Jueves, 7 de mayo de 2015 | Hoy
MUSICA › UN NUEVO EPISODIO EN LA BATALLA JUDICIAL DE LITTO NEBBIA
El músico rosarino cuenta que la primera audiencia del litigio que entabló contra Warner Chappell no terminó de la mejor manera. “Dicen haberme ayudado para que escriba mis canciones, ‘a pesar de que no estamos de acuerdo con sus ideas políticas’”, relata.
Por Cristian Vitale
No sorprende pero debería –y mucho– que Litto Nebbia esté pidiendo que “liberen” sus canciones. Increíble pero real. Son ciento ochenta y cuatro, sobre las más de mil doscientas que ha compuesto a lo largo de su prolífica vida musical, y entre ellas, varias de las más conocidas: “La Balsa” y “Sólo se trata de vivir”, por nombrar dos. “Sólo pido que liberen mis canciones, ni siquiera les estoy pidiendo plata”, asegura el músico rosarino a Página/12 sobre la causa central de la demanda que le inició a Warner Chappell (división editorial de la Warner) y que, por ahora, sólo lleva una audiencia de conciliación en la que, lejos de llegar a un acuerdo, este bravo Robin Hood de la música argentina reaccionó enojado ante el abogado y el presidente de la compañía, juez de por medio. “Los contratos que me hicieron firmar, como a tantos otros autores argentinos, son engañosos y leoninos, tienen un montón de nomenclatura de texto jurídico que ningún músico entiende”, protesta Nebbia en consonancia con las razones que lo llevaron a no acordar.
La historia canta que en 1997 el creador de Muerte en la catedral firmó con Warner contratos de edición musical sobre ciento ochenta y cuatro canciones, con el fin de que la empresa imprimiera sus partituras y las difundiera. Como contraparte, él debía pagar el veinticinco por ciento de todo el ingreso que generaran sus obras, además de acordar con la otra parte la limitación de todos los contratos a veinte años de vigencia, para que no opere la ley del copyright. Ese fue uno. El otro contempló un anticipo de sesenta mil pesos a descontar de los futuros derechos fonomecánicos. “Pasado más de un año advertí que no disminuía la deuda del monto de mi anticipo y, sin embargo, un día me enteré que Nicho Hinojosa (músico mexicano) había llegado al primer puesto en su país, luego de vender más de un millón de copias, en las que se incluye la grabación de ‘Sólo se trata de vivir’, comenta Nebbia sobre el vínculo comercial entre su canción y un músico ajeno a ella que, antes de una enmienda posterior por parte de la compañía –forzada por las protestas de Nebbia– sólo le había reportado la suma de cien pesos por parte de Sadaic.
Otra de las aristas del caso fue la respuesta que dio Warner ante la demanda judicial del músico. “`Nos defrauda el señor Litto Nebbia desconfiando de nosotros, con todo lo que lo hemos ayudado para que pudiera componer sus canciones (...) le hemos dado dinero para que pudiera escribir canciones y no escribió nada`”, relee Nebbia, y sigue. “Y acá va lo más increíble: ‘Lo hemos ayudado para que escriba sus canciones, a pesar de que no estamos de acuerdo con sus ideas políticas’... es demasiado, ¿no?”, dispara el cantautor.
En suma, lo que Nebbia aduce desde que inició la demanda es que Warner incumplió los contratos firmados porque no imprimió partituras, no realizó publicidad ni promoción, no contrató agentes de publicidad, ni nacionales ni extranjeros, digitalizó las partituras sin autorización, no realizó contratos de subedición, no vendió ni liquidó por la venta de partituras digitalizadas ni impresas, omitió el registro de obras y de contratos ante la Dirección Nacional de Derechos de Autor, se apropió indebidamente de derechos patrimoniales de su autoría, hizo uso indebido del derecho de reproducción sobre sus obras, manejó deshonestamente sus derechos patrimoniales que percibió de forma directa en el exterior. “¡Y no rindió cuentas!”, remata este músico todoterreno.
“Cualquier negociación que Warner hubiera realizado con terceros para la comercialización o la promoción de las obras debía registrarla. Esto incluye la autorización para el uso de las obras en el exterior (como en el caso Hinojosa) o cualquier negociación hecha, pero no encontramos ningún tipo de registro (...) Yo creo que la avidez empresarial encuentra un campo fértil cuando embreta a los artistas a firmar contratos en condiciones ruinosas, sin que éstos adviertan los alcances de sus cláusulas que implican la pérdida de la propiedad intelectual”, aviva Nebbia, que se apresta a iniciar la gira presentación del disco doble Cincuenta años de rock argentino (integrado por 55 versiones nuevas de canciones suyas) el 6 de junio en el Parque España de Rosario, y se prepara –de paso– para afrontar un nuevo episodio de esta batalla judicial con testigos músicos a su favor (León Gieco, Nito Mestre, Emilio del Guercio, Silvina Garré, Ricardo Soulé y Miguel Cantilo, quien está demandando a EMI por cuestiones similares, entre ellos) y ocho abogados de Sadaic... en contra. Curiosa lectura de los derechos del músico.
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