Sábado, 17 de septiembre de 2016 | Hoy
MUSICA › DAVID COVERDALE Y LA NUEVA VISITA DE WHITESNAKE A LA ARGENTINA
El cantante dice que la legendaria banda de hard rock conjuga “lo caliente y lo sentimental”. Estuvo a punto de retirarse, pero una gira exitosa y un oportuno disco de reversiones de temas de su época en Deep Purple le hicieron cambiar de idea.
Por Mario Yannoulas
Hace más de 40 años, de un día para otro, David Coverdale pasó de ser un muchachito que vendía ropa en una boutique de North Yorkshire –cuando no estaba escuchando a Otis Redding o Sly and The Famliy Stone–, a ser el cantante de una de las bandas de rock duro más importantes del mundo. Víctima de un zigzag vocacional que lo puso varias veces al borde del retiro, ahora el líder de Whitesnake se siente tan vigoroso como cuando bajó de un jet privado con un cheque por un millón de dólares en el bolsillo, para tocar con Deep Purple ante 260 mil personas en el California Jam de 1974. La última de sus tentaciones tuvo lugar un par de años atrás, mientras mezclaba The Purple Album (2015), un disco de Whitesnake que reversiona muchas de las canciones que cantó y co-escribió en Deep Purple para los tres discos en los que participó, sobre todo Burn y Stormbringer. “Era navidad, todo el mundo está en una onda melancólica. Le dije a Michael, mi coproductor, que este podría ser un buen disco como para terminar mi carrera. Nunca pensé que iba a tener de nuevo el honor de sacar algo exitoso internacionalmente, y eso me voló la cabeza: me di cuenta de que no, de que tenía que seguir”, destaca.
La génesis de aquel álbum tuvo un estrecho vínculo con la muerte del tecladista Jon Lord, en 2012. El cantante, que retornó a la Argentina con Whitesnake después de tres años –ayer en el Estadio Malvinas Argentinas, hoy en la Plaza de la Música, Córdoba– explica que, en su cabeza, se trata de un disco tributo a ese músico extraordinario que formó parte de ambas bandas: “Nació de esa tragedia -dice-. A partir de ahí reconecté con Richie Blackmore, para compartir la tristeza que sentíamos por la partida de Jon, y pudimos darnos la mano después de tantos años de energía negativa entre nosotros. Hasta hablamos de volver a hacer algo juntos, pero yo amo Whitesnake, es lo que llena mis sueños y ambiciones. Cuando les comenté a mis músicos la idea de rehacer esas primeras canciones re-arregladas, se entusiasmaron mucho, Richie fue muy inspirador para todos ellos”.
–¿Cómo fue el reencuentro con Blackmore?
–Fantástico, a pesar de que nos unió la tristeza. Cuando me uní a Deep Purple, compuse la mayor parte de la música con Richie. Era un nene, tenía la corta experiencia de las bandas locales en las que había tocado, y tanto él como Jon fueron muy inspiradores para mí: cuarenta años después, sigo usando las cosas que aprendí de esos dos tipos; de Richie más musicalmente, y de Jon más socialmente, porque era un tipo muy inteligente y divertido. En The Purple Album evité deliberadamente usar muchos teclados, porque Jon Lord es muy difícil de recrear, pero tengo guitarristas muy potentes y jugosos, y salió perfecto con dos guitarras, a lo Whitesnake. En fin, el diálogo con Richie fue muy saludable, sobre todo después de lo que pasó con el ingreso de Deep Purple al Rock and Roll Hall of Fame, cuando los miembros actuales del grupo se rehusaban a participar de la ceremonia si él estaba ahí. Eso me mortificó, hablé con él un par de días antes de volar a Nueva York para eso, y le pedí por favor que viniera conmigo, porque nadie habría podido estar en ese escenario de no ser por él. Es verdad que todos trajeron algo a la fiesta, pero se necesita de un capital inicial, y eso lo puso Richie. Al final no vino.
–Una de las últimas veces que Whitesnake tocó en la Argentina fue con Judas Priest, en 2011. Ahí eran ellos los que anunciaban un retiro que finalmente no se dio. ¿Tan difícil es dejar los escenarios?
–(Se ríe.) No sé qué pasa con nuestras mentes. Es interesante, porque no le pido a nadie que por favor me llame para tocar, pero me invitan. Hace poco hicimos una gira exitosa por Estados Unidos, nos vieron 600 mil personas en Europa, y mis músicos me preguntaron: “¿Por qué te querés retirar?”. Es realmente una estupidez. Estaba sentado en el medio de una explosión, era ridículo lo que me estaba divirtiendo… me entusiasmé más que antes de empezar, a pesar de que viajar es cansador, y yo viajé como un puto gitano durante casi cincuenta años. Pero es un goce total, de lo contrario, no lo haría, y ahora estoy entusiasmado con hacer un disco nuevo el año que viene. Nuca me voy a retirar de la música, porque es como el oxígeno para mí. Sólo tengo que cuidarme, porque no soy un chico y tengo que garantizar que puedo dar lo mejor de mí: no tiene sentido ir a la Argentina después de seis meses de viaje, quiero estar fresco. Soy muy afortunado de poder elegir trabajar de esto cada vez.
–Whitesnake es una banda de hard rock, pero muchas de sus canciones más populares –principalmente las del disco 1987– son baladas. ¿Se siente cómodo con eso?
–Si bien tenemos muchas canciones exitosas que no son baladas, temas como “Is this love” o “Still of the night” hicieron que más mujeres vinieran a nuestros shows. Además, el amor y el sexo son las dos cosas más inspiradoras para mí. Nunca conocí ninguna emoción o experiencia que pudiera sacar de levantar mierda de perro de la calle. En serio, son muy poderosas, no agarro un piano a una guitarra con la intención de escribir una canción de amor, pero pum, aparecen. Así que Whitesnake tiene lo mejor de los dos mundos: lo caliente y lo sentimental. Hemos tocado en enormes festivales de heavy metal del mundo, como el Wacken, y uno duda de si debería poner las baladas en la lista: de repente, veo a 100 mil tipos con sus camperas de cuero cantando y moviendo la cabeza. Me encanta, no cambiaría ni una cosa.
–Hace unas semanas, Matthias Jabs, guitarrista de Scorpions, le decía a Página/12 que los años 90 fueron los peores para artistas como ustedes. ¿Coincide?
–No, realmente. Siempre tuve la sensación de que, si uno hace música, se tiene que saber acomodar. Aquél fue sólo un cambio más, la década estaba marcada por MTV que buscaba torcer la dinámica, y yo me puse a armar un proyecto junto a Jimmy Page. Pude dedicarme a mi matrimonio y prepararme para cuando pudiera volver con todo, así que disfruté mucho de la música en ese tiempo también.
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