Domingo, 28 de septiembre de 2014 | Hoy
MUSICA › ESTELA DE CARLOTTO, LEON GIECO Y RAUL PORCHETTO
La presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo y los dos músicos preparan Arte por la Paz, un encuentro que los reunirá el martes, en el Haroldo Conti, junto a artistas de todas las disciplinas para lanzar un mensaje en favor de la paz y hacer que trascienda.
Por Karina Micheletto
PorEsGieco. Así Raúl Porchetto y León Gieco le dicen a Estela Carlotto, entre risas, que terminarán llamando a este proyecto, remedando aquel que reunió a los dos músicos (más Sui Generis) en los ’70. La invitan a cantar, porque la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo ha contado, al pasar, que ella cantaba de chica. La cargan porque, finalmente, ella no dice que no, tan sólo aclara que “no corresponde”. Pronto aparece la figura del nieto que recuperó hace tan poco y del que habla con orgullo como la abuela que siempre fue. En este clima en el que sobrevuela tanto afecto como entusiasmo, Porchetto, Gieco y Carlotto preparan Arte por la Paz, el novedoso encuentro que los reunirá junto a una cantidad de artistas de todas las disciplinas, con una única intención: lanzar un mensaje en favor de la paz y hacer que trascienda, con el arte como herramienta multiplicadora. La reunión será el próximo martes 30 de septiembre a las 19, en el Centro Cultural Haroldo Conti (Av. del Libertador 8151), en lo que se propone como “un punto de partida, una invitación a sumarse” que promete frutos a futuro. P áginaI12, que auspicia, regalará 150 entradas que los lectores podrán retirar mañana lunes a partir de las 12 hs en la redacción del diario, Solís 1525.
La tarde en la sede de Abuelas avanza como en una cocina de casa, entre anécdotas que involucran a Charly García o Gustavo Santaolalla, y con los saludos de los que van llegando, como el de Rosa Roisinblit, la vicepresidenta de la institución. Carlotto viene de atravesar una bronquitis cuyas consecuencias, cuenta, se interrumpieron un tiempo atrás por un motivo especial: “Cuando encontré a mi nieto se me fue, de repente, como se me fue todo, ¡no me importó nada más! –se ríe–. Y ahora que ya estoy algo más calma, claro, resulta que curada no estaba, ha vuelto a aparecer”, concluye, con sabiduría de abuela. Arte por la Paz nació de una idea que Porchetto fue redondeando, a la que Gieco se sumó con entusiasmo, y que le acercó a Carlotto como una manera de encontrar un puente fértil para materializar esa idea. Estaban ultimando los detalles de este evento, justamente, un momento antes de que Estela recibiera la noticia de la aparición de su nieto. Por eso, también, ella recuerda aquel primer encuentro con especial cariño.
“Raúl me acercó la idea de hacer este tipo de actividad que no existía en nuestro país y le dimos forma. Es necesario juntar personas que tengan ganas de hacer cosas buenas. La paz no tiene que ser una palabra, sino una actitud, un camino”, define la presidenta de Abuelas de Plaza de Mayo. “A futuro, esta iniciativa tiene que dar frutos, tiene que poder ir por toda la Argentina y dar posibilidades a los que tienen vocación, que son tantos en este país. Por algo se empieza, y queremos que éste sea ese primer pequeño paso. La idea es encontrar espacios de convergencia para unirnos, para mirarnos entre nosotros de otra manera. No puede ser que, ante la duda, el otro sea el enemigo, que ante la duda le pego. Es necesario cambiar esa violencia instalada, y qué mejor que hacerlo a través del arte. Viniendo de quienes viene, cuando me lo propusieron no dudé de que sería una buena cosa. Pasó mucho tiempo hasta que finalmente pudimos darle forma. Como todo en la vida, el momento justo llegó cuando tuvo que llegar. Ni antes ni después.” Lo dice Estela de Carlo-tto, y sabe de lo que habla.
Así planteado como un paso inaugural, un punto de partida, Arte por la Paz comenzará con la lectura de un manifiesto que dará cuenta del sentido de esta movida, de por qué se piensa en el arte para poder pensar en la paz. Los tres promotores de la propuesta serán una suerte de “anfitriones”, pero junto a ellos participarán una cantidad de artistas: artistas plásticos como Alberto Bruzzone, Laura Kornblihtt y Antonella Semaán –la pintora sin manos que acompaña a Gieco en Mundo Alas–, el escultor Andrés Zerneri, el historietista Rep, la cantante Adriana Varela y la actriz Susú Pecoraro son sólo algunos de los que se sumarán a Arte por la Paz, en una jornada especial que tendrá la conducción de Tom Lupo, y en el contexto también especial del Haroldo Conti, el centro cultural que también promueve el arte en la ex ESMA.
“A mí me gusta esa frase que se usa para defender a los chicos de Callejeros: que la música no mata, los que hacen música no matan. El que hace música es siempre una persona buena”, comienza a definir Carlotto el espíritu de la convocatoria. “El que empuña una guitarra o un pincel no tiene un cuchillo o un revólver en la mano. Está sacando lo mejor de adentro. Ese es el mensaje que queremos dar”, marca.
