El director teatral, autor y cantante Alejandro Tantanian y el músico Diego Penelas forman una dupla artística desde hace más de ocho años. Todo comenzó cuando Penelas musicalizó Los sensuales, la exitosa obra basada libremente en la novela Los hermanos Karamazov y, desde entonces, la unión siguió en Almas ardientes, Cenizas, Las islas, Blackbird y Patricio Contreras dice Nicanor Parra, entre otros espectáculos. El trabajo puede incluir la creación de mundos sonoros y de canciones como también la musicalización de poemas. Pero la pasión que comparten por la música es tan intensa que los llevó, además, a dar forma a tres recitales donde el componente teatral estuvo presente: De noche, Viaje de invierno y Las canciones. A punto de terminar el año, el dúo ofrecerá dos únicas funciones de una nueva reunión que decidieron llamar Concierto de fin de año: un recorrido por compositores muy diversos y de distintas épocas, y también una nueva entrega de ciertas piezas que han interpretado antes. Será mañana a las 21 en El Extranjero Teatro (Valentín Gómez 3378) y repetirán el 17 a la misma hora en Clásica y Moderna (Callao 892), con Penelas en piano, voz, arreglos y dirección musical, y Tantanian en voz y dirección general.

“Las ganas de volver a hacer algo juntos reaparecieron en el contexto de las PASO. Siempre la pasamos muy bien trabajando y en momentos de zozobra de muchas cuestiones generales quisimos volver a esas cosas que a uno lo constituyen. Seguimos teniendo el mismo disfrute que cuando empezamos. Hay algo de los egos que está totalmente licuado, que nunca estuvo en juego y aparece un placer muy genuino que creo que llega al público”, comenta Tantanian a Página/12. El nuevo concierto tendrá un bloque formado por mucho de lo que el dúo creó en estos últimos años. “Habrá una sección con poemas musicalizados por Diego, como los de Nicanor Parra o de la poeta rusa Marina Tsvietaieva, también con algunas canciones que creó para mis obras. Será como una suerte de visita a ese trabajo en conjunto, que es mucho. Más allá de que todas las canciones que elegimos por fuera de este segmento terminan siendo versiones nuestras. No hacemos covers, más bien nos apropiamos de los temas”, explica el director e intérprete. El repertorio incluye temas como “Si dolce è il tormento”, de Monteverdi; “Bring him home”, del musical Les Misérables; “Tormenta”, de Enrique Santos Discépolo; “Entrega total” de Javier Solís; “Until”, de Sting; “Mala”, de Liliana Felipe; “Cuenco”, de Penelas, y “Kiss my name”, de Antony and the Johnsons. También los poemas “Un hombre”, de Nicanor Parra, y “Pensando en otra cosa”, de Marina Tsvietaieva. No les interesa el eclecticismo en sí mismo, sino que la variedad resulta de una búsqueda “pulsional y salvaje”, según palabras del cantante. “Elegimos canciones por las puras ganas de hacerlas”, dice Tantanian.

“Desde que empezamos a trabajar juntos apareció la idea de no sólo arreglar las canciones sino de componer sobre el arreglo, de tomar el arreglo como una forma de composición, como un espacio creativo. Y en escena suceden cosas que en los ensayos no pasan por más que tenemos el mapa del concierto muy trabajado. Lo que pasa en vivo es, en cierto punto, una incógnita para ambos”, advierte Penelas, quien ya editó tres discos con canciones propias. La entrega sin red y la posibilidad de habilitar un espacio para lo imprevisto tienen que ver con una experiencia lúdica y muy personal de Tantanian. Hijo único, de los 12 a los 19 años vivía encerrado en su habitación. “Armaba recitales y hacia shows para mí solo”, confiesa. “Fueron siete años en que me la pasé armando recitales privados sin especular ni pensar en lo que iba a hacer. Simplemente lo hacía. Algo de ese espíritu libre, del disfrute, de estar ahí, reaparece en lo que hago ahora”, desliza el director teatral, cuya voz tiene una potencia asombrosa.

En De noche, el primer concierto que pergeñaron, eligieron un repertorio con un denominador común: eran canciones que hablaban de ese momento del día en que la luz se desvanece y emergen los sueños, los deseos, aquello que durante la jornada no tiene tanta cabida. En Viaje de invierno trabajaron con canciones de Schubert y en Las canciones no hubo un tema en particular sino el puro interés del dúo por ciertas piezas musicales. En este sentido, la nueva propuesta se acerca más a esta última. “No hay un hilo conductor entre las canciones que vamos a interpretar. La intención es generar distintos climas, distintas emociones. Habrá momentos más planchados, más íntimos, otros más altos, más estallados, más show. También pasajes más conmovedores y otros más de humor, más cínicos”, coinciden. Lo que mantienen es ese modo de trabajar las canciones que se apoya en lo teatral y que, según Tantanian, fue motivo de sorpresa para muchos de sus compañeros en De lágrimas, su primer espectáculo con formato de recital. “Cada canción funciona como una historia, como un núcleo emocional, como una microobra”, opina el cantante, que logra que cada pieza adquiera un tono especial.

“Buscamos juntos una línea que nos interesa, buscamos por dónde nos gustaría ir”, profundiza Penelas sobre las canciones. “Después, cada uno por su lado, empieza a hilar un poco más fino, y luego volvemos a juntarnos y mostramos lo que cada uno fue probando. Y seguimos corrigiendo hasta estar conformes.” Invitados a detenerse en algunos de los temas que van a estrenar y que los tienen especialmente encantados, eligen la versión de “Mala”, de Felipe, y de “Until”, de Sting. Esta última habla del descubrimiento de la persona amada, del momento en que aparece esa persona. “La escuchás y parece una pavada, pero cuando te ponés a aprenderla te resulta endiabladamente difícil. Lo mismo pasa con ‘Mala’. Dos canciones en apariencia muy simples pero que son muy complejas, ‘un chino’”, asegura Tantanian. El nuevo concierto supone un cambio importante en relación a los anteriores: la dupla ya no se resguarda en una unidad temática ni busca un título especial. “Nos presentamos noso- tros, con nuestros nombres, sin el amparo de un tema o de un título en especial del concierto que nos de el permiso de cantar. Nos interesa mucho que nuestro repertorio reaparezca: ese trabajo de años de escribir letras y componer, o de musicalizar poemas”, reconoce el director.