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Lunes, 29 de septiembre de 2014

MUSICA › LA SANTA CECILIA O LA HORA DE LOS “MéXICO-AMERICANOS”

“Una experiencia bicultural”

La banda, integrada por hijos de inmigrantes mexicanos que viven en Los Angeles, mezcla ritmos latinoamericanos con elementos del rock, hip hop, gospel y jazz. “En Estados Unidos hay ignorancia y miedo a que entren otras culturas, otras costumbres”, señalan.

 Por Sergio Sánchez

Hace unos años, un grupo colombiano ya extinto cantaba: “Yo sólo quiero pegar en la radio para ganar mi primer millón / Para comprarte una casa grande, en donde quepa tu corazón”. Una década después, el grupo estadounidense La Santa Cecilia, integrado por cuatro hijos de inmigrantes mexicanos que viven en Los Angeles, pareciera dialogar con esa misma canción, pero con una sensibilidad totalmente opuesta: “No necesito ni millones, ni pantalones de piel que cuesten más que la quincena, eso trae problemas / No quiero ni mansiones ni vacaciones bebiendo en alta mar”, cantan los “méxico-americanos”, como se definen, en “Monedita”, el corte de difusión de Treinta días (2013), el notable disco que vinieron a promocionar a la Argentina. Se trata de un trabajo que les valió de numerosos reconocimientos y elogios. Uno de esos mimos fue el Grammy –en su versión estadounidense– como mejor banda de rock latino. En esa oportunidad, dedicaron el premio a “los más de once millones de indocumentados que viven y trabajan en este país (Estados Unidos) y a quienes aún les falta por vivir una vida digna”.

“Aunque vivamos en Los Angeles, en nuestra casa se comía frijoles, arroz, tacos y se escuchaba música mexicana”, le cuenta a Página/12 Marisol Hernández, vocalista del grupo que pasa sin sobresaltos de la cumbia al jazz. Marisol es hija de inmigrantes mexicanos, pero nació y creció en Estados Unidos, como la mayoría de sus compañeros de banda. “A mí mamá le gustaba mucho cantar canciones de Juan Gabriel, huapangos, rancheras y cumbias de la Sonora Dinamita –se explaya Hernández, alias La Marisoul–. Todos crecimos con la música de nuestros padres. Luego, en la escuela primaria, en la secundaria y en la ‘prepa’, hicimos una vida más norteamericana: hablamos inglés con nuestros amigos, escuchamos hip hop, rock, punk, blues, jazz. Entonces, la música que hacemos es nuestra manera de conectar y de asimilar esa experiencia bicultural, de venir de padres inmigrantes o llegar a este país de muy jóvenes. Y mantener nuestra raíz, nuestra cultura, y a la vez vivir en Estados Unidos.”

De eso se trata Treinta días: ocho canciones sin desperdicio que mezclan la festividad de los ritmos latinoamericanos –principalmente de tradición mexicana– con elementos del rock, hip hop, gospel y jazz y atravesadas por la increíble voz de La Marisoul, quien canta en español, inglés y “espanglish”. “La diversidad cultural es lo más bonito de vivir en una ciudad que tiene gente de todos lados del mundo”, resalta el percusionista Miguel “Oso” Ramírez acerca de Los Angeles. Y completa: “Y con YouTube también podés buscar a cualquier artista y conectarte con cualquier persona. En el mundo donde vivimos ahora es todo más accesible. Entonces, tenemos que estar abiertos, porque si nos centramos en un solo género nunca vamos a salir de ahí”. En el disco, además, grabaron un tema junto a Elvis Costello, una suerte de padrino musical. El cuarteto se completa con José “Pepe” Carlos (acordeón y requinto) y Alex Bendana (bajo). Aunque no se haya editado aún aquí, en Estados Unidos acaban de lanzar nuevo material, Someday New,

–Algunas letras reflejan situaciones duras que deben afrontar los inmigrantes “ilegales” en Estados Unidos, como la discriminación o la deportación. ¿Cómo viven eso ustedes?

Miguel “Oso” Ramírez: –Marisol y yo nacimos en Estados Unidos, somos americanos por ciudadanía, pero nos ven como si fuéramos mexicanos nacidos en México. Por eso, piensan que no tenemos los mismos derechos o no merecemos el mismo tipo de respeto. Y eso es porque nos ven de cierta manera y no saben nada de nosotros. Hay ignorancia y miedo a que entren otras culturas, otras costumbres. Pero, en realidad, Estados Unidos siempre ha sido un país mezclado, un país de inmigrantes. Es necesario que nos eduquemos, que aprendamos la historia de los Estados Unidos, un país creado por los esclavos africanos y en donde también hubo indígenas. Por eso, nosotros decidimos contar la historia de nuestra gente, el tipo de cosas que pasamos día a día.

Marisol Hernández: –Para nosotros fue importante escribir la canción “Ice-El hielo”, que habla sobre las deportaciones y fue inspirada en gente real, como nuestros padres. Mi mamá es trabajadora doméstica. Muchos de nuestros amigos llegaron un día, de niños, y simplemente despertaron en otro país, no cometieron ningún crimen. Sus padres sólo buscaron una mejor oportunidad. Hay más de once millones de personas indocumentadas en el país, no sólo latina. Y a la vez, hay muchos jóvenes como nosotros que fuimos criados con la idea de que si estudias y trabajas podés lograr tus sueños y ser lo que tú quieras. Cuando llegan a la edad de querer tener la licencia de conducir o ir a la universidad les es imposible. Porque no tienen los documentos apropiados para sacar una licencia de manejo, no tienen permisos o no pueden pagar las tarifas altísimas que se le cobra a una persona que no es ciudadana o residente. Entonces, eso nos parece algo muy injusto, porque los jóvenes no tienen la culpa de vivir ahí. Están frenando a muchos jóvenes que pudieran engrandecer al país siendo los futuros doctores, licenciados o abogados. Por eso, quisimos escribir esa canción, para poner una luz sobre las deportaciones y ponerle un aspecto más humano. En las noticias sólo hablan de la cantidad de “ilegales deportados”. Obama ha deportado a más gente que cualquier otro presidente. No son números, son seres humanos que tienen familias e hijos. Es injusto e inhumano separar a familias y hacer retenes policiales en las esquinas de las escuelas. Pasan cosas así: la mamá deja los hijos en la escuela, se va al trabajo y a la vuelta se topa con un retén policial y queda presa. ¿Y quién va por el niño? Quisimos escribir una canción que no fuera agresiva, sino sutil, y contar lo que pasa cuando se separan las familias. Sentimos que es nuestra responsabilidad como ciudadanos.

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La Santa Cecilia obtuvo un Grammy –en su versión estadounidense– como mejor banda de rock latino.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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