–¿Cómo fue que surgió la convocatoria?
Raúl Porchetto: –Contrariamente a todo lo que se dice, está lleno de gente con ganas de hacer arte y de hacer buenas cosas, está lleno de ideas y de ideas buenas, lo que falta es articularlas. Hacia allí vamos, queremos articular todo ese poder que anda disperso. Siempre entendí que la paz es una concentración de poder. Generalmente se la ve como algo pasivo, como si lo único que tuviese acción fuese la violencia. Y hoy pareciera que la construcción de la cultura está hecha a través de la violencia. La injusticia social es una acción de violencia. Por el contrario, ese poder hay que articularlo, hay que darle instrumentos a esa paz para que se manifieste.
–¿Allí aparece el ejemplo de Abuelas para darle forma a la propuesta?
R. P.: –Absolutamente. Estela y Abuelas impusieron una acción de bien coordinada, no violenta, construyeron desde otro lugar, propusieron una contracultura. Ese es el mejor legado que dejan las Abuelas: imponer el bien desde otro lugar. Cuando acerqué la idea de Arte por la Paz a Abuelas, el apoyo fue instantáneo. Estábamos reunidos con Estela esa mañana en que apareció su nieto. Nos alentó desde el primer momento.
–¿Y cómo imaginan la jornada del martes?
León Gieco: –Este primer encuentro va a ser como el lanzamiento de un movimiento, con su manifiesto, su presentación. Después, buscaremos un espacio donde toda la gente que quiera hacerlo pueda manifestarse por la paz, ahí entrará a jugar la página web, Arte por la Paz Argentina, que además estará comunicada con las páginas de Arte por la Paz de todo el mundo. Y además queremos que este movimiento sea itinerante: iremos por todo el país invitando a todos los poetas, pintores, bailarines, músicos del lugar para que interactúen con nosotros. Esa es la movida. No es un concierto. Van a haber canciones, sí, pero también se va a hablar, se va a debatir, se van a proponer cosas, habrá arte plástico, escultórico, historietas, fotos, poesía. Queremos incluir todas las formas del arte.
Estela de Carlotto: –Un solo dato sirve de ejemplo de la enorme, riquísima producción artística que hay en todo el país. Las Abuelas recorremos las escuelas de todo el país y no dejamos de maravillarnos por el arte que hay en las escuelas, el nivel que tienen las orquestas infantiles. Allí se están formando sin dudas grandes músicos del mañana. A futuro, el sueño es incluir a estos artistas de todo el país. El comienzo es el que proponemos en el Haroldo Conti, como un llamado abierto: no tiene la estructura de un concierto, tiene la soltura de un movimiento. Todo se está moviendo, y sigue convocando a más.
–¿Qué momentos destacados pensaron?
L. G.: –El de la lectura del manifiesto, que se la vamos a encargar a Estela. Ese será un momento simbólico importante para el lanzamiento de un espacio; también vamos a presentar el logo de Arte por la Paz, para que todos los que lleven adelante algún espectáculo o alguna forma de arte y comulguen con esta idea lo puedan sumar a sus propios proyectos. Va a estar Rep dibujando en la pantalla, Antonella (Semaán) nos dijo que quiere estar pintando la cara de John Lennon, hemos hablado con la familia de Bruzzone, ellos nos facilitarán sus cuadros. Estarán también las pinturas de Kornblihtt, las esculturas de Zerneri, una exposición de fotos de la gira de PorSuiGieco y de la primera época del rock; yo voy a llevar el mensaje de “Sólo le pido a Dios” en la versión del iraní Gabriel Meyer, que la canta en todos los idiomas del Oriente, paquistaní, iraní, persa, árabe, hebreo y también en castellano e inglés. Las ideas son muchas, pero insistimos: éste es sólo un primer paso, un lanzamiento. Lo bueno sería el día de mañana hacer intervenir a otros artistas que vengan con sus esculturas, sus poesías, sus cuadros. Y que cuando nosotros ya no podamos ir porque estemos viejitos (risas), tomen la posta otros artistas.
R. P.: –Queremos proyectarlo a Latinoamérica y conectarlo con otros artistas, estamos seguros de que se pueden generar un montón de cosas insospechadas. Siempre pensé que si Lennon hubiera vivido cuando fue lo de Malvinas, hubiera tenido un papel crítico muy importante con respecto a lo que estaba haciendo su país, más allá de lo que estaba haciendo acá la dictadura con su terrible manotazo de ahogado. Les puede servir a los artistas como un modo de intercambio, un lugar de puente. Porque el intercambio pareciera ser que tiene que ser sólo el económico, pero el arte puede ser materia de intercambio arrancando desde otro lugar. El arte fue la segunda entrada económica para el Reino Unido en tiempos de furor de Los Beatles. Puede llegar a ser un espacio de crecimiento también en este sentido, no sólo para la Argentina sino para toda la región. Creo que es un legado que casi tenemos la obligación de ir contagiando.
