Desde Santa María de Punilla

“Como el clima es una de las cosas que no podemos manejar, no es un problema que nos preocupe”, dice José Palazzo, ansioso por la cuenta regresiva, pero seguro de que todo saldrá como lo viene planeando. La confianza del organizador del Cosquín Rock estriba en el operativo precautorio desplegado por si ocurre lo que todos sospechan pero nadie puede impedir: la lluvia. No sólo los pronósticos sugieren caídas de agua, sino también las noticias que llegan desde toda la provincia de Córdoba, amenazada por tormentas, crecidas de ríos, rutas cortadas (entre ellas el Camino del Cuadrado, uno de los accesos más concurridos por quienes van al festival) y hasta la apertura de una de las válvulas del Dique San Roque. Aunque, por suerte para los intereses del festival, la zona del Valle de Punilla no es de las más afectadas por el aguacero.

“Desde hace unos años que venimos trabajando para que los generadores de energía, las luces y las pantallas puedan resistir las precipitaciones. Los escenarios están techados y además el Aeródromo de Punilla, donde se realiza el festival, está en desnivel, lo cual facilita una rápida evacuación del agua”, explica Palazzo, tratando de aportar tranquilidad. Y agrega, redundando para enfatizar, que “tiene que llover ‘muy mucho’ para que se inunde”. Una frase que trae a la memoria lo sucedido en la última edición, cuando por primera vez en quince años hubo que suspender una jornada: “Eso fue distinto, porque ocurrió una catástrofe fuera de lo normal en toda la región y el personal que habíamos contratado de Defensa Civil, Bomberos y Cruz Roja tuvo que trasladarse a otra zona más afectada. En los últimos años nos acostumbramos a un ‘festival subacuático’, pero soy optimista para esta edición”.

Lo cierto es que ya está todo listo para que comience una nueva versión del festival más federal del rock en la Argentina. Y el que, además, más ediciones acumuló: con la que comenzará hoy, el Cosquín Rock llegará a su sucedáneo número 16 después de aquel estreno en la Plaza Próspero Molina, locación que luego fue reemplazada por la Comuna San Roque en 2005 para, finalmente, recalar desde 2011 en el Aeródromo de Santa María de Punilla. Esta localidad de 10 mil habitantes en plena sierra cordobesa ve una vez al año quintuplicada su capacidad por la presencia de multitudinarios peregrinos del rock de todo el país.

La acción se extenderá hasta el lunes próximo, coincidiendo con la primera de las tres presentaciones de los Rolling Stones en la Argentina (la del domingo), aunque el flujo de venta de entradas indica que este acontecimiento no influyó sustantivamente en la convocatoria del festival cordobés. El cierre de la jornada inaugural estará a cargo de Ciro y Los Persas, pasada la medianoche. Antes estarán La Beriso, Salta la Banca, Kapanga, Almafuerte (que tocará después de Pericos) y The Wailers, uno de los pocos números internacionales del CR16.

El domingo, en cambio, el protagonismo del escenario principal recaerá en Las Pastillas del Abuelo, precedidos por La Vela Puerca, Guasones, los locales de Eruca Sativa y Don Osvaldo, proyecto del ex Callejeros Pato Fontanet, quien volverá en este Cosquín a cruzarse con gran auditorio. Finalmente, el lunes será coronado sucesivamente por Massacre, Bersuit, Babasónicos, Las Pelotas y No Te Va Gustar.

Como se ve, el escenario principal tendrá una dinámica de interacción y convivencia variopinta. En contraposición a eso estará el espacio Spotify, destinado a resumir en cada día un gusto temático particular: el sábado será el turno del heavy (con Malón, Carajo, A.N.I.M.A.L., Horcas, Lethal y Plan 4), el domingo habrá reggae (de la mano Nonpalidece, Kenyatta Hill, Dancing Mood, Fidel Nadal, el Natty Combo, Riddim y los marplatenses Rondamón), y el lunes será el tiempo del denominado “rock barrial” (alistando a Gardelitos, El Bordo, Cielo Razzo, Jóvenes Pordioseros y La Mocosa).

Además, habrá otros tres tablados destinados en su mayoría a bandas emergentes. Uno es la carpa Hangar, otro el Espacio Geiser y por último el Escenario Alternativo. Este último incluirá espectáculos adicionales como la Bizarren Miusik Parti, la fiesta de la Bomba de Tiempo, la murga Agarrate Catalina, Favio Posca y su puesta “Painkiller”, el evento de canciones y cuentos de Hernán Casciari y Zambayonny, el rockumental por los 15 años del Cosquín Rock y “Maderamicrochip”, el set electroacústico de Catupecu Machu.

Apurado por elegir su show favorito, José Palazzo no se inclina por ninguno de todos los anteriormente mencionados. “La mayor expectativa me la provoca Pabellón Tornú, el espectáculo teatral que se va a hacer el sábado a las 20 hs en la Colonia Santa María, cerca del predio, pero dentro de la programación del festival. Tornú era un médico que se vino de Francia a trabajar con los tuberculosos, para unirlos con los otros enfermos y que no sean segregados. La obra tiene mucho de escalofriante pero habla de la inclusión. Y que se relaciona con el rock: la colonia, que está abandonada, fue utilizada por última vez como loquero, que es adonde vamos a ir a parar tarde o temprano todos los que estamos en el rock”.