Sábado, 4 de julio de 2015 | Hoy
MUSICA › ULISES BUTRON MOSTRARA LAS CANCIONES DE LEJOS EN LA USINA DEL ARTE
El cantante y guitarrista completó su segundo álbum solista a instancias de Tweety González, quien además lo produjo. En la grabación participaron Andrea Alvarez y Lonnie Hillyer, quienes también lo acompañarán en la presentación de esta tarde.
Por Yumber Vera Rojas
Lejos, lo nuevo de Ulises Butrón, no sólo es uno de los mejores discos argentinos de lo que va de 2015, sino que representa el gran regreso de esta temporada en el rock argentino. Sin embargo, aunque se trata de un repertorio inédito, el segundo álbum de uno de los guitarristas más potentes e inventivos de la escena local tiene actitud de compilado, pues alberga una decena de temas compuestos a lo largo de los últimos diecisiete años, luego de que apareciera Viajero, su primer trabajo en solitario. Si bien las canciones, según el artista, son el hilo conductor del disco, la coherencia del repertorio fue posible gracias al sutil hilvanado de Tweety González, productor y tecladista del álbum, al igual que promotor de este regreso. “Tweety me forzó a hacerlo”, confiesa Butrón, quien lanzó Lejos a través de Twittin Records, sello del tecladista. “Recuerdo que me dijo: ‘Es hora de que hagas un disco, dejate de jorobar. Yo te lo produzco’. Cuando me empujó, hicimos una selección de temas, de entre una cantidad increíble. Imaginate la cantidad de canciones que podés componer en diecisiete años”.
Para la grabación de su segundo álbum solista, el ex integrante de Metrópoli contó asimismo con la participación de Andrea Alvarez en la batería y de Lonnie Hillyer en el bajo, quienes lo acompañarán hoy en la presentación, a partir de las 19.30, en La Usina del Arte (Caffarena 1, esquina Pedro de Mendoza), como parte del cierre del ciclo Mixes, organizado y curado por González. “Eso se me ocurrió a mí”, se adjudica el crédito Butrón. “Soy amigo de Andrea desde hace muchos años. De hecho, fue la baterista de Viajero. La incorporación de Lonnie fue idea de Andrea, pues es su actual pareja”. Además, en el más reciente disco del cantautor nacido en 1962, pupilo de Rick Anna, destacan las colaboraciones de Litto Nebbia, que presta su voz para el folk “Colores”, y de Richard Coleman (otrora compañero de Butrón en Siam), cuya guitarra le pone la aureola de hit al tema “La senda”.
Lejos también incluye una ofrenda a la esposa del cantautor, el espléndido bolero psicodélico “Anita”, al igual que una dedicatoria a su amiga María Gabriela Epumer, a través de la balada “Gelatina”, que cierra el disco. “Ese tema surgió una noche en lo de Claudia Sinesi (bajista de Viudas e Hijas de Roque Enroll), luego de que enterráramos a su perro en el fondo de la casa”, evoca Butrón, quien fuera guitarrista de discos emblemáticos del rock argentino como Privé (Luis Alberto Spinetta), Atado a un sentimiento (Miguel Mateos) y El amor después del amor (Fito Páez). “Ella se encontraba preparando mate en la cocina y yo estaba con la guitarra. Debido a que estábamos tan deprimidos, me puse a hacer esa canción”. A pesar de que deambula del blues a la visceralidad del rock, y del pop a la narcosis sonora, lo que sorprende de Lejos, considerando el hiato desde Viajero, es la firme y contemporánea identidad sonora de su autor. “Aunque me salió así, eso se lo debo a Los Beatles”, alude el músico. “Los escuché desde chico y lo que tenían ellos era la diversidad”.
Antes de iniciar su carrera solista y tras refugiarse en proyectos ajenos, Butrón puso su vozarrón en la película Tango feroz, de la que despuntó “El amor es más fuerte” (escrita por Fernando Barrientos), junto a su agrupación de entonces, La Guardia del Fuego. Al mismo tiempo que ese tema se transformaba en un éxito sin parangones, se produjo una tergiversación acerca de su intención musical, lo que devino en la decisión del artista de formar power tríos como Tragular e Indigo, que no llegaron a ninguna parte. Desde entonces, sus apariciones fueron esporádicas, casi menguadas, hasta lindar con el anonimato. “No volví a grabar por cuestiones personales”, se justifica escuetamente el guitarrista, de mirada intensa, y con voz a medio camino entre ídolo de soul y tanguero arrabalero. “Pero creo que sigo siendo actual porque la gente se acuerda de mí cuando escucha esa canción, ‘El amor es más fuerte’, y por lo que hice como guitarrista con otros artistas”.
–Entonces, ¿no reniega de su pasado?
–Lo recuerdo con gusto. No tengo problema con mi pasado.
–Algunos artistas con los que tocó, como Spinetta o Gustavo Cerati (con el que compartió la prehistoria de Soda Stereo), ya no están. ¿Cómo le afectó eso?
–Lo que pasa es que además de ser músicos, eran amigos. Me pegaron mal las muertes de Luis y Gustavo. Eran dos bastiones que estaban sosteniendo una parte muy importante del rock.
–Usted fue uno de los músicos de los ’80 que se transformó en un eslabón entre la tradición del rock argentino y la modernidad de la escena. En aquel momento, ¿lo entendió de esa manera?
–Es que nosotros, dentro de lo que era el rock argentino de ese entonces, éramos lo alternativo. Así que pudimos unir lo experimental con lo comercial.
–Fernando Ruiz Díaz, de Catupecu Machu, al igual que muchos otros artistas, se encargaron de mantenerlo latiente en el imaginario del rock argentino. ¿Cómo se lleva con las nuevas generaciones de músicos locales?
–Me gusta lo que hacen Fernando, El Otro Yo y Eruca Sativa. Sé que hay mucha música nueva dando vueltas, pero algunas de ellas no las conozco porque no salgo demasiado.
–¿Y qué lugar ocuparía en la escena con esta reaparición?
–No lo sé. Trato de no tener expectativas, porque puedo llegar a deprimirme. Me veo en un momento de reinserción. Y trataré de crecer nuevamente, porque acá hay que comenzar todo el tiempo.
–¿Cómo fue la vuelta al estudio?
–Fue una buena sensación. Aliviadora. Pude dejar fluir un conjunto de canciones que forman parte de la simplicidad y de lo que es un sentimiento intacto.
–¿Por qué su debut en solitario fue tan tardío?
–Fui haciendo bandas, pero con ninguna llegué a grabar discos. Si bien compuse muchas canciones, seguí trabajando, teniendo tríos, quintetos, tocando algunas veces en vivo. Me mantuve activo.
–¿Cómo se lleva con la guitarra por estos días?
–Mi sonido lo formé a fines de los años ’70, cuando no tenías un video para ver cómo hacían las cosas. Las tenías que imaginar, conseguir los pedales... No tenías veinte casas de música sino cuatro y los discos llegaban tarde. Tenías que ser un buscador... Y yo sigo siéndolo.
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