Martes, 29 de abril de 2014 | Hoy
MUSICA › SE REALIZó EN VILLA MARíA LA QUINTA EDICIóN DE GENERACIóN XXI
El encuentro federal de músicos impulsado por la Secretaría de Cultura de la Nación se propone marcar un rumbo de continuidad de la música de raíz. Hubo charlas, conciertos compartidos por creadores e intérpretes y muestras inspiradas en Hamlet Lima Quintana.
Por Sergio Sánchez
“La música tradicional folklórica es como un gran fogón al que hay que echarle leños para que nunca se acabe.” Quien habla es Vitillo, el histórico bombisto de Los Hermanos Abalos, una voz autorizada para marcar un sendero a favor de la continuidad de la música popular argentina. De eso se trata la cosa: de alimentar la llama; no de apagar el fuego y encender otro como si nada hubiera pasado. “No hay que prohibir que las nuevas generaciones se expresen, pero sería lindo que no se negara lo que está hecho, la música criolla”, sostiene el santiagueño, a unos días de cumplir 92 años. La lucidez de Abalos sorprende. Se remonta a 1940 como si hubieran pasado cuatro o cinco años. “Cuando llegamos con mis hermanos, en Buenos Aires no sabían ni lo que era un bombo. No había la información que hay hoy. Fue muy difícil lograr que nos aceptaran”, recuerda Vitillo, rodeado de jóvenes músicos que lo escuchan con admiración. Hoy, sin duda, el panorama ha cambiado notablemente. Los de-safíos para las nuevas generaciones, en todo caso, son otros: cómo subsistir en una industria musical en crisis, cómo innovar sin erosionar las tradiciones y cómo, en palabras de Paola Bernal, reflexionar sobre “lo que nos pasa hoy y lo que nos toca decir”, entre otras cuestiones. En líneas generales, esos ejes de debate estuvieron presentes en la quinta edición del encuentro federal Generación XXI, impulsado por la Secretaría de Cultura de la Nación, que se desarrolló el jueves y viernes en la ciudad de Villa María. La región Centro estuvo representada por Córdoba y Santiago del Estero.
Con la consigna “La nueva música y canción popular de raíz folklórica” –que se extendió en dos mesas–, jóvenes músicos y autores de larga trayectoria disertaron y debatieron frente a un auditorio de la Universidad Nacional de Villa María. Una de las exposiciones más interesantes fue la del músico cordobés José Luis Aguirre, quien puso en discusión dos conceptos: “nuevo” y “folklore”. Argumentó Aguirre: “Lo nuevo no aparece así como así, de la nada, sino que viene desde algún lado. Por eso me gusta la palabra ‘raíz’. La raíz como algo vivo, agarrado a la tierra y que da la posibilidad al nuevo brote. Por eso, en vez de lo ‘nuevo’, propongo hablar de la continuidad. La continuidad nos obliga a escarbar, a retomar esa raíz latente. Porque los creadores de antes son la esencia, el nervio mismo de un ser que ya viene siendo, que va mutando, moviéndose y que es. Un algo al que ahora nos toca decir con belleza y originalidad propias, porque de él venimos y somos parte”.
El intérprete y compositor de Huinca Renancó Mario Díaz coincidió con Aguirre: “Hay gente que ha trazado una huella donde podemos ir con seguridad al punto donde queremos llegar. Lo único que se empieza de arriba son los pozos. El resto crece desde abajo, como el árbol o una casa. Suma Paz me decía que prefería el concepto de innovar, no de renovar. Porque innovar es ir hasta la raíz; en cambio, renovar es cortar y suplantar. Me gusta esa idea de ir hacia adentro, con un pie en el pasado, informando el presente”. La segunda parte de la disertación de Aguirre tuvo como análisis el concepto de “folklore”. Para él, esa palabra no dice mucho sobre las complejidades de la canción y remite a un “producto de supermercado”. En lugar de “folklore”, prefiere hablar de “El Nosotros”. “El Nosotros nos incluye, nos hace responsables, nos hace partícipes sin definir tal o cual rubro, modo, ritmo o estante”, argumenta y reflexiona sobre el presente: “El Cuchi estaría muy contento de ver cómo, en el último tiempo, se han tomado las influencias de todos los géneros y se las ha revuelto, sin pudor, en el portentoso guiso de la cultura nacional. Al contrario de lo que algunos piensan, esta ‘mescolanza’, más que echar a perder la esencia de la música argentina, la ha enriquecido”. A modo de conclusión, propuso dar vuelta el eje temático de la mesa: “En vez de ‘La nueva canción de raíz folklórica’, digo: ‘La continuidad de nuestra canción de raíz’”.
En su disertación, José Luis Castiñeira de Dios, director nacional de Artes, trazó las características que, a su entender, comparten las jóvenes camadas, quienes “reelaboraron las tradiciones musicales argentinas”. “Tienen estudios formales y conocen otras músicas. Antes, sólo un artista de la región podía tocar música de su territorio. Pero eso no es un problema para esta nueva generación de autores. Es más, se adueñaron de un patrimonio artístico común, un cancionero popular que incluye al folklore y al tango. Por otro lado, tienen una mirada interesada sobre los artistas que los precedieron. Y, no formando parte de un movimiento, como fue el Nuevo Cancionero, se reconocen entre sí, comparten una estética y se invitan a tocar unos a otros. Son la garantía de que va a haber una continuidad.”
Durante el concierto de la noche, las palabras de Castiñeira de Dios parecieron tomar fuerza: los cordobeses José Luis Aguirre, Paola Bernal y Juan Iñaki prefirieron compartir juntos el escenario en lugar de tocar, cada uno por separado, los tres temas que les “correspondían” por músico. Se notaba la complicidad y los códigos generacionales en común. “Todos necesitamos de la autogestión, porque sabemos que no somos comerciales. Desarrollamos un trabajo en el que creemos y no sabemos si es exitoso. De esa manera, nuestra generación aprendió tanto a gestionar los discos como los espacios donde nos encontramos con el público; cómo sobrevivir sin abandonar nuestras convicciones”, destacó Bernal, quien, junto a un grupo de artistas, lleva adelante la peña El Sol del Sur, durante el festival de Cosquín. A su turno, también dieron su parecer los santiagueños Motta Luna y Daniel Patanchón, el cordobés Mauro Ciavanttini (del notable trío MJC) y Suna Rocha.
Las paredes del hermoso centro cultural comunitario Leonardo Favio, ubicado a pocos metros de las vías del tren, vestían con dos muestras inspiradas en la figura del poeta Hamlet Lima Quintana. Una se llamaba “Para no morir” y retrataba el compromiso poético y social del autor bonaerense, a través de fotografías, ilustraciones, afiches y escritos. La otra se denominaba “Gente necesaria” y se trataba de una muestra fotográfica que recuperaba la idea de “poner el acento en esos próceres cotidianos, los que son héroes de la historia chica y, sin embargo, son los grandes dueños del día”. Juan Gelman, Eduardo Galeano, Dardo del Valle Gómez, Vitillo Abalos, Juan Saavedra, Norberto Galasso, Horacio Guarany, Teresa Parodi, Norma Aleandro y Pérez Esquivel, entre otros, fueron retratados por la lente del fotógrafo Eduardo Fisicaro.
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