Jueves, 7 de mayo de 2015 | Hoy
TELEVISION › JUAN SASTURAIN Y EDUARDO MAICAS ESTRENAN ¡PLOP! CAETE DE RISA
Si en Continuará... Sasturain hablaba de historieta, aquí con su amigo charlan de humor gráfico junto a colegas, especialistas, dibujantes y compinches. “La historieta y el humor gráfico se pisan en algunas partes, pero son zonas completamente distintas.”
Por Andrés Valenzuela
Juan y Eduardo se conocen desde hace una punta de años. Quizá ni quieren sacar la cuenta de cuántos, pero se les nota la confianza en el trato, en las chicanas cariñosas, en el entenderse. Y lo mejor del caso es que se les nota tanto en la mesa de la cocina de Eduardo, como en las cámaras de televisión a las que Juan está mucho más acostumbrado que su amigote. Porque Juan y Eduardo son Sasturain y Maicas, que hoy a las 21.30 (repite viernes 12.30, sábados 13.30, domingos 17.30 y lunes 7.30) estrenan ciclo en el Canal Encuentro: ¡Plop! Caete de risa. Si en las muchas temporadas conduciendo Continuará... Sasturain hablaba de historieta, aquí con su amigo charlan de humor gráfico argentino junto a colegas, especialistas, dibujantes y compinches. Página/12 los encuentra en la cocina de Maicas con la productora Daniela Blanco, para charlar del nuevo programa. De paso, cuentan, hoy mismo a las 19 darán una charla en la Alianza Francesa (Av. Córdoba 946).
“Con la productora siempre nos reservamos la carta de hacer un programa diferente para que quedara claro que la historieta y el humor gráfico se pisan en algunas partes, pero que son zonas completamente distintas”, explica Sasturain. Por eso mismo, agrega, dejaron afuera la caricatura, que sólo aparece en los dibujos que el también humorista gráfico Diego Parés hizo para la animación de apertura del ciclo.
J. S.: –El desafío fue encontrar un formato bien distinto.
E. M.: –¿Buscamos un formato o un deformato, che?
Mientras Sasturain se ríe, la productora explica: “Así como con Continuará buscamos un formato que contenga el contenido, intentamos lo mismo en ¡Plop!, por eso armamos un programa más fragmentado, porque es como funcionan los chistes, que tienen una sola viñeta”. Mientras Blanco habla, Juan y Eduardo siguen haciendo chistes. Y así será buena parte de la entrevista. Les sale. Y se ponen serios un rato, pero un rato nada más, hasta el siguiente chiste. “No se podía hablar de humor gráfico en términos académicos –propone Sasturain–, lo mejor era compartirlo y que fuera una charla entre amigos en la que el humor fuera el tema.” Para Maicas, ése fue “el entre”. El ya había pasado por la televisión, pero sólo como guionista. Ahora compara su primera ocasión ante las cámaras con Mia Farrow en La rosa púrpura del Cairo y le da pie a su amigo para la broma.
J. S.: –¡Me quedo con Mia Farrow, toda la vida!
E. M.: –¡Pero se tuvieron que quedar conmigo! Fue un honor, pero tenía dudas.
J. S.: –¿Qué dudas tenías?
E. M.: –Y... tenía... ¿cómo, no decimos la verdad, entonces? Bueno, cuando me lo propusieron enseguida pensé que era un proyecto para mí... Hablando en serio: laburar con todo el equipo estuvo buenísimo, fue un honor. Se creó un espacio que ayuda a distenderse y terminó siendo un rincón de amigos hablando de un tema muy profundo.
Partiendo del universo dibujado, es inevitable comparar ¡Plop! con su antecedente más inmediato. Pero el nuevo ciclo tiene un espíritu diferente. Por ejemplo, en ningún momento ni presentadores ni invitados hablan a cámara para dar información dura. Siempre hay un relato “sobrevolado”, con cámaras (dirigidas por Gustavo Tarrío) que exploran la escena. Apenas en una de las nuevas secciones, en la que algún convidado cuenta su chiste favorito del homenajeado de turno, se mira a la cámara. Además de esa sección, hay una en la que alguien analiza parte del humor de la figura protagonista y otra en la que un joven humorista reversiona algún viejo chiste. El guión de Diego Rosemberg agrega una pizquita de ficción y la unidad estética la termina de aportar Parés, responsable de toda la gráfica del programa. “Diego sabe y sabe mucho, tiene una cultura gráfica amplia y desprejuiciada”, elogia el propio Sasturain.
