Madonna decidió trasladar sus presentaciones en Moscú tras una amenaza, después de recibir una alerta de seguridad se determinó que el show se haga en el aeropuerto de la ciudad. La cantante pop fue el blanco, junto a sus hijos, de una amenaza de secuestro en la capital soviética: el objetivo de la intimidación era evitar la realización de su espectáculo, calificado por algunos como “blasfemo”. La situación es la misma que se repitió en el resto de los países que hasta ahora han sido anfitriones de la nueva gira; las discusiones se desataron por el tramo del show en que Madonna aparece “crucificada” en una enorme cruz de cristales de diamantes. Confessions on a Dance Floor incluía para comienzos de septiembre varios shows en el predio de la Universidad de Lomonosov, en Moscú, pero debido a los problemas que se sucedieron se debió trasladar a un aeródromo local. Nikolai Koulikov, el encargado de la seguridad de la capital rusa, declaró que la medida se tomó debido a que más de 250 mil personas compraron las entradas “y ahora estudiantes podrían caerse de las gradas y ventanas de la universidad para tratar de ver en vivo a la cantante”.