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Lunes, 14 de octubre de 2013

MUSICA › FESTIVAL INTERNACIONAL DE FOLKLORE DE BUENOS AIRES

Tradición y nuevos sonidos en el Bosque

En su quinta edición, el Fifba convocó a artistas y públicos diversos. En tres jornadas hubo lugar para próceres como Los Manseros Santiagueños, Teresa Parodi y Raúl Barboza, y también para jóvenes talentos como Sofía Viola, Castañas de Caja y Coroico.

 Por Sergio Sánchez

Por quinta vez, los folklores latinoamericanos encontraron refugio en el Bosque de La Plata. Es que anoche culminó una nueva edición del Festival Internacional de Folklore de Buenos Aires (Fifba), una propuesta innovadora y versátil que reúne la tradición folklórica y los nuevos sonidos de la región. Pese al fin de semana largo, el festival congregó a miles de personas y tuvo su pico más alto el sábado, cuando el contador alcanzó los 40 mil. Desde temprano, familias enteras y jóvenes se acercaron a este encuentro gratuito y al aire libre que propone “el acceso democrático a la cultura”. Arriba del escenario se destacaron los conciertos de la brasileña Dona Onete (el viernes), el uruguayo Fernando Cabrera, los colombianos Ondatrópica y La 33 (el sábado), y los mendocinos Orozco-Barrientos (ayer). Pero, claro, la grilla fue amplia y diversa. Hubo lugar para próceres como Los Manseros Santiagueños, Teresa Parodi y Raúl Barboza, y también para jóvenes talentos como Sofía Viola, Castañas de Caja, los jujeños Coroico y El Vislumbre del Esteko, un grupo santiagueño no tan principiante.

El cielo gris amenazante no fue impedimento para que el Bosque platense se colmara de sillitas, reposeras, bicicletas, vendedores de pan relleno, mate por la tarde y cerveza por la noche. Y mucha música. Había cuatro escenarios con diferentes propuestas. Escenario Panorama (el más grande), el Alternativo, el Fogón y el Siestario. El viernes, Peteco Carabajal –acompañado por su hijo Homero en guitarra– inauguró el Fogón y entregó un set irresistible de chacareras y zambas. Si bien la idea era escuchar el concierto sentado, en ronda, más de uno levantó polvareda. ¿Cómo no bailar con “Desde el puente carretero”, “Entra a mi pago sin golpear”? También sonaron “Como pájaros en el aire”, “Memorial de los patios” y una versión libre del tango “Volver”. En otra sintonía, el sábado, el uruguayo Fernando Cabrera –cada vez más conocido de este lado del río– invocó al silencio con sus canciones ricas en poesía y composición. Sólo con guitarra y voz, el músico logró mantener al público hipnotizado durante más de 40 minutos. Cabrera despertó sentimientos encontrados: desconcierto y admiración. No es fácil entrarle a su música. Pero cuando llega, no hay vuelta atrás. “Mis canciones son cerradas (...) / No me sobra simpatía ni me falta melancolía, que canto mal”, entonó en “Críticas”, una canción autobiográfica que, según contó, la escribió a partir de las “críticas de amigos y ex novias”. No faltaron “Te abracé en la noche”, “Dulzura distante”, “La casa de al lado”, “Llanto de mujer”, “Puerta de los dos” y “Viveza”, entre otras.

En esta edición, la ciudad invitada fue Bogotá. En el Siestario, el joven cantautor colombiano Edson Velandia mostró el sábado sus canciones cargadas de humor, ironía y creatividad. Bajo un árbol enorme, Velandia contó las costumbres de su pueblo y se llevó sonrisas y aplausos. Más tarde llegó el turno del ritmo tropical y el baile. Primero, en el escenario Alternativo, la orquesta La 33 demostró a qué sabe la nueva salsa colombiana. “Seguro que a ésta la conocen”, disparó el vocalista antes de interpretar una versión salsera de “Something about us”, de Daft Punk. Con mixturas de latin jazz, funk y mambo, mostraron un repertorio propio: “Pantera mambo”, “Que rico boogaloo”, “La rumba buena” y “Roxanne”. La cosa se puso más movida con el arribo de Ondatrópica al escenario principal, una big band de cumbia, salsa y ska integrada por músicos de diferentes generaciones y liderada por el emblemático Mario Galeano. Como si eso fuera poco, un rato antes Los Caligaris, La Pata de la Tuerta y Nenes Bien dieron una clase avanzada de “caravana cordobesa”. No faltaron fernet, disfraces, pelucas ni remeras al viento. Era todo fiesta. Y Dancing Mood terminó de coronar la noche.

“Viva la cultura de Brasil y Argentina. No todo es fútbol”, se le alcanzó a entender a Dona Onete, quien no habla una pizca de español. Esta cantora brasileña de 74 años, nacida en Cachoeira de Ararí (estado de Pará), acaba de publicar su primer disco (sí, el primero), Feitiço Caboclo (2012), e hizo su debut en los escenarios argentinos. Aunque tuvo que cantar sentada, le sobró energía y color a su voz. Y hasta se paró a bailar un par de veces. La noche del viernes, algo fría, entró en calor con su combo de carimbó, forró, cumbia, boleros, lambada y samba. Un rato antes, Teresa Parodi entregó una lista de canciones festivaleras: “Pedro Canoero”, el chamamé “El cielo del albañil” (escrito con Antonio Tarragó Ros), “Carnavaleando”, “Rumi Cani” y “Zamba de Lozano”, entre otras.

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Los colombianos Ondatrópica se destacaron en la noche del sábado. Hubo fiesta y baile en La Plata.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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