POR PRIMERA VEZ EN LA ARGENTINA

“Nuestras canciones siguieron vigentes”

 Por Roque Casciero

Tenían todo para convertirse en una de esas bandas “malditas” que el rock ha sabido entregar en tantos años de historia: por eso de haberse adelantado a su tiempo, se separaron justo cuando sus semillas empezaban a dar frutos; nunca consiguieron el éxito comercial que sí lograron algunos que tomaron parte de su legado; sus carreras por separado entraron en una espiral descendente... Pero en 2004, el cantante hizo una broma en un programa de radio: anunció el regreso de la banda. Era sólo eso, un chiste, pero la bola empezó a correr y finalmente los Pixies –los padrinos del “rock alternativo” de los ’90– volvieron a estar juntos sobre un escenario. Desde entonces se empezó a especular acerca de cuándo sería el día en que finalmente se los podría ver en la Argentina. Pues bien, ese día es hoy. Las entradas para su show en el Luna Park están agotadas, así que Black Francis (voz y guitarra), Kim Deal (bajo y voz), Joey Santiago (guitarra) y David Lovering (batería y voz) tendrán asegurado un concierto caliente. Y entre los gritos de fans que los esperaron durante más de veinte años podrán repasar “Where Is My Mind?”, “Vamos”, “Hey”, “Monkey Gone to Heaven”, “Gigantic”, “Cactus” , “Here Comes your Man”, “Debaser”, “Gouge Away”, “Velouria”, “Subbacultcha”... O sea, todos esos temas que deberían haber sido megahits, pero que “solamente” quedaron tatuados en los corazones de unos cuantos miles.

Los Pixies lograron escaparle al destino de “malditos”: llevan casi seis años de gira y los cheques que reciben tienen más ceros a la derecha que nunca antes. Sin embargo, el poder de sus canciones y de sus conciertos –en los que apenas interactúan con el público– sigue intacto. ¿Entonces no era su carácter de “rareza” lo que mantuvo vivo su legado? ¿Qué es lo que tienen que los hace únicos? “Creo que es la conjunción de las cuatro personas que hacemos la banda”, asegura a través del teléfono Lovering. “Lo interesante es que el paso del tiempo no hizo sino acrecentar la importancia de Pixies. Antes éramos favoritos de los críticos, pero ahora somos muy populares.”

–En una entrevista usted confesó que estuvo en problemas financieros antes de la reunión de Pixies. ¿Le resulta posible separar sus sentimientos acerca de la banda y la música de lo que genera el dinero que gana por ser parte de ella?

–Es difícil contestar eso, porque no es algo que esté separado de por sí... Lógicamente, esta gira de reunión ha sido muy exitosa y nos fue bien en lo económico, pero creo que nos lo ganamos. En nuestra primera etapa teníamos cierto éxito en Europa, pero en Estados Unidos casi ni existíamos, y ninguno de nosotros ganó demasiado. Y creo que el hecho de que nuestras canciones hayan seguido vigentes provocó este éxito actual, en el que en los conciertos vemos desde personas de nuestra edad –que son las que buscan las plateas para quedarse sentadas– hasta chicos que no paran de saltar en ningún momento.

–¿Y por qué le parece que sucede eso?

–Porque somos diferentes a otras bandas, tenemos un sonido particular, y nuestras letras son muy esotéricas. Además, muchas otras bandas empezaron a nombrarnos entre sus influencias: Nirvana, Weezer, Radiohead... Por eso, hubo gran cantidad de chicos de otras generaciones que se fijaron durante todo este tiempo en quiénes éramos esos de los que hablaban sus artistas favoritos y descubrieron un sonido diferente.

¿Todavía lamenta la separación a principios de los ’90? ¿Cree que tenían más para dar en esa etapa?

