MUSICA › MARCELO NISINMAN, JUNTO A LA SINFONICA NACIONAL EN EL AUDITORIO DE LA BOLSA DE COMERCIO
Junto al director de orquesta Facundo Agudín, el notable bandoneonista mostrará en el concierto de hoy Dark Blue Tango, parte de una trilogía en la que intenta llevar a la práctica una filosofía artística de “no instalarse en cierta zona de confort”.
› Por Diego Fischerman
El grupo de Piazzolla ensayaba en la casa de sus padres. El tocaba el bandoneón desde muy chico. Y fue lo más cercano a un discípulo que Astor tuvo jamás: lo escuchaba, lo aconsejaba, le pasaba yeites. Marcelo Nisinman, casi un adolescente, ya era uno de los instrumentistas más destacados del mundo, había grabado varios discos extraordinarios y podría haberse conformado con eso. En cambio, se dedicó a buscar, y a estirar, y a ir llevando cada vez más allá sus propios límites. “Si no lo hiciera sentiría una especie de vergüenza interna”, dice, sentado en la vereda de un bar de Palermo. Y lo que afirma se corrobora con hechos: hoy a las 19, en el Auditorio de la Bolsa de Comercio, actuará como solista junto a la Sinfónica Nacional, estrenando una obra propia, Dark Blue Tango.
“Es natural instalarse en un cierto confort, en una comodidad que tiene que ver con conocerse a uno mismo”, continúa Nisinman. “Es inconsciente. Por eso hay que estar atento para no quedarse.” La búsqueda de nuevos rumbos, paradójicamente, no es nueva para él. Su versión de María de Buenos Aires, la obra dramático-musical que Piazzolla compuso junto a Horacio Ferrer y que juntos bautizaron “operita”, era mucho más que un arreglo. Partía de allí para reformularla; daba otro sentido al recitado (con Pelusa Suero, aquel que le había dado voz a Larguirucho, en lugar del impostado poeta uruguayo) y releía la escritura musical en clave contemporánea. “Es que si se trata de tango, debe entrar en la lógica del tango”, explica. “Fui, por supuesto, muy criticado por Ferrer y por Laura Escalada (la última mujer de Piazzolla). Es más, intentaron frenarlo. Pero ninguno de ellos está capacitado ni siquiera acerca de las obras que dicen defender. María de Buenos Aires se trata de 16 o 17 piezas de tango, según cual sea la versión que se tome en cuenta, porque hay una de ellas que formaba parte de la puesta, pero no se grabó en el disco original, y hay que tratarlas como tangos. Es decir, creativamente. Nunca una orquesta o un arreglador de tango se limitó a imitar un arreglo ya hecho.”
También sus últimas ediciones discográficas, publicadas en la Argentina por Acqua Records, hablan de ese afán de búsqueda. Desvíos, con textos de Carlos Trafic, es una especie de parodia sobre los rasgos más evidentes de la porteñidad, Al principio ofrece diez extraordinarias miradas sobre tangos clásicos y no tanto –de “Boedo” a “Oblivion”–, en dúo con el contrabajista Winfried Holzenkamp, y en Tango Art, junto a un grupo notable, el Ensemble Música Urbana –que incluye a la fantástica cantante Rosa Domínguez, usualmente dedicada al Barroco, a Maurizio Grandinetti en guitarra eléctrica, Michael Arbenz en piano y la artista pop Wendy Moten–, conviven una Eladia Blázquez absolutamente resignificada con cuatro canciones basadas en aguafuertes porteñas de Roberto Arlt. “Aprender es aprender a descartar cosas”, reflexiona Nisinman. “El arte es algo vivo y si uno se ciñe a lo ya establecido, sea en el tango o en cualquier otra cosa, lo mata. Hace que deje de ser arte. ”
La obra que se estrenará hoy forma parte de una trilogía y de un proyecto junto a un director de orquesta, Facundo Agudín –que será quien conduzca el concierto de esta noche–, y otros dos compositores, Julio Viera, que compuso “Tangos de medianoche”, y Pablo Ortiz, creador de “Marginales”. Las tres obras fueron grabadas en Suiza, para el sello Oehms, y los cuatro músicos argentinos, que idearon el encuentro en un bar de Ginebra (y no de ginebras), lo llamaron Nuevo Tango Nuevo, actualizando, en todo caso, aquella fórmula de modernidad que Piazzolla patentó hace ya más de medio siglo con su Quinteto Nuevo Tango. Agudín, que también dirige Sinfónica Patagonia, un programa de formación en práctica orquestal de la Universidad Nacional de Río Negro con sede en Bariloche que integran noventa jóvenes becarios de esa provincia, Chubut, Santa Cruz y Buenos Aires, más veinte solistas de la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, de la Sinfónica Nacional, la Sinfónica Provincial de Bahía Blanca y la OSJsymphonic.net de Suiza, conduce artísticamente Musique des Lumières, la OSJsymphonic.net y la compañía Opera Obliqua. Ganador en 2007 del primer premio en el certamen Colin Metters, junto a la Sinfónica de San Petersburgo, piensa este Nuevo Tango Nuevo como una manera de crear nuevo repertorio, con encargos a diferentes compositores, y las tres obras ya compuestas serán estrenadas en la Argentina con un concierto de Sinfónica Patagonia en Bariloche. En el concierto de hoy, además de la composición de Nisinman, conducirá Romeo y Julieta de Tchaikovsky; la Suite de El caballero de la rosa, de Richard Strauss, y Contemplación y danza, de Astor Piazzolla.
Nisinman, que además de sus estudios como instrumentista (su maestro formal fue Julio Pane) estudió composición con Guillermo Graetzer, en Buenos Aries, y con Detlev Müller-Siemens, en Basilea, tiene, en todo caso, una perspectiva mucho más amplia que la que puede dar tocar una sola clase de música. Más allá de sus actuaciones solistas y de la interpretación de sus propias composiciones, ha actuado como acompañante, entre otros, de Ute Lemper. Pero no podría, dice, no estar preocupado en particular por el tango y sus destinos. “Creo que hay que separar la música de lo que el público, o una parte del público, espera de él y de nosotros, los músicos. Posiblemente no haya una única expectativa con respecto al tango, sino muchas. Aquel que quiere bailarlo esperará cosas distintas del que quiere escuchar allí cosas nuevas. Pero lo que creo que es dañino es esa actitud protectiva y controladora de lo que se considera el mundo del tango. Si fuera para el bien de la música, yo estaría de acuerdo. Pero sucede lo contrario: impiden, dificultan, se oponen. Hay allí una lógica belicosa que uno observa también en el fútbol. Quizá tenga que ver con el contacto entre el tango y el fútbol, no sé. Yo prefiero que las cosas tengan una dirección hacia la libertad. Si no conduce a ella, me parece, no tiene mucho que ver con el arte.”
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