MUSICA › ENTREVISTA CON EL STICKISTA GUILLERMO CIDES
“Yo también soy un músico sin historia, como el stick”
Residente en Barcelona, vino a la Argentina para telonear hoy a su colega Trey Gunn y para encarar una gira por el país.
Por Cristian Vitale
“¿Mi edad...? No me acuerdo bien, nací en el ‘66. A ver...” Guillermo Cides fuerza la memoria para recordar cuántos años tiene. “Sí, 38... 38 tengo.” Parecen tipos raros los stickistas. Por empezar, el instrumento no es para cualquiera: inventado por el luthier Emmett Chapman en 1968, sus ejecutantes se mueven en un circuito reducido, replegados en mercados muy puntuales del primer mundo –el mismo Cides tuvo que radicarse en España hace 6 años para sobrevivir–. Pero también por otros factores... el stickista cumple literalmente con el significado de la palabra solista: por la especificidad del instrumento –10 cuerdas dispuestas sobre un cuerpo análogo a un mástil, que reproduce infinidad de sonidos–, él es su propio bajista, guitarrista, tecladista y percusionista, un auténtico hombre orquesta que no depende de nadie para presentarse solo y sonar como una banda. La práctica de esta costumbre se traduce en una forma de ser no menos llamativa: el stickista se siente solo, ya sea tocando para 9 mil personas, tratando de difundir ante legos lo que hace o viajando miles de kilómetros con la sola compañía de ese raro aparato... En fin, vivencias cotidianas que Cides tuvo que volcar en un libro para que lo entiendan. “Si cuando vivía en Once hubiese pensado lo que me iba a ocurrir, me agarraría un paro cardíaco”, resume.
El stickista residente en Barcelona retornó al país para telonear hoy a su colega de King Crimson, Trey Gunn, en el Teatro ND Ateneo, y encarar una gira “hecha a mano”, que incluye diez presentaciones en diversos puntos de la patria profunda. “Contactarse con promotores a nivel personal es la mejor manera de trabajar en la Argentina”, dice sobre el armado artesanal del tour. A diferencia de su anterior visita –cuando actuó como telonero de Jethro Tull en aquel memorable show que la banda de Ian Anderson dio en el Gran Rex–, Cides no viene solo. Lo acompaña su nuevo grupo –Electrik Consort–, conformado por Pablo Bendov en percusión, Linda Cushma en voz y Adrián Grandia en zanfona, un violín a manivela del siglo XII, que la banda utiliza para versionar temas disímiles como Kashmir de Led Zeppelin y Libertango de Astor Piazzolla. “Mezclamos instrumentos inusuales y músicos de diferentes tendencias con la idea de hacer un experimento sonoro. Nos estamos divirtiendo bastante”, señala el músico, que supo secundar a grandes figuras del rock sinfónico: además de Jethro Tull, su stick sonó como vermouth de Fish, Emerson, Lake and Palmer, Roger Hodgson y John Wetton, entre otros. “No sé por qué el rock progresivo me cuenta entre sus filas. No me siento un músico de ese estilo y, aunque participo de sus fiestas, también he tocado con Colacho Brizuela, Liliana Herrero, Lito Vitale”, confiesa.
–¿Le molesta ser considerado un músico de rock progresivo, entonces?
–Me siento feliz en el lugar en que estoy. No quiero ser de un lugar específico, porque el stick no lo es y yo formo parte de la no historia del stick. Soy un músico sin historia... como el stick, soy un gran desconocido. Y me va bien la no historia.
La carrera de Cides se centra en los conciertos más que en la edición de discos. “Grabar discos hoy es una pérdida de tiempo”, opina. Sin embargo, no quiere decir que no los tenga: ya editó tres –El mundo interior de los planetas (1994), Primitivo (1998) y Tributo a Bach (2000)–, y piensa hacer otro en breve –con Tony Levin y el mismo Trey Gunn como invitados– luego de un parate prolongado. “En un momento de mi vida perdí la necesidad y las ganas de hacer un disco y buscar una empresa que me los distribuya. Estoy totalmente de acuerdo con que las canciones se bajen por Internet. Pienso que, hoy, tanto las discográficas como los músicos y las corporaciones tipo Sadaic tendrían que cambiar el rumbo. Sadaic no puede funcionar como funciona, su teoría no encaja con la realidad... Igual que las discográficas: deberán cambiar antes de que el deshielo las atrape. Hoy, todo lo que sale a la puerta de tu casa corre el riesgo de ser duplicado y distribuido sin que te avives.”
–Preferible blanquear la situación, entonces...
–Totalmente. Esto implica un cambio radical... Porque no sólo ocurre la desaparición de las discográficas sino también la de los músicos como entes protectores de su material. La época es similar a la revolución industrial... el mundo se quejaba de que las máquinas iban a sacarle el trabajo al hombre, y fue lo que pasó. Se trata de seguir el curso de la historia o morir.
–No todos opinan lo mismo. Hay mucha resistencia a comprender el avance tecnológico, con sus implicancias positivas y negativas.
–Hay una actitud agresiva por parte de ciertas compañías y en realidad no comprenden que morirán. Cualquier intento será un manotazo de ahogado.