MUSICA › MONSIEUR PERINé TRAE SU “SUIN A LA COLOMBIANA” A NICETO CLUB
La banda bogotana mezcla el gipsy jazz con los ritmos de su país para crear canciones accesibles, pegadizas y con una impronta pop que le otorga su cantante Catalina García. Aunque ya está grabando su segundo álbum, llega para presentar el primero, Hecho a mano.
› Por Sergio Sánchez
Hace tiempo las distancias geográficas ya no son un impedimento para descubrir, interpretar y crear música. Internet mediante, las nuevas generaciones no se limitan a escuchar la música de su territorio. Sin embargo, eso no implica que desconozcan o ignoren los folklores locales. Y eso lo saben muy bien los músicos de Monsieur Periné, una banda colombiana que no le teme a la mixtura entre el jazz manouche (o gipsy jazz) y los ritmos autóctonos. Con un poco de humor, ellos denominan “suin a la colombiana” al estilo que abordan. Pero, ¿de qué se trata? “Es la mezcla de diferentes estéticas, géneros musicales e influencias de distintas culturas que conviven en Colombia. Es nuestro lenguaje”, explica la vocalista Catalina García, antes de tocar por primera vez en la Argentina. “La mixtura responde a que ya no vemos televisión, sino que estamos conectados a Internet, y en la red no están esas limitaciones del lenguaje –contextualiza–. Uno puede acceder a cualquier parte del mundo a través de la red. Además, el folklore en el mundo parece que tuviera muchos elementos en común.” La cita será mañana a las 21 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.
Las canciones de Monsieur Periné se construyen a partir de dos elementos esenciales: una fuerte base de guitarras rápidas (que evocan al swing y al jazz gitano) y arreglos instrumentales con colores latinoamericanos y colombianos (utilizan, por ejemplo, congas, timbales y flauta). De manera global, se trata de canciones accesibles, pegadizas, bailables y con impronta pop (aquí tiene mucho que ver la voz de García). Aunque se encuentran preparando un segundo disco, el desembarco del grupo en el país será para presentar su primer trabajo, Hecho a mano (2012), en donde se destacan piezas como “La muerte”, “Huracán”, “La tienda de sombreros” y el hitazo “Suin romanticón” (que está cerca de los tres millones de reproducciones en YouTube). “El próximo disco, que saldrá a mitad de año, seguirá la misma línea que el primero. Seguimos con los ritmos folklóricos de Latinoamérica y el swing en las guitarras, pero queremos oscurecerlo un poco más. Tendrá efectos, como pedaleras y sonidos más electros”, adelanta el percusionista Miguel Guerra.
Ahora se encuentran en medio de una gira que también los llevará por Chile (el domingo se presentarán en el Lollapalooza chileno). Y luego volverán a Bogotá, donde son un boom, para tocar el 6 de abril en el Festival Estéreo Picnic. “Nunca pensamos que la banda iba a ser tan exitosa”, se sorprende García. Y sigue: “Pero, al mismo tiempo, somos una banda alternativa que no tiene la misma difusión que tienen otros proyectos. Había un hueco entre las músicas que estaban construyendo el nuevo folklore y el rock nacional, que estaba estancado desde hace un tiempo. Entonces, nosotros ocupamos ese lugar y empezamos a hacer una música ‘extraña’”. La cantante señala que el crecimiento se dio gracias a la constancia de tocar en Bogotá y a la ayuda del “boca en boca”.
–¿Con qué música crecieron y se formaron?
Catalina García: –Depende de la edad. Cuando estaba en el colegio, se escuchaban el rock argentino, el mexicano y el nacional. Pero en las radios populares pasaban música popular: vallenato, salsa, merengue. Entonces, muchos de nosotros crecimos entre esos dos lados. La música que se entiende como folklórica, como la cumbia, no se escuchaba tanto en la radio. Pero ahora hay radios especializadas que pasan cumbia. No era una música que se oyera mucho cuando yo era chica. No crecí escuchando cumbia. Ahora hay un florecimiento del folklore autóctono.
Nicolás Junca (guitarra): –Crecí con Pink Floyd, Led Zeppelin, rock progresivo, Serú Girán...
Santiago Prieto (cuerdas): –El primer disco que me regalaron fue Charly García MTV Unplugged. Me encantaba la canción “Pasajera en trance”. Y escuché también mucha música caribeña, cubana. Mi mamá es de Barranquilla, una ciudad clave de música tropical de Colombia. Y más tarde llegué al rock, por medio de mi hermano: U2, Faith No More, Zeppelin, Red Hot Chili Peppers.
C. G.: –En Cali, la ciudad donde nací, se escuchaba mucho a Fito Páez. Tengo muchos recuerdos de estar caminando por la ciudad y cantando Fito. O escribir las letras en el pupitre del colegio. Afortunadamente, siempre tuve una familia abierta a la música, un abuelo amante de la música clásica, del teatro, de las expresiones escénicas, que nos enseñó desde muy chiquitos a disfrazarnos y a probar la trova. En Colombia la trova es como la copla: se reúnen campesinos y hacen duelos. Mi abuelo y yo hacíamos duelos de trova. Entonces, siempre estuve muy cercana a la música. Pero no tenía esa meta inicialmente.
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