MUSICA › LAUTARO MATUTE
› Por Cristian Vitale
Día a día se fue haciendo, y así durante diez años. Despacio pero firme, Lautaro Matute compuso, arregló, interpretó, fue parte de varios todos (Negros de Miércoles, el Trío Rallis, la Orquesta de Cámara de La Tribu), y aún lo es del muy premiado Ensamble Chancho a Cuerda. Pero ahora se transformó en parte de su propio todo: debutó como solista y no tuvo otro remedio que titular su primer disco... Día a Día. “Es algo que fue gestándose a la par que lo iba haciendo… quería enfocarme en composiciones nuevas, y sacarlas a la cancha”, introduce el músico, que mostrará su primera criatura mañana a las 22 en el Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1543). “Para mí, la música y la poesía es algo que tengo siempre a mano… me acompañan en la mochila todo el día, y estas canciones tienen mucho que ver con eso: con mi cotidianeidad en esta ciudad, en este momento, que me ayuda a procesar, repensar, reflexionar, sobre cosas del día a día, justamente”, refrenda Matute, cantor, bajista y guitarrista, cuyo disco inicial muestra trece canciones propias, más “Tocando al frente”, del cantautor brasileño Renato Teixeira, todas cruzadas por el jazz, el folklore y el nunca preciso término de fusión.
–¿Es imposible, a esta altura de la historia, evitar el eclecticismo en los géneros musicales?
–Me parece que no es algo imposible. Claramente se puede buscar una “pureza estilística” por decirlo de alguna forma, y hacerlo de una manera genuina. Pero en el caso de este proyecto es algo que se dio inevitablemente; como algo que se quiere y que a la vez va a aparecer aunque uno no lo busque. Son canciones que nacieron esencialmente por la necesidad de decir, y a partir de ahí se arriman a diferentes estilos, sin terminar de tocarlos del todo. En mi caso, el folklore es un género que toqué y toco mucho, pero también están el tango, la música uruguaya, la música latinoamericana, el rock y el jazz. Igual, creo que, más allá del género, lo que prevalece es la canción, por más abierto que suene ese concepto. Me está costando mucho definirlo de otra manera.
–¿Cómo impregna la estética del Ensamble Chancho a Cuerda en su proyecto solista? Tal vez aclare un poco…
–Aporta mucho, diría. El Ensamble es desde sus comienzos, además de un proyecto musical, un punto de encuentro muy fuerte de amigos, colegas y/o hermanos, en el que venimos compartiéndonos músicas y aprendizajes de diferente índole. De hecho, algunos integrantes (Nahuel Carfi, Nicolás Rallis y Agustín Lumerman) participaron en el disco, pero todos estuvieron ahí, siguiendo muy de cerca el proceso de gestación de las canciones. Se transformaron en la primera oreja para algunas, o escuchando el proceso de gestación del disco completo, o ayudándome a pensarlo en cada charla. Aportes esenciales, digamos.
–Que también están en su cotidiano, volviendo al principio…
–Porque el Ensamble no para. 2015 fue un año de tocar mucho en vivo y eso nos dejó muchas experiencias enriquecedoras, al compartir escena con Liliana Herrero, Leo Masliah, Hugo Fattoruso, Benjamin Taubkin y Luiz Carlos Borges, entre otros, y este año volvimos a meternos un poco en el laboratorio compositivo, para preparar el repertorio del cuarto disco.
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