Miércoles, 4 de marzo de 2015 | Hoy
MUSICA › HORACIO DE TOMASO PRESENTA SU DISCO NATURAL, TANGOS
Este cantautor, que reparte su tiempo entre la Argentina y España, apenas había rozado el 2x4 en sus composiciones, pero sin demasiados planes terminó grabando clásicos del género como “Muñeca brava”, “Flor de lino” y “Barrio de tango”.
Por Karina Micheletto
Natural, tangos se llama el disco que grabó Horacio de Tomaso, adentrándose en un género al que, hasta el momento, había rozado apenas desde las canciones que canta y compone, con ese sello urbano y rioplatense que aparece en cierta producción de este lado del mundo. Si la grabación de este disco se dio de manera tan natural como inesperada, cuenta el cantautor, el boca en boca lo fue haciendo crecer también al rodar, con el paso natural del tiempo. Lo presentará hoy y el miércoles 11 de marzo, a las 21, en Pista Urbana (Chacabuco 874), junto a Nicolás Hoyos en guitarra, quien también dio forma al trabajo discográfico.
Tangos como los muy clásicos “Muñeca brava”, “Flor de lino” o “Barrio de tango”, otros también bien conocidos pero menos abordados en el último tiempo como “El gordo triste” –ese homenaje con letra de Ferrer y música de Piazzolla al “Pichuco de las manos como patios”–, o la milonga de Piazzolla sobre el poema de Borges “Jacinto Chiclana”, o un par de su amigo Héctor Negro –“De Buenos Aires morena”, “Esta ciudad”–, forman parte de un repertorio en cuya elección, cuenta De Tomaso, es clave la poesía: “Aprendí con mis maestros que hay que meterse en las letras de las canciones y muy especialmente en las letras de tango. Hay que saber lo que uno está diciendo. Yo estudio las letras, las analizo, les busco el sentido a partir de esa poesía que es la que me captura primero. Claro que no comulgo con todo el tango; el tango de la viejita, el lagrimón, el tango gris, no es para mí”, asegura.
De Tomaso vive un poco en la Argentina y un poco en España, donde sucesivos exilios (en el ’76 y luego en 2003) hicieron que trazara allí caminos laborales. Los temas que él compone lo ubican en cierto estilo de canción que, a grandes rasgos, podría ubicarse cercano a universos como el de Alejandro del Prado (a quien menciona como un gran referente y con quien ha trabajado) o Juan Carlos Baglietto. Pero no se acaba allí la multifacética carrera de este cantante y compositor que ha sabido incursionar en la canción infantil (tiene, de hecho, un próximo proyecto de folklore para chicos) o en el rock. Y que, siendo muy joven, reemplazó a Sandro cuando se fue de Los de Fuego.
Más cómodo con el rótulo de cantautor que con el de cantor de tangos, De Tomaso cuenta cómo se fue dando esa manera natural de concretar un trabajo específico sobre el género: “Hace unos años estuve cantando invitado por Gustavo Mozzi en un festival de tango, con un cuarteto. Después, en los bares notables empecé a tocar con Nicolás Hoyos. Salía lindo, nos gustaba, y pensamos que teníamos que grabarlo, aunque fuera para nosotros. Nicolás es un gran músico, parte fundamental de todo esto. Lo hicimos y un tiempo después se lo dejé a Gustavo Margulies, de Epsa. Para mi sorpresa, enseguida me dijo que quería editarlo. Todo se fue dando así, sin un plan previo pero con muchas ganas en cada paso”. Su próximo proyecto de grabación, cuenta, será de canciones de autoría: “No va a ser de tangos, pero de alguna manera es una música que siempre está. Mis canciones tienen, sin querer, esa cosa de milonguita, de Buenos Aires”, advierte.
Porteñísimo en su hablar, a De Tomaso no se le pegó el mínimo acento de estadía y sus frecuentes visitas a España (excepto, dice, cuando llega el momento de maldecir). “Me fui por primera vez en el ’76, pero siempre aclaro que no puedo considerarme un exiliado político. Lo último que quiero es jugarla de perseguido, lo tengo siempre muy en cuenta por el respeto y el llanto que me asoma cuando pienso en mis amigos que perdieron la vida”, marca. “Estábamos en cosas que no eran bien vistas, como cualquier joven, desde las marchas hasta cantar en la universidad. Te paraban en la calle porque tenías pelo largo, esos eran los aprietes. La cosa estaba muy pesada y sentí que me tenía que ir, pero no por haber sido directamente amenazado. No me voy a poner en el papel de muchos chantas que vi afuera... ¡todos eran el Che! Allá laburé con exiliados, sí, pero nunca poniéndome el cartel de exiliado. Si hubo quienes dieron la vida, uno tiene que ser cuidadoso con las palabras.”
Con el mismo espíritu llano y derribador de “versos chantas”, recuerda su segundo exilio: “En 2002 me quedé de golpe sin laburo, como tantos, y allá fui de nuevo. Durante cuatro años toqué en todos lados y me fui haciendo un camino, que sigo manteniendo. Ojo, cuando digo en todos lados, ¡fue en todos lados! En restaurantes, en fiestas, ¡había que laburar! Porque otro de los versos de muchos es el de las ‘giras por los teatros del mundo’. ¡Ma’ qué teatros, después los veías pasando la gorra! Hoy puedo decir que toco en teatros lindos, también en lugares más chicos, he tocado en barsuchos, en bolichitos, y de todo me enorgullezco”.
De sus tiempos en Ibiza, donde fue amigo de Miguel Abuelo; de Música Siempre, “un movimiento paralelo a Teatro Abierto”, ya en su regreso a la Argentina en los ’80; de cuando Viudas e Hijas del Roque Enroll hacían coros en sus canciones; de las escuelas que visitó con su proyecto de música para chicos; de su padre, cantor de tangos y bailarín; de la muerte de su esposa; de su vieja amistad con Héctor Negro –“en el ’69 yo hacía rock y en un teatro lo invité a cantar dos temas suyos... ¡habré sido el primero que mezcló los dos géneros!”, se ríe– habla De Tomaso al repasar el modo en que fue haciendo su camino artístico.
–¿Y Los de Fuego?
–¡Uuuhh! Tengo la foto de cuando grabamos en EMI Odeón. Resulta que Sandro dejó Los de Fuego cuando hizo “Quiero llenarme de ti”. Yo tenía un amigo que los conocía y me avisó que buscaban reemplazante. Me probaron y quedé, grabamos dos temas en EMI Odeón. Pero después, claro, nosotros queríamos hacer una música onda Spinetta y el productor nos sacó carpiendo. Muchas veces me he preguntado: ¿qué habría pasado si hubiera seguido en Los de Fuego? Es una pregunta que no tiene respuesta. Una sola cosa sé: lo que viví gracias a mi guitarrita, bien vivido está.
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