Por obra de la absoluta casualidad –o, muy probablemente, de esas causalidades que surgen atadas por hilos que no se ven–, Ignacio Guido Montoya Carlotto actuará en el mismo lugar en el que se lanzará Arte por la Paz –el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti–, al día siguiente de este evento, el miércoles a las 20.30, también con entrada gratuita. Lo hará junto a su grupo integrado por Inés Maddío, Valentín Reiners, Ingrid Feniger, Luz Romero, Juan Simón Maddío y Nicolás Hailand. Allí mostrará las canciones de su autoría, esas que a su abuela la ponen tan orgullosa.
–Estela, usted dijo que el que hace música es una buena persona. ¿Qué le provoca haber descubierto que su nieto es músico?
E. C.: –Era casi esperable en lo que a mí respecta, si hasta se lo decía en esas cartas que le escribí, cuando lo buscaba: “Seguramente te debe gustar la ópera, como a tu abuelo”, le decía. Le hablé de los músicos de la época de Laura, siempre pensando en la memoria genética. Y sí, él tiene la música muy cerca, como todos en la familia. Mi papá era músico también, tocaba la guitarra, era medio taita; mi hijo mayor también toca la guitarra y está estudiando. Varios de mis nietos tocan instrumentos y dos de ellos son músicos: Juano (Falcone, percusionista de Casi Justicia Social) y Guido.
L. G.: –Estela, todos los miembros de tu familia son músicos, pero me parece que vos también sos artista. A lo mejor te dedicaste a ser maestra, que es una forma de hacer arte, porque educar tiene mucho que ver con ser artista. Pero si te dedicabas a la música, ¿quién te dice?
E. C.: –Bueno, de chica canté un poco, pero sobre todo canto sola, cuando quiero (risas). Es cierto, el maestro pone en ejecución el arte, para enseñar a dibujar, a expresarse, a escribir y sumar. Pero lo mío era más teatro, yo en la escuela secundaria actuaba siempre.
L. G. y R. P.: –¡Viste que eras actriz! (Risas.)
E. C.: –Pero todo muy chiquito, en la escuela...
L. G.: –No hay diferencias entre hacer una obra de teatro en la escuela o en un pueblo chiquito, y hacerla en la calle Corrientes. Lo importante es hacer la obra.
–¿Es cierto, Estela? ¿Usted hubiese sido actriz?
E. C.: –¡No! Lo que dice León es cierto, pero eso no quiere decir que hubiera sido artista sobresaliente ni mucho menos, nunca lo pensé. Pero me gusta subir a un escenario, no me asusta nada que sea público. Estoy segura de mí misma y cuando uno está seguro, ejerce esa seguridad.
L. G.: –Con la cantidad de escenarios a los que tuviste que subirte, si no hubieses tenido esa vena de artista, hubiese sido muy difícil. Cuando apareció tu nieto yo te estaba viendo por la tele, en ese momento estaba en Venezuela, te vi por Telesur. Y lo primero que pensé fue: cómo va a estar Estela ahora, cómo va a hacer para contarlo... Me acordé en ese momento de que Mercedes Sosa siempre me decía: “Nene, no vayas a llorar en el escenario, nunca. Es un problema, se te cierra todo, se te hace un problema físico y te ponés afónica, no podés cantar más”. Y acordándome de eso temí un poco por Estela, esa situación era muy difícil. Me impresionaron su temple, su seguridad. Estuvo increíble.
–¿Usted también pensó “no tengo que llorar”? ¿Cómo se preparó para afrontar ese momento público?
E. C.: –No preparé nada, no tuve tiempo. Se jugaron dos cosas: la primera, que tengo un autocontrol terrible. Porque soy maestra, y para el ejercicio docente, te duele la cabeza y no podés tener cara de me duele la cabeza, o si tenés un problema familiar, dejalo en la puerta de la escuela. Ese autocontrol se aprende: para llegar a los chicos tenés que ser alegre y comunicativa. Pero en esa conferencia se me mezclaba un poco el rol de presidenta de una institución que ha restituido tantos chicos, y yo he dado esos anuncios, ¡con que el anuncio que estaba dando era el de mi propio nieto! Era algo raro, difícil. Ahí sí pensé “cómo salgo de esto”. Se me hizo una especie de dilema y parece que se impuso la historia más hecha, que era la de Abuela de Plaza de Mayo.
–Sin embargo, al referirse a su nieto, con ese orgullo que no disimula, es la primera vez que se la ve como una abuela: como la abuela Estela, más que como la Abuela de Plaza de Mayo.
E. C.: –Es muy lindo, y seguimos en ese camino de conocernos, que es descubrirnos. El nos descubre, pero nosotros lo miramos todos a él y estamos descubriendo que es un chico auténtico, no es que ahora está disimulando y por atrás va pensando otra cosa: es sí o no; en general nunca no, se aviene. Y vivimos momentos muy lindos, como ese día en la cancha de River, donde lo reconocieron junto con el nieto de Rosa Roisinblit, y le dieron la camiseta firmada por todos los jugadores con el número 114. Es un chico con bondad, porque tuvo una crianza de gente que fue buena para criarlo, más allá de que después se verán las otras consecuencias. Y sí, qué querés que te diga... Soy una abuela orgullosa, y no pienso disimularlo.
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