Sábado, 4 de julio de 2015 | Hoy
MUSICA › LOS GRILLOS DEL MONTE PRESENTAN SU PRIMER CD EN EL MARGARITA XIRGU
Facundo “Faca” Flores, Tomi Lebrero, Martín “Gnomo” Reznik y Jano Seitún se juntaron con la idea de compartir algunas fechas tocando temas de todos, pero lo que iba a ser “un amor de verano” decantó en una banda que ya grabó un disco con algunas composiciones nuevas.
Por Sergio Sánchez
La excusa: un verano con sequía de fechas. La posta: las ganas de juntarse a hacer canciones con amigos, una sólida complicidad musical y una afinidad estética construida a lo largo de los años. Esas son, tal vez, las dos causas que le dieron origen a Los Grillos del Monte, una especie de súper grupo del under –aunque a ellos le causa gracia esa etiqueta– que potenció las energías individuales en pos de una causa colectiva. ¿El resultado? Un cuarteto urbano y criollo en el que predominan los instrumentos acústicos y un clima de celebración. Pero, ¿quiénes son? El percusionista Facundo “Faca” Flores (Onda Vaga, Nacho & los Caracoles), Tomi Lebrero (El Puchero Misterioso), Martín “Gnomo” Reznik (La Filarmónica Cósmica) y Jano Seitún (Los Campos Magnéticos, Alvy Singer Big Band). “La unión de los cuatro forma un color musical con aires románticos, criollos, armonías de la música pop y cierto espíritu gauchesco. Un lenguaje de tradición beatle y aire regional”, se definen ellos. “Nos gusta la metáfora del nombre. Los Grillos cantan colectivamente, en una determinada hora del día. Cuando están solos son hinchapelotas, pero juntos son copados. Forman parte de un paisaje sonoro que es agradable”, comparan Flores y Reznik, dos bichos de ciudad. Acaban de sacar su primer disco, que lleva el nombre del grupo, y lo presentarán hoy a las 20.30 en el Margarita Xirgu (Chacabuco 875), en compañía de Pequeña Orquesta De Trovadores y Ezequiel Borra.
“El primer impulso real y concreto lo dio Jano, que estaba con el plan de frenar con su big band. En un concierto de Onda Vaga, me dijo que tenía ganas de hacer un ciclo de verano y que había pensado en nosotros cuatro. Yo estaba medio en la misma, tenía un verano sin fechas y le dije que sí al toque”, cuenta Faca Flores. “Llamamos a los chicos y en diciembre de 2013 empezamos a ensayar. Pero el grupo es de 2014”, remata. “Apenas nos juntamos, aparecieron algunos temas nuevos y nos dimos cuenta de que el grupo daba para tener una identidad propia”, cuenta Reznik. “Yo estaba haciendo un viaje a caballo por el país y recibí un mensajito de Facebook. Estaba en el medio de Santiago del Estero, que es una provincia que tiene buena señal”, dice Lebrero, que hizo “la gran Yupanqui” pero mezclado con la posmodernidad. “La propuesta era tentadora por los elementos humanos e instrumentales”, cierra. “Los cruces entre nosotros estaban re dados. Había mucha historia. Faltaba encontrar la posibilidad real de armar una banda, de que coincidan las agendas. Fue loco porque inicialmente la idea era hacer un ciclo de verano. Una especie de amor de verano que se prolongó”, dice Seitún. Y Lebrero, entre risas, lo interrumpe: “¡No seas mentiroso, Jano!”. Es que, desde el comienzo, tenían ganas de que la cosa perdurara.
