Viernes, 6 de marzo de 2015 | Hoy
MUSICA › HORACIO BANEGAS SE PRESENTA MAÑANA EN VORTERIX
Por Cristian Vitale
“Si es que entro en ella, dirá la historia si lo mío fue vanguardia”, resuelve Horacio Banegas frente a un corsé que le queda un tanto incómodo. Lo que hizo, hace y hará con la música de su pago (Santiago del Estero) es redefinir los márgenes de la chacarera. Llevarla a jugar a su cancha. A un sitio en el que mandan tanto las esencias de telesitas, salamancas y laburantes del campo como la búsqueda de un sonido y un concepto. De una impronta personal, impregnada a su vez por las de Jacinto Piedra, Sixto Palavecino o el gran Cachilo Díaz. “No trabajo para generar ninguna reacción. No provoco, por lo menos conscientemente. De momento, estoy experimentando con sonidos que representen mi tiempo y que representen la sonoridad de las canciones creadas por mí”, sentencian sus palabras, y ponen las cosas en su lugar. Pero las músicas también hablan por sí. Allí están sus discos lisérgicos, telúricos y sorprendentes (El color de la chacarera o el conceptual Inmediaciones), en los que el guitarrista y compositor nacido hace casi sesenta años dispone de midis, aires “prog” y guitarras space folk para abrirse paso entre los montes. Para sumarle herramientas a la mística del terruño, más que restárselas.
Todo eso se verá y oirá mañana a las 19 en el rockero Vorterix (Federico Lacroze y Alvarez Thomas), donde el santiagueño confluirá con dos bandas del palo: Guauchos y Arraigo. “El contexto musical es el que venimos sosteniendo en las últimos años, en los que tratamos de definir tiempo y espacio de nuestra música. Chacarerear es Santiago, soy yo, y si lo puedo hacer en un ámbito como el Vorterix, es porque considero que es un espacio donde vamos a encontrar una contención a nuestro proyecto. Además, en esta oportunidad armonizamos con dos propuestas como Arraigo y Guauchos”, dice Banegas, que migró a Buenos Aires hace quince años y anidó en Valentín Alsina. “Es la segunda vez que vamos a tocar en ese lugar, y la verdad es que volvemos porque en la primera la respuesta y la participación de la gente ha sido maravillosa... fue de conexión total, cero prejuicio, y eso se da porque ya desde mi primer disco (Mi origen, mi lugar) conecté la raíz con una sonoridad propia y en formato de banda”, cuenta Banegas, que piensa mostrar un par de temas nuevos en estado de pureza y sin arreglos.
Canciones que van a integrar el tercer disco de la serie de cuatro que el compositor suspendió para publicar su primer y único DVD, registrado en vivo –junto a dos CD– en 2012 en el Teatro de Flores. “La gente espera los dos discos que faltan de la serie en los que veníamos trabajando, pero surgió la necesidad de hacer el disco en vivo y lanzarlo por nuestro sello, eso nos superó y dejamos de lado todo lo hecho. Vamos a replantear lo que tenemos con ideas nuevas”, testimonia Banegas, que arrancó allá lejos en el tiempo (1965) con su hermano Coco al frente de Los Banegas; luego pasó por los tradicionales Tobas, junto a los que registró cuatro discos; también trabajó junto a Sixto Palavecino, Juan Saavedra, Adolfo Abalos, Elpidio Herrera y el mismo Jacinto Piedra; publicó varios discos y recibió el premio consagración del hoy devaluado Festival de Cosquín. “Hay una involución tremenda, tanto en la ‘ola festivalera’ del verano como en el Festival de Cosquín. Por un lado, el público sólo busca diversión y la muestra se ve en la mayoría de los festivales. Y, por otro lado, por la proliferación de ‘artistas’ que cortan y pegan fórmulas de temas trillados y exitosos, con cero creatividad. Son los ‘nuevos talentos’ de la música, mientras el verdadero vive al día, sin encontrar espacios para expresarse. En cuanto al último Cosquín, sólo se han hecho cambios de forma, no de fondo. El problema puntual es que el negocio superó lo artístico”, epiloga Banegas, tan libre y contundente como sus músicas.
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