MUSICA › BARBARITA PALACIOS Y LAS CANCIONES DE SU DISCO SI VA
La producción de Gustavo Santaolalla agrega lustre y contundencia a un material ya de por sí potente. “Me resulta natural combinar los mundos del folklore y el rock. Es como la gente que habla dos idiomas y los mezcla naturalmente”, explica.
› Por Cristian Vitale
No será Barbarita Palacios la que venga a descubrir los talentos, largamente refrendados por la realidad, de Gustavo Santaolalla. Ni al revés, claro: ambos “son”, más allá de la coyuntura. Lo que sí pueden, en todo caso, es potenciar tales condiciones. Si va, flamante disco debut de la cantante, guitarrista y compositora, viene precisamente a confirmar la idea. Discazo, no solo porque él exprimió lo mejor de ella, sino porque ella le dejó a él todos los flancos abiertos para que eso ocurriera. “Trabajar con Gustavo es lo mejor que me pudo pasar como artista. Es difícil de explicar, porque hay algo mágico en el proceso de elección de las canciones, la grabación y la producción final. Gustavo te pone en un nivel de trabajo muy alto, te lleva al máximo de tus posibilidades como compositor y artista”, refrenda la ex Semilla, a punto de mostrar el notable trabajo, este viernes en el Museo Casa de Yrurtia (O’Higgins 2390). “Creo que lo que mejor que saca de mí es aprender a soltar, a ser profesional”, reafirma.
Amparado, también, en el toque productor de Daniel Martin, Si va cuenta con un bello tema de Fernando Barrientos (“Deja”), uno del mismo Martin (“Anoche”) y otro de ambos (“Espejos rotos”), que se complotan muy bien con el resto (seis canciones) compuesto por Barbarita. Un todo que por alguna hendija espía secretos de GAS (maravilloso disco solista de Santaolalla) y por otra una intención estética de los tiempos que corren, que no muchas veces se logra: la convivencia no forzada -ni híbrida- entre la canción folk(lore) y la canción rock. “La verdad es que me resulta totalmente natural combinar ambos mundos. Es como la gente que habla dos idiomas y los mezcla naturalmente, que encuentra una manera mas fácil de transmitir algo en una lengua y al toque te cambia a la otra porque expresa mejor esta otra cosa, y así... la cruza del folklore más tradicional y el rock, como representante del folklore del mundo, es lo que me atraviesa el alma como artista”, explica la cantante que también contó en su disco con las intervenciones de Javier Casalla, Tilín Orozco, Nicolás Rainone, Hernán Burset y Alejandro Terán, entre otros.
–¿A qué alude Si va y de qué manera estructura el disco?
–Es el nombre de una canción de amor que sugiere dar lo mejor de uno en una relación, y después ver si pasa algo... como reconociendo ese maravilloso misterio del amor. De nunca tener certezas, aunque des lo mejor de vos. También tiene eso del “a ver si va...”, algo que utilizamos y nos pertenece solo a los argentinos. Cuando surgió la idea de ponerle al disco ese título, se me resignificó con el otro sentido que tiene, ya no de duda sino de afirmación: ¡sí, va! Igual su fuente original es la de la canción.
Mucha agua corrió bajo el puente antes que Barbarita grabara su disco debut. Arrancó con Semilla allá por los albores del siglo. Y duró lo suficiente como para grabar otro disco afín a sus búsquedas (Semilla, 2007) y prenderse fuego a través de las peñas eléctricas, juntadas que sumaron pica a la refrescada escena del folklore argentino de la nueva década del diez. También intervino en Terraplén (grupo de folklore y electrónica conformado por Martín, Diego Vainer y Kerpel), y en Tiento (Laura Ros + Federico Gil Solá + Javier Casalla), hasta que dio con dos yuntas al tono: Las Huevas, junto a Sofía Viola (con ella compuso la formidable y rabiosa “Suposición del temporal”); y Trenzadas, junto a Charo Bogarín y Mariana Baraj.
“Tanto Trenzadas como Las Huevas representan partes diferentes de mí, que también están impregnadas por la búsqueda y la inquietud de las que hablaba. Son proyectos totalmente indie, sin producción, sin electrónica, y casi sin electricidad”, detalla Palacios. “Respecto del dúo, con Sofía nos conocíamos desde que venía al semillero, la peña que hacíamos con Semilla en la Catedral de Almagro. Con ella, como siempre, se nos fue la mano ¡y compusimos veinte canciones!”, se ríe, y continúa: “La misión fue cumplida, entonces, y quedó ‘Suposición del Temporal’ para mi disco y el resto para el dúo. Todo esto fue durante mi trabajo en el álbum que tenía su identidad propia y que llevaba, en lo más profundo de mí, ganas de reinventarme, de hacer algo nuevo, de romper con lo anterior sin perder identidad”.
–¿Cuáles serían las rupturas y continuidades de hoy respecto la experiencia previa, centralmente con Semilla?
–Con Semilla, el contexto, el escenario político cultural era muy diferente, y eso es muy importante. El panorama actual es más fácil para los alternativos que el de la época de Semilla, en la que tuvimos que inventar un espacio para poder tocar (La Peña Eléctrica). Era el post Cromañón, y nos clausuraban cada vez que subíamos al escenario a enchufar una eléctrica. Por otro lado, hacíamos folklore respetando las estructuras para que se pueda bailar y, depende de la habilitación que teníamos, podíamos tocar fuerte pero no se podía bailar. Tenía que bancarme que me dijeran “si alguien se para a bailar, tienen que parar de tocar”... una locura total. Hoy, en cambio, esos espacios están, existen y este gobierno ha ayudado un montón. Lugares como Tecnópolis o el CCK han fomentado y dado lugar a este tipo de proyectos y búsquedas relacionadas con nuestra cultura, además de todos los centros culturales que han surgido desde el 2000 hasta ahora, que se mantuvieron a capa y espada, y que espero que ahora, con la ley que los protege, sean cada vez más.
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