Una de las particularidades del grupo es que a la hora de tocar se reparten el micrófono (cantan algunas juntos y otras por separado) y no hay frontman. Se respira un espíritu más horizontal. “Eso primó de entrada y nos copamos mucho con esa idea”, considera Reznik. “Eso es lo novedoso, porque ya todos somos medio frontmen en nuestros proyectos. La idea es jugar otro rol; la energía de un grupo es distinta a la solista”, diferencia Lebrero. “Esa contención grupal no es un cerco, es liberadora, porque uno se siente súper acompañado en ese frente tan horizontal”, suma Seitún. Para Flores, es una combinación entre “las cuatro presencias y la cosa grupal”. Se trata de un disco festivo (hay cumbia, pop, rock, aires de chacarera, boleto), con una instrumentación criolla y variada (bandoneón, ukelele, guitarra, contrabajo y bombo legüero, además de alguna guitarra eléctrica) y para nada solemne. La producción estuvo a cargo de Juanito El Cantor, un compañero de generación: “Somos cuatro directores de orquesta y entonces una quinta oreja nos ordenó mucho a la hora de hacer el disco. Es un pibe súper sensible que tiene un gran manejo de lo vocal y es una persona muy ecléctica, como todos nosotros”, destacó Lebrero.
El repertorio se armó a partir de canciones de todos. Reflotaron y arreglaron canciones de sus proyectos solistas (como la lisérgica y telúrica “Verde”, de Lebrero), soltaron canciones guardadas o nuevas (como la luminosa “Transformación”, de Reznik) y se animaron a componer y a cantar una todos juntos, como en “San Expedito”, una suerte de ruego al “patrón de las causas urgentes”. “Mi idea primal era hacer los hits de cada uno, pero al Gnomo (Reznik) no le terminó de cerrar. Entonces, nos mostró un tema nuevo, que estaba buenísimo, y al toque estábamos cantándolo. Eso es lo lindo: uno tiene un preconcepto de cómo va a ser un grupo, cómo va a ser la dinámica, con qué criterio uno va a elegir el repertorio, pero después pasa otra cosa y está bárbaro”, cuenta Seitún. “Lo importante es que la mirada del otro tenga un efecto sobre el grupo. Porque en nuestros proyectos solistas hay una idea más direccionada”, completa la idea. “Se nos fue apartando la idea de hacer la fácil, es decir, acompañarnos mutuamente mientras cada uno cantara sus temas. Enseguida nos pintó cantar a todos, hacer nuevos arreglos; profundizar la música, en definitiva. Las canciones están adaptadas a la formación”, aporta Flores.
Y entre las canciones hay un solo cover: “A través de los sueños”, de Palo Pandolfo, un faro estético para esta generación. “Queríamos incluir un cover y apareció esa canción de Palo. Nos gusta mucho, pero surgió naturalmente, no es que queríamos hacer un tema de él. Y nos encantó cómo quedó interpretado por el grupo”, explica Reznik. Dice Seitún: “Más allá de lo musical, porque se sobreentiende que lo admiramos mucho, Palo es una especie de outsider. Me refiero a cómo está parado en el rock argentino... En un punto, nosotros sentimos que transitamos esos espacios de lo transversal o lo marginal en relación a la industria. Y él está en un borde muy lindo, porque es un tipo en un punto súper conocido, tiene una obra inmensa, pero se mueve en los bordes. Tiene un flash con lo criollo muy fuerte, que es un juego que nos gusta jugar”.
–Formaron el grupo, sacaron un disco, trascendió “el amor de verano”, ¿Y ahora?
Tomi Lebrero: –La voluntad es seguir adelante, estamos entusiasmados con el grupo. No parece ser un proyecto de un solo disco, sino que tiene ganas de crecer.
Faca Flores: –Y federalizarlo, también. Salieron varios viajes, porque nos conocían por otros proyectos. Tuvimos muy buenas respuestas. El grupo puede crecer mucho si salimos a tocar por el país.
Jano Seitún: –Es lindo que el grupo tenga cuatro compositores. Todos sabemos hacer canciones; entonces, a la hora de armar una lista de temas, con tres o cuatro de cada uno se arma un lindo repertorio. También tenemos nuestro oficio de instrumentistas y sabemos cómo defender una canción.
T. L.: –La gente agradece esa contención de egos. Nos amoldamos para que funcione una cosa mayor.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.