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Viernes, 25 de mayo de 2012

MUSICA › HAPPY MONDAYS EN PUERTO MADERO, DENTRO DEL CICLO MOVISTAR FREE MUSIC

“Madchester”, 25 años después

La banda inglesa despertó la nostalgia de sus fans en el concierto gratuito brindado anteanoche. Un cuarto de siglo atrás, este grupo fue el rostro del futuro, al menos para los habitués de lo que más tarde fue conocido como “la escena de Manchester”.

 Por Luis Paz

Happy Mondays. Hace 25 años, este grupo fue el rostro –desencajado por el consumo frenético de drogas químicas– del futuro, al menos para los habitués de lo que más tarde fue conocido como “la escena de Manchester”, o sencillamente “Madchester”, un entramado de bandas en torno de un club (Haçienda) y un sello (Factory Records) que integraron las matrices del rock psicodélico y de la música bailable y que se catalizaron como escena a partir de la edición de The Madchester Rave On, un EP hecho precisamente por los Happy Mondays. De aquel movimiento –encabezado por ellos, los Stone Roses, The Charlatans UK e Inspiral Carpets– germinó un género musical (el acid house) y una tradición antecedente al mucho más modosito brit pop. Y retumbó de tal manera que aquel acto futurista para unos pocos laburantes juergueros ingleses se convirtió, anteanoche, en un espectáculo gratuito (pero no libre) en Puerto Madero, dentro del ciclo Movistar Free Music.

El concierto fue entretenido, aunque poco vistoso y poco encendido, como si Happy Mondays hubiese cruzado del otro lado del espejo. Funcionó como un acto de nostalgia más que como concierto sobresaliente, con el foco puesto en sus canciones y la presencia de sus cinco miembros originales (Shaun Ryder en voces, su hermano Paul en bajo, Moose Day en guitarra, Gary Whelan en batería y Paul Davis en teclados), del bailarín Bez y de la corista Rowetta Satchell. Con la imposibilidad climática de que el anfiteatro de Puerto Madero se convirtiera en un boliche, Happy Mondays penduló entre sus hits y temas de un corte más experimental sin acompañamiento seguro del público ocasional.

Como arma para el espectáculo, Bez es una metralladora de pasos de baile poco ortodoxos –si es que el baile debe responder a alguna ortodoxia–. A él le tocó abrir el concierto, presentando a los uriginales Happy Mundays. Una dudosa “Loose fit” inició una hora de show, con la corista sacudiendo una suerte de latiguitos de vinilo. Eso también es una marca de los Happy Mondays: tienen un bailarín icónico y una corista de voz poderosa. A uno lo invitan al escenario sólo en tres temas; a la otra le dan vía libre en dos pares. Y ellos, parquísimos, destilan rock obrero y dance barrial.

La pasada por “24 hour party people”, con la sencilla y magistral línea de bajo de Paul Ryder (que le pifiaría a otras figuras en las cuatro cuerdas en otras piezas) al frente, marcó el punto más alto de un show que respondió a la lógica de lo que los festivales y ciclos de este tipo han venido mostrando en los últimos años: estarán todos los discos en la red, habrá mucha más información dando vueltas, pero lo que se conoce de aquel pasado muchas veces no es más que los seis, siete, ocho hits de un grupo.

En el caso de Happy Mondays, es algo relativamente molesto: a la espera del hit, no se baila. Y Happy Mondays fue creada para que la gente baile. Para que la gente se drogue y baile, vale decir. Quizá por eso, al salir, los asistentes se toparon con los perros policías de División Narcóticos. Este último adjetivo le calza bárbaro a la música de la banda: ritmos que se corren de la lógica, guitarras que se van de la armonía, voces que se van de registro, todo es una gran confusión que, mágicamente, materializa de a ratos en un experimento sónico grandioso, divertidísimo, liberador.

“Hallelujah”, “Rave On”, “Holiday” y “Step On”, al hilo sobre el cierre, hubiesen generado una sobredosis 25 años atrás, pero hoy (anteanoche) se gozan como un enganchado de canciones genéricas, excepto para fanáticos y especialmente para eventeros. Los Ryder y compañía, que fueron unos de los últimos grandes forajidos (armas y drogas mediante) de esta música, ya están de vuelta de todos los eventos, de todas las noches. Bastó con que, 25 años después y gratis, entregaran un show entretenido.

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Happy Mondays ofreció un recital entretenido, aunque poco vistoso.
 
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