Viernes, 15 de abril de 2016 | Hoy
MUSICA › UNA NUEVA PROTESTA POR LA CONTINUIDAD DE LAS ORQUESTAS Y COROS PARA EL BICENTENARIO
La plaza frente al Palacio Pizzurno volvió a ser escenario de un concierto para pedir que no se abandone el programa estatal.
Por María Daniela Yaccar
Amontonados frente al Palacio Pizzurno debajo de un sol abrasador, cientos de chicos alzaron sus instrumentos y pidieron “¡que salga el Ministro!”, refiriéndose a Esteban Bullrich, titular de la cartera educativa. Habían llegado en micros desde distintos puntos del Conurbano y de la Ciudad de Buenos Aires, junto a sus familiares y docentes del Programa Nacional de Orquestas y Coros para el Bicentenario, cuya continuidad corre serios riesgos. Son 20 mil chicos y jóvenes de zonas vulnerables de todo el país los que se forman a través de él. La mayoría de los 2 mil maestros que lo integran no están cobrando, no tienen contratos para este año o finalizan pronto. Pero siguen trabajando. Como no podría ser de otra manera, el reclamo por la continuidad del programa se expresó a través de un conmovedor concierto al aire libre, que comenzó con el primer movimiento de la Quinta Sinfonía de Beethoven y culminó con el Himno Nacional y un abrazo al Ministerio.
Como el 29 de marzo, la plazoleta Petronila Rodríguez estaba repleta de chicos con instrumentos y atriles. Alrededor del escenario improvisado, levantaban coloridas pancartas con los nombres de orquestas y coros y de los lugares desde donde habían llegado: Avellaneda, Berazategui, Quilmes, Lomas de Zamora, Florencio Varela, Esteban Echeverría, Moreno, Barracas, Flores y Punta Indio eran algunos. Como el programa es nacional –la incertidumbre abarca a 160 orquestas y 141 coros–, hubo y habrá jornadas similares en las provincias. A los familiares de los músicos se los veía orgullosos. Registraban con sus celulares cada momento relevante. “Este es un programa de inclusión, saca a los chicos de la calle. Somos gente muy humilde. Mis hijos nunca hubieran tenido la posibilidad de estudiar música”, decía Paola Burgos, mamá de dos integrantes de la Orquesta Montana, de El Jagüel.
Entre tema y tema hubo intervenciones de oradores. Representantes del Colectivo de Trabajadores de Orquestas y Coros explicaron por qué decidieron que el concierto ocurra frente al Ministerio de Educación: “Le traemos a Bullrich la música a su despacho para mostrarle lo que son las orquestas y coros. La comunidad ya nos conoce. Las escuelas nos invitan a sus actos, las familias a sus cumpleaños y paseamos orgullosos con nuestros instrumentos por las calles de los barrios”. Informaron que el funcionario había dado a entender que continuarían los programas socioeducativos dependientes de la cartera; no obstante la mayoría de los docentes carece de contratos vigentes o se los han hecho por dos meses, y existen jurisdicciones donde se les adeudan salarios de 2015 y de los meses transcurridos de 2016. Hay un claro vaciamiento: cargos que cierran cuando renuncia un profesor, escuelas que impiden el ingreso de docentes y falta de insumos. En cada provincia se dan peculiaridades que fueron detalladas en el acto.
Los docentes pidieron que se los reconozca como trabajadores de la educación y por la continuidad de la Coordinación Pedagógica a Nivel Nacional, de la que depende el programa. Acompañaron los reclamos ATE, Suteba y Ctera. “¡Menos armas y más instrumentos! ¡La real seguridad es la educación!”, manifestó Silvia Almazan, dirigente de Suteba. Sandra Calamano, vicedirectora de la escuela 49 de Moreno y madre de una joven cellista, planteó un interrogante que sintetizó el corazón de la gala callejera: “¿Cómo podemos decirles a nuestros hijos que hoy tienen un derecho y que mañana, por obra y gracia de alguien, no pueden seguir ejerciéndolo?”. Durante el concierto sonaron, entre otras obras, “El tren del cielo”, “El huaynito del sapo” y el malambo de la suite “Estancia”.
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