MUSICA › ANA BELEN, VICTOR MANUEL Y DOS CONCIERTOS DE PURO DISFRUTE EN EL TEATRO GRAN REX
La pareja –artística y humana– entregó un extenso repertorio de Canciones regaladas apoyada en una banda sólida, capaz de dar los matices necesarios. El dúo no solo supo interpretar esos temas ajenos con personalidad propia, sino que también se encargó de darles contexto.
› Por Karina Micheletto
Canciones regaladas son las que Ana Belén y Víctor Manuel vinieron a mostrar. Así se llama su último disco, el segundo que grabaron en estudio después de treinta años. Esos regalos que son canciones toman en este trabajo la forma de grandes clásicos de todos los tiempos, estilos y procedencias, en un recorrido que va de Rubén Blades a Chico Buarque y Tom Jobim, de Leonard Cohen a Piazzolla, pasando por Italia, México, Estados Unidos. El viernes pasado, en un concierto que repitieron anoche, ante un Gran Rex que dio muestras de haberlos seguido muy de cerca durante todos estos años, la pareja española presentó estas y otras canciones. Son las canciones que les regalaron a ellos los autores, explicaron durante el concierto, pero también las de un repertorio consolidado con los años, que volvieron de este modo clásicos propios a otra cantidad de canciones regaladas. Entre ellas, claro, no faltaron aquellas que son un estandarte de la dupla, como “La puerta de Alcalá” o “Contamíname”, que sonó como culminación del nutrido repertorio ofrecido en un show de tres horas.
Los cantantes vinieron bien acompañados por una banda sólida, en la que forman siete buenos músicos, de esos capaces de mostrar lo propio y adaptarse a las necesidades de cada concierto. Entre esos músicos, el tecladista y también encargado de los arreglos y la dirección musical es el hijo de la pareja, David San José. Esos arreglos tuvieron la virtud de volver diferentes, adaptados al estilo propio, a algunos clásicos muy clásicos – “Just the way you are”, que traduciendo a Billy Joel se presenta como “Quiéreme tal como soy”, o “Todo cambia”, aquella que volviera conocida en todo el mundo Mercedes Sosa, entre tantos–. Ese estilo propio tiene una impronta del orden de lo espectacular, de un show bien concebido y sustentado musicalmente, pensado para grandes salas.
Como cantantes, Ana Belén y Víctor Manuel muestran estilos y posibilidades bien diferentes. Ella conserva una voz potente y afinada, y es una de esas intérpretes a las que les importa lo que dice la canción, su sentido. Es netamente una intérprete, enfocada en sacar a cada tema esa luz propia que le da razón de ser. Su condición de actriz, por otra parte, vuelve más potente esa interpretación en el vivo. El no tiene esa capacidad vocal, que suplanta con oficio y encanto propios. Su oficio de cantautor se valoró más al contar la historia de canciones como “Soy un corazón tendido al sol”: “La hice en momentos muy especiales para nosotros. Primero nació David (el tecladista de la banda), después votamos la Constitución democrática en España, y en ese momento histórico le puse la guinda al pastel con este tema”, contó, por ejemplo.
El comienzo del concierto fue el mismo que el del nuevo disco, con “El padre Antonio y su monaguillo Andrés”. Como harían a lo largo de todo el concierto, la pareja se preocupó especialmente por contextualizar sobre el origen de cada canción, sus autores y circunstancias. Sobre este célebre tema de Rubén Blades, recordaron que fue inspirado en el asesinato de monseñor Romero. “Después de tantos años de este terrible hecho, por fin se ha hecho justicia. La justicia tarda, pero llega”, destacó Ana Belén. Otras canciones resonaron especialmente, y también tuvieron su historia narrada. “España ha sido apercibida repetidas veces por Naciones Unidas para que se desentierre y se conozca de quiénes son los cuerpos que todavía están enterrados en tantas fosas comunes, como NN. Se calcula que son unos 120 mil. Es increíble que en todos estos años, no haya habido un solo gobierno que entienda que es su responsabilidad”, presentó Víctor Manuel su tema “Cómo voy a olvidarme”, que sigue sonando tan actual.
Pasaron siete años desde la última gira que Ana Belén y Víctor Manuel hicieron juntos, treinta desde que grabaron su último disco de estudio, que hasta entonces había sido el único y muy exitoso Para la ternura siempre hay tiempo, de 1986. Pasaron además 43 años de vida “real” en común, sumada a la vida artística compartida, en la que uno y otro desarrollaron sus carreras individuales –como cantante y actriz ella, como cantautor y productor él–, y se reunieron de tanto en tanto para dar conciertos conjuntos. De esos vivos grabaron en estos años algunos discos compartidos (Mucho más que dos, el más recordado, y otros también en compañía de otros amigos, como El gusto es nuestro, con Joan Manuel Serrat y Miguel Ríos). Ahora vuelven con un disco de estudio y lo presentan con aceitada precisión en escena. Siguen mostrando esa química que comparten desde entonces, y que los lleva a apadrinar a artistas como el gallego Andrés Suárez (“gallego de Galicia”, aclaró él), quien mostró sus canciones en el show. La gira que emprendieron los llevará ahora por Mar del Plata (mañana), La Plata (el miércoles), Córdoba y Rosario (el viernes y sábado), siguiendo más tarde por Uruguay, Costa Rica y Guatemala. Por allí seguirán regalando canciones que les han sido regaladas.
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