No sólo murga, el primer disco en vivo de Ariel Prat, no es sólo el desafío personal de mostrar otras facetas musicales. Representa, además, la consolidación del músico como cantor y compositor. Como hacedor de canciones. Sirve como repaso, pero también como renovación de su obra. “La murga es una parte esencial de mi obra pero crecieron antes, durante y después, cientos de canciones de colores y sabores diferentes, en las cuales la poesía y la música, definieron una forma de juglaría que siento tan propia como diferente”, define Prat en el librito del disco. Y se explaya en esta charla con Página/12: “Está presente todo el ADN mío poético y musical. Tiene que ver con todo el entorno en el que uno se crió, por eso es tan fuerte hacerle la música a una poesía de (Enrique) Cadícamo escrita en 1929, y que salga un aire de milonga, a pesar de que la música se la puse cuando estaba en Los Pirineos. Las canciones que hice afuera, de hecho, siempre se hicieron con el aroma de acá, con el deseo de estar acá”, explica Prat, quien regresó al país después de varios años de vivir en España. Esta noche presentará el disco a las 21.30 en el CAFF (Sánchez de Bustamante 764). Y habrá también algunos estrenos. “‘No me digan que no vuelve’, que se lo dedico a alguien muy especial; y ‘Murguerita’, que está dedicada a mi hija”, adelanta.

La murga, el tango y la milonga perfuman la mayoría de las canciones. Sin embargo, Prat le esquiva a la palabra “rioplatense”, “más que rioplatense yo lo llamo, metropolitano”, propone. Entre canciones propias que ya son clásicos en su repertorio (como “Luna de Pilar”, “Belleza”, “Curiosidad y azar”, “Las Pibas de Urquiza” y “Agua y Diamante”, compuesta junto a Bebe Ponti) y alguna inédita (“Que ando buscando”), se encuentran joyas como la milonga “Luna de Montmartre” (a partir de una poesía de Cadícamo), una luminosa versión de “Imágenes Paganas” de Virus y otra de “Romance para un negro murguero”, del maestro Alfredo Zitarrosa. “De Uruguay, tengo mi predilección por Zitarrosa y El Sabalero. Alfredo en vez de separar, unía. Un digno representante de la Patria Grande”, considera. Y explica por qué “Imágenes paganas”: “Virus era una banda que me fascinaba; fueron estigmatizados por su supuesta frivolidad, que no era tal, había una profundidad enorme en las letras. Esa canción es una maravilla, la canto y se me pone la piel de gallina”, dice y larga una carcajada, este confeso fanático de River.

El disco conserva el clima y el calor del concierto en vivo. Antes de cada una de las canciones, Prat introduce algunas palabras o presenta con cariño a los invitados. “Quisimos que resaltara el carácter del vivo, no retocarlo demasiado, no andar manoseándola de más; hay partes en que se nota que afino la guitarra. Toda esa cosa está, no lo maquillamos”, cuenta. Fue importante en el resultado final el aporte de los músicos invitados. De hecho, Prat también se caracteriza por crear buenas duplas compositivas, como con los Bersuit Juan Subirá y Pepe Céspedes, o el compositor Omar Giammarco, con quien incluyó aquí, a modo de bonus track, la inédita murga “Mentime que me gusta”. “Me siento muy honrado y respetado por ellos. Aprendo muchísimo en colaboraciones también con Julián Peralta (sumó un arreglo tanguero a ‘Rumba y tres saltos’), Vero Bellini y otros. Y eso hace que también haya incorporado en el disco a los músicos que vienen trabajando conmigo: Hernán Kallis en guitarra, Martín Hernández en la armónica y Alejandro Caraballo en percusión. Son tres fundamentales con los que hemos discutido los arreglos.”

–Este disco llega en momento muy especial, en donde es importante recuperar espacios, tomar la palabra. En la inédita “Mentime que me gusta” da su postura sobre el rol actual de los medios...

–Tiene una toma de posición con respecto a la hegemonía de los medios ejercida cultural y políticamente. Siempre fui un tipo comprometido con el entorno, con el barrio y también soy crítico. No escribo las letras con el diario o el último documento que sacó el Frente para la Victoria. Soy independiente de eso. Hoy es importante no perder la calle, que el arte popular no se meta adentro de ningún caparazón. Hay que salir y no dejarse amedrentar. Los medios fueron determinantes para el resultado de la elección, han trabajado la cabeza de mucha gente. Y contrarrestar eso es muy difícil. Te encontrás con mentiras que salen publicadas, pero nunca vas a leer una desmentida. Es muy difícil pegarle al gigante mediático, es un gran problema que tienen los gobiernos populares en América latina. Lo que pasa en Brasil, por ejemplo. La grieta viene desde 1800 y pico, con el mitrismo. Quisieron hacer de nosotros una Europa. La cultura afro fue una de las que más sufrió. Se ufanan muchas veces del Martín Fierro, pero no tienen muy en cuenta el contenido. El moreno era una parte sustancial de la población en el momento en que Hernández escribe el libro. En la historia oficial, los morenos aparecen sólo para el dato de color, exótico: el sereno, el que repartía empanadas. Para lo demás, no existieron. La comunidad afro descendiente ha aportado al tango, nos han dado comidas, incluso han dado la sangre por esta patria. Eso es parte de un apagón cultural que arranca con el deseo de los hegemónicos al servicio del liberalismo de contar una historia que tenía que ver con negar lo indígena y lo afro. El “verdadero relato” es el de contar una historia blanca, europea. Ser negro es un delito, como cuando te llevaban preso por bailar murga. ¡Ahora también te balean! Total, es sangre de negro. Esa es la verdadera grieta que está instalada.