Sábado, 26 de agosto de 2006 | Hoy
MUSICA › EL CAFE DE LOS MAESTROS EN VIVO
Muchas de las glorias de la música de Buenos Aires estuvieron juntas. Un grupo base e invitados como Federico y Balcarce dieron brillo a una noche en honor al tango.
Por Karina Micheletto
Los grandes maestros que hicieron y siguen haciendo historia en el tango, reunidos por única vez en una superproducción en el Colón. Así presentado, el concierto de Café de los Maestros, el jueves pasado en ese teatro, se anunciaba como histórico, y lo que se escuchó estuvo a la altura de las expectativas. Momentos como el cruce de Leopoldo Federico y Ubaldo De Lío interpretando a Salgán, el dúo de Aníbal Arias y Osvaldo “Marinero” Montes, Osvaldo Berlingeri o Emilio Balcarce dirigiendo sus temas, o las participaciones de cantantes con estilos distintivos como Oscar Ferrari, Alberto Podestá, Juan Carlos Godoy y Virginia Luque, entre otros, marcaron la calidad de este Café... El final fue con Mariano Mores desplegando su estilo frente a una orquesta multitudinaria.
Luego de la grabación del disco doble y la publicación de un libro con fotos y reportajes a todos los músicos participantes, el concierto del Colón fue una suerte de continuación del proyecto producido por Gustavo Santaolalla y Gustavo Mozzi. Todo el concierto fue filmado, y las imágenes serán el cierre de una película que se está grabando con producción de Santaolalla, Walter Salles y Lita Stantic. Ya en los primeros compases de la Orquesta Típica Los Maestros, en un homenaje inicial al fallecido Carlos García, cuando un camarógrafo y su asistente comenzaron a cruzarse lentamente frente a la orquesta, quedó claro de qué iba la cosa. “Todos nosotros estamos participando de este rodaje que comenzó hace tres años”, aclaró después Tom Luppo, encargado de la locución.
Si este Café tuvo un primer mérito, fue el de haber llegado a reunir a todas las estrellas de la música, y a algunos históricos con menor reconocimiento posterior, en un contexto como el del tango, que no siempre promovió las fraternidades. En ese contexto, la foto final con Baffa y Berlingeri codo a codo –quienes compartieron distintos conjuntos, aunque no llegaron a grabar juntos ahora– fue un resumen de este logro tanguero. El impecable concierto del Colón significó, además de la puesta en escena de la actualidad de intérpretes que conservan su potencia, un repaso por las décadas de oro del tango. La del ’40, marcada por las grandes orquestas por las que desfilaron gran parte de los tangueros aquí convocados, las de Di Sarli, D’Arienzo, Troilo y Pugliese. Y la del ’50, que ellos mismos iluminaron, desarrollando sus propios estilos.
Varias de las versiones que se escucharon fueron especialmente desgrabadas de registros históricos, en un trabajo a cargo de Osvaldo Requena. Entre otras, la de “Si sos brujo”, de Balcarce, grabada originalmente para la primera orquesta de Pugliese, donde el músico tocó y arregló durante veinte años. La orquesta de Leopoldo Federico brilló con dos de los temas que unas semanas atrás había interpretado en este mismo escenario, celebrando sus cincuenta años de existencia: “Sueño de tango” y “Retrato de Julio Ahumada”. Y hubo también momentos de profunda intimidad, como el de Gabriel “Chula” Clausi, interpretando solo con su bandoneón “De puro guapo”.
La base de todo el concierto fue una orquesta formada ad hoc para la grabación del disco, en un cruce generacional de maestros como Osvaldo Requena y Fernando Suárez Paz y tangueros más jóvenes como Andrés Linetzky, Nicolás Ledesma o Carlos Corrales. Sobre el final, cuando llegaron los temas de Mariano Mores (“Uno” y “Taquito militar”, los dos elegidos dentro del programa, que muestran la amplitud de su abanico compositivo, y el bis, con “Tanguera”) se abrió el telón del fondo y se sumaron vientos, timbales y batería que le darían forma al sonido Mores.
El repertorio no siguió estrictamente al registrado en el disco, aunque se mantuvieron hitos como “Percal” en la voz de Alberto Podestá, presentado como “uno de los últimos ejemplos de una raza en extinción, la del cantor de orquesta”. Hubo ausencias como la de Nelly Omar, distanciada del proyecto luego de haber grabado en el disco, y la uruguaya Lágrima Ríos, quien no pudo estar presente por problemas de salud, pero hizo llegar una carta en la que, claro, reapareció el tema papeleras: “Ningún conflicto podrá separarnos”, escribió. Horacio Salgán participó de la grabación, pero esta vez sólo se sumó a saludar cuando Leopoldo Federico y Ubaldo De Lío interpretaron dos temas suyos, reunidos, cincuenta años después, para retomar su extraordinaria orquesta. Esa fue la primera foto de la noche. La otra, la del final, unió a todos los maestros en un saludo prolongado por los aplausos, más las seis parejas de bailarines que acompañaron algunos temas, cada una con su estilo milonguero. Si algo faltaba en esta noche estelar fue una revelación inesperada, y apareció sobre el final: la de la pareja de bailarines Nina y Juan Belsito, dos maestros del baile del tango formados en años de milongas de barrio.
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