“El cover surgió por la necesidad de mostrar el dibujo –señala Blanco–, en Continuará las viñetas aparecían en los cromas y en los separadores, pero acá nos preguntábamos cómo mostrar los chistes, porque en un separador se te van enseguida, así que encontramos este guiño para todos los fanáticos a los que les encanta ver al dibujante trabajar.” Otras partes del programa, como “Mi vida es un chiste”, se anclan en la vida cotidiana.
E. M.: –Lo que yo quería agregar del cover es que es muy lindo descubrir cómo ven los dibujantes las cosas que uno leía. Por ejemplo, María Alcobre veía a Calé de un modo muy distinto a cómo lo miraba yo.
J. S.: –¡Y qué lindo lo que hizo! Más teniendo un universo de pensamiento gráfico, de concepción, tan distinto. Fue increíble.
–¿Alguna heredad estilística que quedaba oculta?
J. S.: –Hay una cuestión de gustos también, que no siempre va con la capacidad personal. Esto nos pasa en literatura y en cine también. Hay cosas que te gustan mucho pero no tienen nada que ver con vos, sea porque no podés o porque lo que te sale para expresarte es otra cosa. Pero las disfrutás tremendamente y decís “¡Qué hijo de puta! ¡Qué maravilla!”, algo que no tiene que ver con la aptitud.
E. M.: –La única cagada de todo esto es que lo veo y me dan ganas de quemar la mesa de dibujo, ¡qué bien que dibujan los demás, che!
D. B.: –¿Ves? Si no estuvieras en el programa te hubiéramos llamado a hacer un cover.
J. S.: –Para esto sirve Maicas.
E. M.: –¡Para decir boludeces!
J. S.: –Boludeces, se pega, miente...
E. M.: –No, no miento mucho. ¡Digo la verdad y eso causa gracia! Bueno, lo del libreto fue un tema también. En una charla te salen cosas, porque uno es uno. Pero cuando tenés que seguir una letra no es fácil, eh? En una tuvimos que grabar como cinco veces, ahí valorás a actores pésimos de la televisión. Guión hice pero no laburé. Y en radio no mostrás la trucha, es otra cosa.
El ciclo tiene cantidad de invitados y hay que atajarlos, antes de que Juan y Eduardo se dispersen en anécdotas. Al final, rescatan las locaciones, pensadas para cada capítulo, desde la recorrida por Casa Rosada junto a Carlos Nine hasta el encuentro con Sendra en el zoológico para hablar del humor de Landrú, o del bar compartido con el Negro Dolina para hablar de otro Negro: Caloi. “Yo con Oche (Califa) jamás había hablado de dibujantes”, revela Maicas y se le nota que disfrutó muchísimo la excusa para hacerlo. “Es que hay que ver cómo están insertos los invitados en cada programa”, apunta Sasturain, “Miguelito Rep está en el de Oski (que hoy abre el ciclo) por admiración y porque él tomó la iniciativa de llevarlo al Museo Nacional de Bellas Artes, con Oche hablamos de Calé y Medrano, con Tomás (Sanz) hablamos de humor censurado, por su trabajo en Humor, y otros, los menos, fueron por sí mismos, como Quino o Mordillo. Es que además de los clásicos, como Oski, Quintero, Divito, la revista El mosquito, el programa aborda algunas figuras que aún hoy son pivotales para el género, como Quino, Caloi o Mordillo, o temas como el humor erótico, para el cual el programa contó con Maitena. “Hay una cosita que todavía no dijimos, que si bien Juan contaba que no citamos la caricatura, sí vino Sábat, pero no a hablar de caricatura, sino de humor”, cuenta Maicas, “por eso decimos que fue una charla, con todo lo que sabe Juan y las boludeces que puedo decir yo”. Y claro, con esas palabras, sigue otra andanada de bromas de su amigo, mientras Daniela mira y sonríe. Hasta el próximo programa, y hasta el próximo chiste.
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