Horacio Pigozzi es el régi-sseur de la puesta de La flauta mágica, de Mozart, que sube hoy a escena a las 20.30 en el Teatro Avenida, como cierre de la temporada de este año de la Asociación Juventus Lyrica. “Es una ópera de personajes, de diálogos. Lo más importante es trabajar esas relaciones”, dice. Con dirección musical de Antonio Russo, vestuario de Mini Zuccheri e iluminación de Gonzalo Córdova, el elenco está integrado por jóvenes cantantes: Nazareth Aufe, Leonardo Ferrando y Carlos D’Onofrio se alternarán en el papel de Tamino; Vanesa Aguado Benítez y Gabriela Ceaglio lo harán en el de Pamina; Mariano Fernández Bustinza y Gustavo Zahnstecher tendrán en sus manos a Papageno; Flavia Berardi, Vanina Trifoglio y Laura Polverini harán la Reina de la Noche y Lucas Debevec-Mayer y Marcelo Boluña representarán a Sarastro. Participará el Coro Juventus Lyrica preparado por Miguel Pesce y habrá funciones, además de la de esta noche, el domingo 5, el miércoles 8, el jueves 9 y el sábado 11.

La flauta mágica, escrita en la tradición del singspiel, incluye, como la posterior opereta, la zarzuela y la comedia musical, diálogos. “Hay un fluir entre esos diálogos y las partes musicales. Hay varios momentos en que lo que se dice llega a una tensión en la que no se puede hablar más y se canta. Más allá de la dificultad de decir esos textos en alemán, es importante por su ritmo y su musicalidad. En este caso, trabajamos con una profesora de dicción y, realmente, los textos son dichos con absoluta conciencia de su significado.” En cuanto a la posibilidad de trasladar la obra, como tantas veces se hace, a otras épocas o ambientes, Pigozzi dice: “Esta ópera no transcurre en ningún lugar ni en ninguna época en particular. Pero lo importante es contar la historia. O, mejor, dejar que sean los personajes los que la cuenten”.