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Viernes, 1 de julio de 2016

MUSICA › ADRIANA VARELA ADELANTA EL REPERTORIO DE SU PROXIMO DISCO EN NICETO

Una tanguera da pelea en rodeo ajeno

Si bien el suyo es territorio tanguero, la cantante ha sabido ganarse un público propio, más allá de las fronteras del género. Algo de esa marca que la identifica –entre lo reo de su estilo, lo áspero de su voz y el origen rockero, que siempre reivindica– pondrá en juego esta noche.

En medio de la grilla de un espacio que se mueve entre el rock y sus inmediaciones, como es Niceto, llama la atención la inclusión del nombre de Adriana Varela, que hoy a las 21 actuará en el local de Palermo (Niceto Vega 5510). En realidad, el nombre de la cantante no aparece tan disruptivo en esa escena: es que, si bien claramente el suyo es territorio tanguero, Varela ha sabido ganarse un público propio, por dentro y por fuera de lo estricto del género. Algo de esa marca propia que la identifica –entre lo reo de su estilo, lo áspero de su voz y el origen rockero, que siempre reivindica– pondrá en juego, cuenta a Página/12, en el disco que ya terminó de grabar, y que espera presentar el año que viene, hecho, justamente, de versiones de rock. Pero, mientras tanto, sigue bien tanguera, como mostrará esta noche junto a su trío –bandoneón, guitarra y piano–, con “tangos bien pulenta y otros más románticos, para bajar juntos un poquito”, según adelanta.

Varela dice que ya había estado en Niceto un par de veces, como in vitada de grupos como El Kuelgue. Pero esta fecha, claro, es diferente. “Me parece muy copado, y hay también una ficha que no tenían en Palermo, y creo que es un lugar ideal para que se empiece a mover el tango en esa zona tan… cosmopolita, por llamarla de alguna manera”, se ríe la cantante. “Quieren abrir un espacio de tango, una milonga, y me eligieron como apertura. Me gustan los desafíos, y me gusta de acompañar este tipo de proyectos. Es decir, me gusta ser partícipe de algo que tiene para adelante. No me interesa ser ‘la que corona’, siempre prefiero ser… la que tira del carro”, se define. “Para coronación tengo el exterior y esas cosas, que son maravillosas. Pero siento que, sobre todo en este momento, en que estamos tan preocupados en lo cultural, es importante ponerse las pilas y no abandonar el barco.”

–¿Cómo define esa preocupación?

–Preocupada estoy por todo: por la gente que están echando, por los tarifazos, por la gente que de verdad ya no llega a fin de mes… Esta es una licuadora muy jodida, me parece todo una locura, o una pesadilla. Y por otro lado quiero estar bien, me quiero levantar un poco contenta, y ¡pum! ¡otra! Esta cotidiana te va volteando, y eso es lo que no quiero, y no quiero que nos pase. Ahora, yo estoy hablando desde un lugar bastante acomodado. No digo de ricos, porque yo no soy una mina rica. Soy una mina que vivo al día, bien: tengo para veranear cuando llega el momento, ayudo a mi gente. Es decir, no hablo en base a mi bienestar personal. Pero es muy difícil dormirte pensando que la gente está cagada de frío, sin comer, ya sin laburo y sin vivienda. Además, yo tengo un lamentable recuerdo familiar, y lamentablemente siento que lo estoy volviendo a ver en tiempo presente.

–¿Cuál es ese recuerdo?

–Mi viejo, que era químico industrial, era un tipo muy copado, socialista y coherente con sus ideales, muy moderno, a mi casa venía Romero Brest, era un tipo culto y comprometido. Y también era un industrial, tenía su pequeña empresa, y esas dos cosas no eran antagónicas. Llegó Martínez de Hoz, y llegaron sus políticas, y mi viejo se quedó sin industria. El perdió su fábrica y perdió una parte de su vida, empezó a deprimirse mal, con mi hermano y mi novio de ese momento lo llevamos de las pestañas a un psicólogo porque no podíamos verlo así. La de mi familia es una historia entre muchas, y hubo muchas otras, mucho peores, por supuesto. Yo no me voy a olvidar. No me quiero olvidar. Y hoy veo que el hijo de Martínez de Hoz está en el Gobierno, y tengo una especie de revival feo, muy feo. Me preocupa, y mucho, este poder económico que hoy es el que gobierna.

–¿Y en lo cultural, cómo cree que se traduce esto?

–¡También en malaria! Lo teatros están complicados, la venta de entrada está complicada, pero además desde el poder no veo que haya interés en la cultura. De cualquier manera, a mí no me interesa que la cultura se estimule desde el poder, a mí me interesa que la cultura se respete desde el poder. Nosotros hemos atravesado años mucho más difíciles, y nos expresábamos como podíamos, y estamos vivos de pedo. Y ahora tenemos que escuchar que Lopérfido dice lo que dice, como si tuviéramos que empezar todo de nuevo. Yo laburé con Lopérfido en la época de la Alianza, porque viajaba, me lo cruzaba. Y, la verdad, lo desconozco, se le despertó una cosa rarísima. Ese pibe para mí no es el mismo. En medio de todo esto, tan triste, vuelvo a lo que decía antes: acá si nos quedamos quietos nos vencen, tenemos que seguir remando.

–En su caso, eso se tradujo en un disco de rock…

–Que me hizo muy feliz hacer, y que ya terminé. Lo produce artísticamente mi hijo Rafael, y me coucheó en la voz mi hija Julia. Así que, además de todo, tuve ese mimo de poder trabajar con ellos. Y con grossos de verdad: participaron Fito y Pedro, por ejemplo. Fito, porque de casualidad me lo encontré en la calle y me dijo: ¡Ah, no, yo también tengo que grabar ahí! Y Pedro, porque somos muy amigos, y en una de las muchas veces que nos juntamos a comer, le conté la idea, se enganchó enseguida.

–¿Y cuánto hay de la tanguera en ese disco?

–Nada. Nada, pero nada de nada. Lo que hice fue grabar un disco bastante ecléctico, hay un tema de Luis Alberto con cuerdas, otro de Gustavo Cerati con guitarras españolas, es completamente distinto un tema al otro. Marianito Otero hizo los arreglos de “Avellaneda blues”, que tenía que estar, porque soy de Avellaneda. Hay hasta un tema de Hugo Midón, de quien guardo un enorme recuerdo, porque fui pareja. Participa su hijo Julián, que es un gran músico. En fin, ¡es ecléctico de verdad! (risas). Ahora mismo lo está mezclando Mariano López, y ya reservé fecha para presentarlo en El Coliseo, pero recién el año que viene.

–¿Y por qué volver ahora al rock?

–Exactamente, tiene que ver con volver a mí. Es como que con el tango busqué a los ancestros que no conocí, y ahora quiero homenajear a mis pares. Fito, Miguel Abuelo, Charly, Cerati, el Indio… No es como en el tango, generacionalmente tengo otra relación con ellos, y con el rock. Pero, indefectiblemente, también es la música con la que crecí.

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“Voy a hacer tangos bien pulenta y otros más románticos, para bajar juntos un poquito.”
 
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