–Durante mucho tiempo estuve bastante enojado por la separación de la banda, especialmente porque teníamos un sonido y una dinámica únicos, pero hace unas pocas semanas empecé a pensar en que si no nos hubiéramos separado en esa época, seguramente no podríamos estar haciendo esta gira de reunión tan exitosa ahora. Así que, como me lo pregunta hoy, la respuesta es que la mejor idea que pudimos tener fue separarnos (risas).

–Kim Deal no tocó mucho el bajo después de la separación y usted estuvo una década sin tomar los palillos de la batería. ¿Les costó volver a ensamblarse como base rítmica?

–Tenía muchas dudas acerca de cómo funcionaría eso, sobre todo porque cuando uno no toca la batería pierde resistencia, esa energía que se requiere para el instrumento. Pero cuando nos juntamos a ensayar por primera vez todo salió de manera natural, enseguida estábamos ensamblados otra vez. Supongo que es como andar en bicicleta: una vez que lo aprendés, eso sigue siempre ahí, no te lo olvidás nunca más. Eso sí, tuve que ver videos en YouTube para tratar de descubrir qué era lo que tocaba y poder reproducirlo.

–¿No conservaba algo con mejor calidad?

–No. En esos años no había DVDs y nunca fui de guardar demasiado, por otra parte. Así que ahí estaba yo, tratando de entender qué era lo que tocaba en los viejos tiempos mirando a una pantallita mínima (risas).

–El año pasado, Black Francis le dijo al Suplemento NO de este diario que Pixies ya no iba a volver a tocar, pero a los dos meses empezó la gira aniversario del disco Doolittle (1989). ¿Qué fue lo que los llevó a cambiar de opinión?

–¿Dijo eso? Es la primera vez que escucho algo al respecto. Se suponía que nos estábamos tomando un tiempo libre porque no queríamos convertirnos en una banda de nostalgia. Y sin un disco nuevo, después de tanto tiempo de gira por casi todo el mundo, íbamos derecho a ser eso. Piense que llevamos más tiempo con esta gira que lo que estuvo junta la banda durante la primera etapa.

–Lo que decía Francis era que el resto de ustedes, especialmente Deal, no querían hacer un nuevo álbum. ¿Cree que finalmente grabarán?

–Lo hemos hablado muchas veces, es un tema que está dando vueltas todo el tiempo... Quizás estaría bien, pero habría que ver si buscaríamos un sonido completamente novedoso, para sorprender, o si confiaríamos en nuestro clásico sonido Pixies. Y además habrá que ver si estamos a la altura de nuestros discos anteriores...

–Bueno, no va a ser nada fácil estar a la altura de Surfer Rosa (1988) o Doolittle...

–Exacto, por eso también nos cuesta decidirlo. Después de esta gira vamos a parar por un año, así que si llegamos a grabar, 2011 será el año decisivo.

–La gira termina en octubre. ¿Tiene algún proyecto musical para después o piensa volver a hacer espectáculos de magia científica, como en el pasado?

–Lo de la magia voy a retomarlo, por supuesto, porque es algo que me da mucho placer. Pero además tenemos un proyecto con Joe (por Joey Santiago) llamado The Everybody, con el que el año pasado publicamos digitalmente un disco (Avatar), y no hemos tocado esas canciones, así que quizá salgamos a tocarlas. O tal vez hagamos otro álbum, todavía está por verse.

–En una entrevista reciente usted dijo que Pixies era la banda más aburrida del mundo...

–Así es. Incluso no nos movemos ni hablamos en los conciertos, es nuestro rasgo distintivo, pero me refería a que somos tipos muy comunes.

–Sin embargo, en el documental loudQUIETloud usted era el centro del “conflicto” porque consumió algo durante la gira de reunión. Eso sí, Francis dijo que habían cambiado el orden de lo que pasó para agregarle algo de dramatismo a la historia.

–Exactamente. Entiendo que para hacer una película tenían que incluir alguna clase de conflicto y nosotros somos tan aburridos que no había de donde agarrarse, pero cuando la vi me sentí como el chivo expiatorio... ¡Y por supuesto que no se la dejé ver a mi madre!

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