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Miércoles, 12 de agosto de 2015

MUSICA › MIGUEL “BOTAFOGO” VILANOVA GRABó Y PRESENTA BLUES ELECTROACúSTICO

“Lo positivo es que se discuta”

En la mayoría de los temas del nuevo disco del guitarrista y compositor se filtra la temática social y política, con fuertes críticas a la Barrick Gold, a Monsanto y a la manipulación que ejercen los medios masivos de comunicación. “Siempre me apasionó saber”, dice.

 Por Cristian Vitale

La tapa es él cantando, y vomitando cosas en colores. La contratapa, como siempre desde que el disco es disco, una lista de temas que va del uno hasta el catorce. El (Miguel “Botafogo” Vilanova) repara en las dos. De la tapa, dice que es una especie de catarsis, y de la contra va resumiendo en pocas palabras lo que implica cada pieza, mientras toma un té de hierbas: “‘Sin acción’, habla del decálogo de Noam Chomsky sobre la manipulación de los medios de comunicación al que le puse música; ‘Panivino el campesino’, habla de la problemática de Monsanto; ‘La reputa corporación que te re mil parió’, está dedicado a la Barrick Gold y la explotación minera a cielo abierto; ‘Bases militares norteamericanas’, bueno, me tiró la idea Telesur que es un canal que miro siempre, en un programa donde el conductor, un viejo general, explicó dónde estaban las bases norteamericanas de norte a sur y me corrió un tremendo frío por la espalda; ‘Señora Presidente’, es una carta respetuosa que le escribo a la Presidenta, donde le hablo de la situación de los músicos, a pesar de la ley de Néstor”, dice don Vilanova, que presentará su nuevo disco (Blues Electroacústico) esta noche en el Sheldon Bar (Honduras 4969).

–Excepto el bello instrumental “Bienvenida Renata”, la agradecida “Argentina, tierra de guitarristas” y el sarcástico “Blues de la palometa”, el resto de los temas anclan en la crítica social y política. Es cierto que esto le viene desde los tiempos de Durazno de Gala y aquel “Blues del político” donde aparece está temática, pero también es cierto que en los últimos años ha habido un cambio respecto del sentido de hacer política que ha vuelto a implicar un freno al poder económico. ¿Usted lo nota o le parece que el rol de la política es el mismo que el de hace veinte años?

–No, claro que no lo es. Aunque no comparta cosas, me encanta el entusiasmo que veo en los jóvenes, incluida mi hija. Es maravilloso que se le haya vuelto a inspirar al joven el interés por la discusión. Es positivo que se discuta, pero hay cosas que no entiendo... por eso hablo de Monsanto y la Barrick Gold . Ninguna de las dos empresas nos está haciendo ningún favor.

–Todo depende de en qué parte de la inmensa, diversa y compleja realidad se ponga el foco.

–Bueno, no soy un tipo tan ilustrado (risas)... sólo trato de poner mi punto de vista, incluso porque dentro de la historia del blues existen antecedentes. Por ejemplo, el “Vietnam Blues”, una pieza que recorrió todo el mundo y que escribió JB Lenoir, un negro blusero que le recriminaba al presidente de Estados Unidos por qué le había mentido. Que Estados Unidos no era el país de paz y prosperidad que había prometido, sino un país que hizo una guerra tremenda de la que los hijos volvían en bolsas negras desde Vietnam. Atreverse a decir eso me parece muy valiente, o un Lennon haciendo “Imagine”. Obvio que no me estoy dando ínfulas de pensar que yo soy tan importante, pero sí está bueno que alguien pueda decir esas cosas en la música. Igual, todo bien: tuve experiencias bárbaras en la TV Pública, donde me dejaron cantar mis cosas. Fue una demostración de que podía decir lo que quería.

–¿De qué tradición política viene usted?

–De ninguna en concreto. Mi viejo tenía una peluquería, donde la política era no hablar de ella ni de religión, por los clientes. Dejar que todos se expresaran como querían. Y yo, desde muy pibe, escuchaba las bravas discusiones entre clientes. Primero me daba miedo, pero después me encantaba y decía “estos muertos no están tan muertos... hay algo que los apasiona” (risas) Siempre me apasionó saber, y por eso aparece lo social y lo político en mis canciones. En lo puntual, siempre rescato el papel de Salvador Allende en Chile, que dejó hasta su última gota de sangre, y digo ¿cuándo voy a tener algo así yo? ¿Qué nos hubiera pasado como país si hubiéramos tenido alguien que nos hubiera dado esa demostración de valor e integridad?

–A Chile no le fue muy bien. Allende dio la vida, sí, pero en ese país aún no tienen educación gratuita en las universidades, y el odio de clase es muy intenso.

–Ah, sí, claro. Los pinochetistas fueron de terror...

–Retomando el disco, ¿por qué esta vuelta al blues acústico, al menos en una grabación?

–Porque me pasaba que tocaba en lugares solo y, además de interpretar temas de éste disco, hacía esos blues argentinos en formato acústico y al final del show, la gente venía y me pedía un disco con esos temas. El tema es que no tenía y les terminaba vendiendo uno eléctrico, con banda. Ahí dije “bueno, basta, voy a hacer un electroacústico”.

–Hay un antecedente que es Solo blues acústico, donde hace temas acústicos de Pappo, Willy Dixon, Mississippi John Hurt y temas infantiles como “El mundo del revés”, de María Elena Walsh.

–Sí, ese fue el último, y tiene ya diecisiete años. Después, en Botafogo y sus secuaces hay inserts de blues acústicos, pero la mayoría son eléctricos. Por eso hice este disco. Era una como una deuda, una vuelta a las raíces del blues.

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“Este disco era como una deuda, una vuelta a las raíces del blues.” Tocará hoy en el Sheldon Bar.
Imagen: Leandro Teysseire
 
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