Mar 11.12.2007
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MUSICA › “GRAN RECITAL MASTROPIERO”, ESTA NOCHE EN EL MAIPO CLUB

El sueño de recrear a Les Luthiers

Los ganadores del concurso Jóvenes Intérpretes realizado en la Expo Les Luthiers versionan en un espectáculo las obras del grupo. Dicen que, pese a la admiración, no quieren ser “clones”.

› Por Santiago Giordano

Comenzó como un premio, enseguida agregó funciones y ahora anuncia su continuidad, como un espectáculo hecho y derecho, capaz de mantenerse por sí mismo. A mediados de noviembre, los ganadores del concurso Jóvenes Intérpretes realizado en el marco de la Expo Les Luthiers debutaron en el Maipo Club (la pequeña sala en el segundo piso del teatro de calle Esmeralda), nada menos que con un espectáculo en el que debían recrear obras de los descubridores de Mastropiero. Todo un desafío, que significaba, por un lado, entrometerse en la vieja y consolidada relación entre Les Luthiers y su público y, por el otro, separar lo que para ese mismo público es natural: Les Luthiers haciendo Les Luthiers. La propuesta funcionó, y siguieron las funciones de Gran Recital Mastropiero –así se llama el show–. Hoy a las 21 se presentará en el Maipo Club. Ya hay propuestas para que el espectáculo continúe pronto.

Pasaron las primeras funciones –esas de los nervios iniciáticos– y Virginia Kaufmann, Maida Andrenacci, Raúl Pierri, Pablo Rabinovich, Numa Virad, Daniel Reyes Copete, Pablo Milrud, Juan Ignacio Guerra y Pablo Grinjot la tienen tan clara como al principio: en Gran Recital Mastropiero Les Lu-thiers no es algo para copiar, sino un ejemplo a seguir. “La bajada de línea de la producción fue la de no hacer un clon –explica Mario Camerano, director de la puesta– y sobre esa idea trabajamos todo el tiempo. Naturalmente existe tanta admiración de nuestra parte por ese material tan bueno, tan inteligente y tan rico que la tendencia a querer parecerse a ellos salía como una cosa natural. Sin embargo, creo que lo logramos. La prueba, además de los aplausos del público, está en que hasta Les Luthiers están muy contentos con el resultado.”

Quienes proponen este Gran Recital Mastropiero tienen entre 21 y 35 años, unos traen formación musical, otros vienen del teatro; pero a la hora de las exigencias, todos tocan, cantan, recitan, actúan y hasta bailan. “Los nueve venimos de lugares distintos, con formaciones distintas y estilos diferentes –dice Juan Ignacio Guerra, integrante del elenco–. Tenemos distintas formaciones, pero cada uno de nosotros logra unir esos tramos a través de la sensibilidad y el amor por este género.” “Uno no estudia para ser polifacético, eso te sale”, asegura Pablo Ravinovich, después de aclarar que no es pariente de Daniel. “Los nueve tenemos esa característica de querer hacer todo, porque la razón principal por la que estamos acá, al final de cuentas, es la admiración profunda que tenemos por Les Luthiers y por querer hacer lo que ellos hacen.” “Es una cuestión de curiosidad, más que de formación –interviene Maida Andrenacci, junto a Virginia Kaufmann las damas del elenco–; si bien mi formación es actoral, no puedo dejar de curiosear en el piano o en la batería. A todos nos pasa un poco eso, y esta es también una oportunidad para crecer desarrollando varias disciplinas.” “Además –agrega Guerra–, en esto hay una cuestión de buen gusto que no se aprende en ningún lado.”

Para Camerano, esa diversidad fue uno de los aspectos más interesantes del trabajo. “Se trató de buscar las potencialidades de cada uno –asegura– y se dio una cohesión muy interesante en el grupo. Las individualidades tenían que explotar en función de las necesidades de los temas elegidos, pero sin caer en la imitación. Hacer lo mismo pero diferente, dar una vuelta de tuerca al estilo de Les Luthiers. El hecho de que haya dos mujeres en el grupo ya le da una tónica distinta, esa fue una gran idea.” “Fui presidente del jurado de preselección –continúa– y hubo que estudiar unos doscientos curriculum, ver videos e intentar descifrar en ese material las potencialidades, los dones de cada uno. Lo cierto es que tuvimos una buena intuición, porque el resultado no pudo ser mejor. Podemos considerarlo un éxito, por la calidad artística y la respuesta del público.”

En el jurado que seleccionó a los nueve jóvenes artistas estuvieron en una primera etapa de selección el mismo Camerano, Daniel Rabinovich, Carlos Ulanovsky, Lino Patalano –que además es el productor artístico del espectáculo– y Elio Marchi. La fase final de la selección estuvo a cargo de los cinco integrantes de Les Luthiers. “En general se buscó esa cosa histriónica que tiene Les Luthiers –explica Camerano–, y cuando no la veíamos muy desarrollada en los videos presentados tratábamos de ver qué potencialidades había ahí. Puse toda mi experiencia: soy también docente de teatro y a lo largo de mi carrera trabajé con obreros, con adultos mayores, con pibes, con adolescentes, con maestros de colegio, cantantes de ópera. Eso me fue dando una experiencia que en estos casos sirve mucho. Hacer un casting es de alguna manera también apostar a la intuición.”

De la lista de 16 temas elegidos por los mismos Les Luthiers, Camarano seleccionó nueve para poner en escena. Entre ellos figuran “Entreteniciencia familiar” (Musical de cámara de TV), “Educación sexual moderna” (Cántico enclaustrado), “Selección de bailarines” (Comedia musical), “Quién mató a Tom McCoffe” (Música en serie) y “La hija de Escipión” (Fragmento de ópera), una verdadera antología de marca Mastropiero.

Cuando comienza el espectáculo, que cuenta con la dirección musical de Horacio Corral, puede no resultar fácil aceptar que detrás de esas palabras y esas ideas no están las voces y los gestos de Marcos Mundstock, Daniel Rabinovich, Carlos Nuñez Cortés, Jorge Maronna y Carlos López Puccio. A medida que avanzan los temas, sin embargo, el prejuicio desaparece y los nueve elegidos se imponen, con sus propios recursos. Después de todo, no quedan dudas de que, además de las bondades de la puesta y la calidad de los intérpretes, los temas de Les Luthiers son obras capaces de sobrevivir más allá de sus autores y aceptar otras interpretaciones. “Los clásicos resisten interpretaciones, aun si la referencia de sus autores es muy fuerte”, define Camarano. “Hay algo que queda claro después de esta experiencia: a Les Luthiers definitivamente les cabe la categoría de clásicos.”

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