Jueves, 5 de marzo de 2015 | Hoy
MUSICA › TONOLEC SE PRESENTA ESTA NOCHE EN LA SALA SIRANUSH
Aunque nació como una mezcla de cantos ancestrales de los pueblos latinoamericanos con bases programadas, el grupo liderado por Charo Bogarín y Diego Pérez se amplió hasta un octeto para reinterpretar de manera acústica el mismo material.
Por Yumber Vera Rojas
Para alegría de su viejo séquito de fans, Tonolec de-sempolvó este verano su laboratorio electrónico. “Lo hicimos para refrescar los oídos de los que nos siguen los pasos”, justifica Charo Bogarín. “Con estos shows nos remitimos a los orígenes del grupo, a esa presencia de los samples y del formato enchufado, lo que mixturamos con cantos antiguos e instrumentos acústicos como el charango, el bombo legüero y la guitarra.” Y es que, según la cantante y percusionista del proyecto chaqueño, la versatilidad es lo que los caracteriza. “Nos desenvolvemos de la misma manera en un escenario electrónico, en un festival folklórico o con gente del rock como Diego Frenkel y Andrés Ciro. Dejamos que nuestra propuesta sorprenda, lo que procuramos es sensibilizarnos con lo que pasa en la sociedad, para luego traducirlo en la música.”
No obstante, hoy a las 21, en la Sala Siranush, el proyecto dedicado a la música de raíz coliderado por Diego Pérez (samplers, guitarra y teclado) invocará nuevamente el octeto con el que estuvo actuando regularmente en Buenos Aires durante los últimos tres años. “El octeto surgió para abrir un poco el juego, lo que nos llevó a invitar a excelentes músicos amigos a que interpretaran con sus instrumentos eso que ya estaba compuesto de una manera distinta. Así que el desafío era cómo hacer sonar lo electrónico de forma orgánica, sin desmerecer un género por el otro”, explica Bogarín sobre esta encarnación que hace hincapié en lo analógico, a partir de la incorporación de percusión, vientos, contrabajo y piano. “Si bien desapareció de Buenos Aires, porque es donde tenemos mayor oportunidad de afianzarnos con esta versión acústica de Tonolec, el formato electrónico, en el que nos acompaña Lucas (Helguero), es con el que salimos a tocar en las provincias. También lo presentamos el año pasado en Brasil, Chile, España y Marruecos.”
–Su último álbum de estudio, Cantos de la tierra sin mal, pertenece a la era acústica de Tonolec. Cuando hicieron los shows con el trío electrónico, ¿cómo fue la traducción del repertorio a ese formato?
–La variación se produce de acuerdo al músico que la toca, porque mientras que en la versión acústica la tracción a sangre es lo más importante, en el formato electrónico lo que destaca es la limpieza del sonido. Pero más que una modificación, lo que hacemos es jugar con diferentes maneras de comprender nuestra música. Y eso demuestra la personalidad compositiva del grupo.
–Si bien no pasó un año del lanzamiento, ¿están conformes con la maduración de esas canciones y con la devolución del público?
–La respuesta del público es maravillosa porque se da cuenta de que no sólo sostenemos una visión, sino que creamos una nueva manera de hacer folklore argentino al instalar música de nuestros pueblos originarios con esta índole y timbres. Es como ser pioneros de una tendencia, apoyados también por otros músicos. Hoy, con Cantos de la tierra sin mal, abrimos el abanico hacia las comunidades qom y guaraní.
–¿Le sorprende que aún se desconozca el heraldo cultural de los pueblos originarios argentinos?
–Creo que la Argentina es pionera, en los últimos años, de haber tornado visibles a los pueblos originarios. Históricamente, no se dio jamás eso de reconocer y recuperar la dignidad de nuestras comunidades antiguas. Nosotros lo hacemos desde los inicios del grupo, cuando ni siquiera se olfateaba en el ambiente. Tonolec surgió para cambiar ese lente con que se mira a los pueblos originarios de Latinoamérica. Queremos quitar esa mirada capitalista que los plantea como pobres personas y que no los pone en el lugar en que deberían estar. Confiamos más que nunca en que están activos y con una voz propia. Es una época histórica y bisagra.
–En la última década, una nueva generación de artistas locales, de la que ustedes forman parte, estableció un diálogo potente e ininterrumpido entre tradición y modernidad. ¿A qué cree que se deba que el público aún desestime esa interacción e incluso la resista?
–Esa es una visión sesgada. No me atrevería a generalizarla porque como artista no sentí nunca esa resistencia, sino todo lo contrario. Nuestra música prendió primero acá que en Europa u otros lugares donde se la etiquetó como world music o se la trató de manera exótica. Todo depende del lugar desde el que uno se ponga a mirarlo. Sentimos el reconocimiento de artistas tradicionales de la talla de Jaime Torres, de Teresa Parodi y de Peteco Carabajal, con el que compusimos juntos. Si nos convocaron a Cosquín y la Fiesta Nacional del Chamamé fue por el trabajo sostenido y digno que llevamos adelante. La suerte es apenas una parte mínima de esto.
–¿Qué opina del trabajo de Chancha Vía Circuito o del colectivo Zizek, que, si bien conceptualmente coincide con su propuesta, tienen mayor exposición afuera que en la Argentina?
–No conozco en profundidad a Chancha ni su trabajo. A Zizek lo descubrí a través de Tremor, que es un colega al que respetamos y admiramos. Sin embargo, creo que somos diferentes debido a que incorporamos cantos antiguos y ancestrales. No por tener la electrónica como base se pueden empatar las propuestas.
–Tonolec cumple este año una década de su creación. ¿Qué es lo que rescata de su odisea sonora?
–La verdad es que al mirar hacia atrás no podemos creer el camino recorrido que tenemos. Este trabajo sostenido con las comunidades qom y guaraní, sacar cuatro discos y viajar no es más que un campo lleno de flores, además verde y florido, porque disfrutamos de lo que sembramos. Esto lo hicimos con respeto y cuidado, y eso se nota al final del camino.
–Acaban de sumar otro acierto a su trayectoria al incluir un tema en una miniserie de un canal de aire. ¿Quién fue a buscar a quién?
–La propuesta de participar en Fronteras nació de su directora, Sabrina Farji, quien me convocó para hacer uno de los papeles. Como tenía que viajar a Africa para participar en la película Los dioses de agua, de Pablo César, no pude estar en el elenco. Pero me insistió en que no faltara la música de Tonolec, porque era fuente de inspiración. Entre los temas que sugerimos para la miniserie, que trata sobre una médica que va a hacer trabajo con los guaraníes en Misiones, lo que coincide con nuestro último disco, elegimos “Mujer cántaro niño”. Así que ya veremos las repercusiones que esto tiene.
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