Hoy a las 20.30, la Orquesta Filarmónica de Buenos Aires, dirigida por su titular, Arturo Diemecke, hará una obra tan interesante como poco frecuentada en Buenos Aires, la Sinfonía Nº 7, “Leningrado”, de Dmitri Shostakovich (foto), y, junto a ella, también se interpretará la Passacaglia de la ópera Peter Grimes, de Britten. Ambas obras conmemoran aniversarios redondos. En 2006 se cumplen cien años del nacimiento de Shostakovich y treinta de la muerte de Britten. Lo importante, sin embargo, es que se trata de la coincidencia de dos autores que, por afuera de las vanguardias institucionalizadas a mediados del siglo pasado, produjeron estéticas de singular fuerza. En el caso de Shostakovich, parte de esa fuerza radica precisamente en la permanente tensión con el obligatorio optimismo del “realismo socialista” pregonado por el stalinismo. La supuestamente entusiasta Sinfonía Leningrado es una prueba inmejorable.