Sábado, 21 de marzo de 2015 | Hoy
MUSICA › EL DUO LERNER-MOGUILEVSKY, MUSICA KLEZMER DESDE BUENOS AIRES
Con más de treinta años de trayectoria, el dúo pasea su música por los más diversos lugares del mundo. Recientemente estuvieron en Israel, acompañando al papa Francisco junto a Jaime Torres. Hoy volverán a encontrarse con el público porteño.
Por Cristian Vitale
Cada vez que tienen un resquicio se juntan. En el caso de César Lerner, sucede cuando aparecen huecos entre sus shows solistas o no está metido a fondo con la música de algún documental o en la grabación de algún disco propio, o en su círculo de tambores, que viaja por el país a menudo. En el de Marcelo Moguilevsky, cuando no aparece otra juntada que se interponga –Juan Falú, por caso–, o no se aproxima un ensamble con el Cuareim Quartet, o no le llueven propuestas para exponer su trabajo solista Buey solo. Cada vez que los planetas se –les– alinean, como viene ocurriendo desde hace treinta años, el dúo Lerner-Moguilevsky entonces se vuelve presente. Sucederá esta noche, a las 21, en Café Vinilo (Gorriti 3780), cuando ambos pongan en acto todas sus improntas klezmer “a la argentina”. También en la gira que los llevará en breve al Ashkenazi Klezmer Festival, de Toronto, o al Kultur Fest, de Nueva York. Y sucedió hace poco menos de un año, cuando el dúo acompañó al papa Francisco a Israel, junto a Jaime Torres. “Fue un momento inolvidable: mezquitas y sinagogas a pleno”, evoca Lerner, acerca del concierto que no pudo realizarse en Jerusalén como estaba previsto, pero sí en un lugar que no le va en zaga: el Museo de Arte de Tel Aviv. “Era la primera vez que el dúo se presentaba en Israel, después de años de presentarse en muchísimos escenarios del mundo, nada más y nada menos que compartiendo el escenario con el maestro Jaime Torres, y con un contenido simbólico muy fuerte como la unión de diferentes lenguajes y procedencias, y con el deseo de dar un mensaje de pacificación en Medio Oriente”, enmarca Lerner.
–A la luz de los hechos...”E un mondo difficile”, como diría Manu Chao o Tonino Carotone.
Marcelo Moguilevsky: –Totalmente, sí. Salimos en comitiva creyendo que seríamos los privilegiados que acompañaríamos al Papa por Jerusalén. Pero eran miles de fieles o curiosos del mundo que habían viajado en otras comitivas para estar cerca de este Papa que viene a mostrar una cara humilde y de trabajo comunitario que la Iglesia Católica había olvidado. Igualmente, sentimos que andábamos acompañándolo para una misión de paz y a nuestro regreso estalló la guerra. Un espanto.
De regreso, entonces, y con alguna agua más que pasó bajo el puente en el medio, Lerner y Moguilevsky harán confluir piano, acordeón y percusión (Lerner) con clarinetes, flautas, armónica, piano y canto (Mogui), para refrendar en patria propia lo que vienen desarrollando en diversos puntos del globo. Y que, según el percusionista, trata de recrear las viejas melodías del repertorio propio con el misterio de lo nuevo. “Con lo inédito que refresque y redescubra lo viejo, lo heredado”, extiende Lerner. “Puntualmente, en Vinilo ya estamos haciendo la previa de lo que intentaremos como nueva producción de este dúo que tiene más de treinta años de vida. Y esta previa tiene que ver con algunos enfoques de la música sefardí. Más allá del arte de las agendas, la unión con Lerner en el escenario reedita nuestra química original, que siempre fue improvisar. En este caso, sobre músicas klezmer y algunos temas propios. Hay mucho más concierto que ensayo”, agrega y refrenda el vientista que, como si la labor fuera poca, está retomando la dirección musical del Fondo Nacional de las Artes. “Con Ernesto Jodos, Oscar Edelstein y Mariano Cantero estamos programando el tercer encuentro argentino de improvisación y composición, cuyo fin es desarrollar un diálogo entre músicas que se pueden expandir con sólo mirar cómo se resuelven cosas en la casa vecina”, informa Moguilevsky.
–Y también, se intuye, cómo resolver el dilema planteado por Horacio Malvicino, aquel que dice que la música es el arte de combinar los horarios. ¿Es complicado darle continuidad al dúo, en este sentido?
César Lerner: –Es que no hace falta darle continuidad, porque el dúo existe gracias a un lenguaje que lo sostiene al subir al escenario. Mientras haya algo que decir, el dúo estará vivo. Y siempre hay, porque la que hacemos con Marcelo es una música que se va armando en el momento, sobre una memoria. Una memoria colectiva que combina nuestros ancestros rusos y polacos, con la argentinidad al palo.
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