Viernes, 5 de agosto de 2016 | Hoy
MUSICA › LUIS MARIA PESCETTI Y JUAN QUINTERO HACEN CARTAS AL REY DE LA CABINA
El escritor y compositor se juntó con el músico tucumano para crear este espectáculo de música y palabras. Ambos artistas se alejan aquí de sus aristas más conocidas: la del folklorista por un lado, la del autor y compositor de obras infantiles por el otro.
Por Cristian Vitale
“La culpa fue de Adolfo Barrera”, dispara, entre intrigante y gracioso, Luis María Pescetti involucrando a un cordobés cuyo único pecado conocido es tener una librería en su provincia. Por suerte, llega Juan “Popi” Quintero para aclarar las cosas. “En realidad” –se ríe él–, Adolfo fue el que organizó el encuentro en Alta Gracia donde nos conocimos con Luis. Eramos un montón y fue una suerte habernos conocido en ese contexto”, evoca el músico y compositor tucumano sobre el minuto cero de la conjunción con el escritor, comediante y compositor, que originó un espectáculo de palabras y músicas, tuvo su desarrollo en el tiempo, y continuará hoy y mañana a las 21 en el ND Teatro (Paraguay 918), bajo el nombre de Cartas al rey de la cabina. Se trata de una suma que suma canciones y textos compartidos entre ambos. Arranca el cantor y guitarrista de Aca Seca con una canción, sigue el también experto entretenedor de chicos con poemas o conversaciones, y así van armando un entretejido de viajes, sueños, divagues e improvisaciones. “Por suerte, el formato de estos encuentros permite que siempre haya variación en cada uno. Luis propone lecturas diferentes, no ya de Cartas al rey… sino de muchos otros escritos que él tiene. Siempre nos encontramos antes para ponernos un poco de acuerdo y también para encontrarnos nomás… si bien hay un esquema de canciones y lecturas, es un mapa bastante abierto. Eso siempre le da frescura, aire nuevo, no solo al espectáculo sino a nosotros dos”, detalla Quintero, anclando en “lo improvisado”, que también forma parte de la alquimia.
“Es que Juan tira centros, y te ataja cualquier centro que tires. Honestamente, creo que la química está en la disposición de los dos a ponernos en función de cualquier gesto que hará el otro y, a la vez, en la facilidad de no aceptar un convite, y no pasa nada”, toma la palabra Pescetti, que hace reír a adultos, niños, o cualquier ser vivo que se le ponga enfrente, como lo prueban sus trabajos en radio, televisiones y teatros de todo el continente. También los casi treinta libros, entre novelas y relatos para niños y adultos, que conjugan humor, filosofía lúdica y diálogos. O los nueve discos en su haber, entre los que se destacan Cassette pirata, Qué público de porquería, El empezó primero y las dos versiones del espectáculo que presenta junto a su -casi- par tucumano (Quintero), que retoma la cosa, y cuenta qué pasó después de aquel primer encuentro en Córdoba.
“Lo que pasó después fue que Luis me convocó para lo que iba a ser la presentación de un libro, digo iba a ser porque finalmente terminó siendo Cartas al rey de la cabina. En principio, arreglamos un número de lecturas y de canciones, una presentación de libro más bien estándar si se quiere, pero la experiencia se tornó mas honda. Luis supo ver alguna cosa especial en ese encuentro, y tuvo el buen tino de grabarlo, tanto en audio como en video”, explica el músico, docente y director de coros, que formó el trío Aca Seca, durante el último año del siglo XX, armó un dúo junto a su mujer -la cantora Luna Monti-, le escribió arreglos a Raúl Carnota y, entre otros hechos musicales, lleva editados quince discos. Además del dúo, el trío y el trabajo como solista publicado en 2002, acredita juntadas con Edgardo Cardozo (Amigo); Fernando Tarrés (Quintero & Tarrés), y el propio Pescetti, como es el caso que ocupa esta nota: las dos versiones de Cartas al Rey de la Cabina. La primera publicada, junto a un DVD, en 2011 y la casi flamante, que va acompañada por Anita mi amor
–¿El espectáculo es para grandes, para chicos o para quién?
Juan Quintero: –(Risas) Yo llevaría a mi hija a ver un espectáculo así. Es cierto que corro el riesgo de que se me duerma o se aburra, pero me parece que lo que se comparte no es exclusivo del mundo de los adultos… a mí me emociona mucho y sé que a algunos chicos también. Lo que sí, a aquellos que tienen la imagen de Luis cantando, contando chistes y haciendo bailar al público les aviso que no. En este caso, estamos los dos sentados en las sillas, él charla, lee, y yo canto.
Luis Pescetti: –A veces van niños, supongo que porque sus padres no tienen con quién dejarlos; pero el hecho de ser para adultos quiere decir que los niños pueden llegar a aburrirse, porque se trata de conversaciones y experiencias de otros años.
–Conversaciones y experiencias que, se intuye, son la clave de la química…
J. Q.: –Se me ocurre decir que ambos nos damos un permiso, que es el de salirnos un poco del personaje más sobresaliente (yo el de folclorista, Luis el de la música infantil), y nos encontramos en este universo en el que una lectura propone una emoción, o una canción, y uno tiene que seguir el juego con lo que tenga a mano. Alguna vez canté en ingles por ejemplo, ¿y que? (risas). Para mi Luis es un compañero de la vida, y se irán dando las cosas que se tengan que dar. Yo lo quiero siempre cerca.
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