Martes, 29 de enero de 2008 | Hoy
MUSICA › NICO FAVIO, LA MUSICA, EL PADRE Y EL PERONISMO
El hijo menor del cineasta y cantante editó Material pesado, su cuarto CD. Auténtico personaje, habla de V8, de sus tatuajes, de su condición de peronista visceral y de la versión que hizo Iván Noble de “Fuiste mía un verano”.
Por Cristian Vitale
Hay algo de inocencia y calidez en los gestos de Nico Favio. Parece destilar, como su padre, cierta pasión por vivir “a corazón abierto”. Es grandote y bonachón. Lleva una gorra de V8, una remera de Jaco Pastorius y varios tatuajes en los brazos: dragones ciegos, serpientes, guitarras, una frase de Freddy Mercury (“En la falda de los dioses”) y uno potencial. “El día que deje de fumar me voy a tatuar un grosso tigre”, se ilusiona. En el mundo tattoo, la figura significa un salto del espíritu. Pero falta: el cenicero, puesto en el apoyabrazos del sillón, se va llenando mientras el menor de la nueva generación Favio (María y Leo son los mayores) se mete por los vericuetos de Material pesado, cuarto disco con sus perros Alfa. “Es un disco de rock pesado, una vuelta. Lo hice para diferenciarlo de los demás, porque en un momento de mi vida me harté del rock... escuchaba rock a la mañana, a la tarde, a la noche hasta que dije: ¿dónde están mis raíces? Terminé de caer cuando conocí a Jimmy Page”.
–Qué paradoja...
–Sí. Le llevé un juego de cuerdas cuando vino a tocar acá y alguien me dijo: ¿querés darle el disco Etiopía? Sentí que estaba frente a un maestro del rock y me negué rotundamente. ¿Qué podría darle yo a él? No le estaba dando un candombe, una milonga, una salsa o un bolero... ahí se me desmoronó el mundo. Entonces inicié una búsqueda y ahora retomé el rock, apoyado por la fortuna de haberme encontrado con quienes considero los pilares del rock argentino: Pajarito Zaguri, que no transó en su vida, Alejandro Medina y Moris.
–¿Por qué Pajarito?
–Por su autenticidad. Una vez llegué a la casa y estaban de la Rolling Stone para hacerle una nota... En un momento le pegó un golpe a la mesa y dijo “¡hace cuatro años están vendiendo revistas en Argentina y recién ahora se acuerdan de Pajarito Zaguri!”, y no te cuento lo que pasó después. Esto es rock, es rocka, la música hecha piedra. Mi papá muere cuando ve a Pajarito tocar. Dice que, por su presencia, es parido por el escenario... parece que la guitarra le sale del cuerpo.
Nico tiene 35 años y ningún hijo. “Llega a aparecer otro como yo y salgo corriendo”, se ríe. Habla simple, mezcla de caribeño con criollo tierra adentro, fruto clavado de los ocho años que vivió en Colombia. Aquilata haber formado una de las bandas de rock más populares de Pereyra, ciudad clave del eje cafetero, en los últimos ochenta (Wizzard) y diseminar como pólvora el rock duro de su banda preferida: V8. “Una vez me encontré con Osvaldo Civile y le dije:, ‘Loco, vos sos dios en Colombia’. El, por supuesto, le restó importancia y me invitó a tomar unos vinos. Pero si V8 hubiese ido para allá en los ochenta, reventaban cualquier lugar... yo mismo me encargué de grabarle casettes a todo el mundo”.
–Epoca dura. Costaba hacer rock en Colombia.
–Teníamos grandes contras. Caía la cana en los recitales, por ejemplo el X8, que es un comando casi paramilitar, y todo se convertía en un caos. Era una época, además, donde grabar un disco o un demo era algo lejanísimo para nosotros. Fijate la diferencia... hoy podés grabar un disco en la casa de un amigo. Tocás en la cocina de la casa de un amigo, y te filman con el celular. En aquel momento no teníamos nada, no tengo más prueba que el recuerdo de mis amigos. Con Wizzard –hoy Tránsito Libre– metíamos 3, 4 mil personas por show sin disco ni difusión.
–Pese al nombre y los invitados (Zaguri, Medina, etc.) Material pesado suena ecléctico...
–Es que no me gustan los prejuicios, la canción no tiene la culpa de nada. Si te gusta, te gusta. Ricky Martin, V8... no importa, hay que ser auténtico con uno mismo.
–¿V8 y Ricky Martin?
–Hay diferencias... yo me crié con V8 y me gusta todo. De Ricky me puede gustar una canción pero no me gustan él, ni su carrera, ni lo que hace, ni esa escenografía espantosa de luces que cuesta un millón de dólares. Sólo alguna canción. Yo voy mucho a tocar a La Colifata, por ejemplo: se la cantás a un pibito “Te extraño, te olvido, te amo” y se pone a llorar. Digo, ésta es la música. Todos somos en el fondo así, hasta el más rockero de todos llega a la casa y pone Aspen.
–El disco abre con un discurso de Evita en off y está dedicado a Susana Valle, la hija del general fusilado en 1956, muerta en la miseria. ¿Tan peronista como Leonardo?
–Totalmente. Yo me siento peronista pa’todos lados. No encuentro nada que sea igual. Viví cosas muy duras junto a mi familia: el miedo a los retenes militares, los soldados entrando a casa... cosas muy feas de las que no quiero ni hablar. Después crecí y le decía a mi viejo: “basta con ese Perón...”
–Rebeldía juvenil...
–Tal cual, hasta que vi Sinfonía de un sentimiento. Ahí entendí todo. Y reconozco a los que no son peronistas a la legua (se ríe). La otra vez estaba apoyado en un coche y el dueño me dice “eh, vos, bajate de ahí”. Le respondo “¡Viva Perón!” y amenazó con llamar a la cana el botonazo. Soy peronista porque fue el movimiento revolucionario más grande que ha dado la humanidad, y porque no creo en la violencia. Lo llevo a cabo en mi vida cotidiana, en mi arte, en la forma de tratar a la gente que trabaja conmigo. No se lo obligo a nadie... yo soy mi propio país.
–¿Cuál es la mirada de Leonardo sobre lo que hace usted?
–Al principio me decía “lo tuyo es la balada, pará con el rock”, pero ahora está contentísimo. Igual, en mis shows muestro una gama amplia de estilos... depende la noche. Está bueno darle un poco de rock a quienes no lo curten y viceversa. El folklorista más folklorista y el rockero más rockero tienen los mismos problemas y deseos. Digo, si no hay canción no hay nada... no es darle al doble bombo a dos mil por hora sino crear, sea rock, bolero o como se llame.
–Iván Noble grabó “Fuiste mía un verano”. ¿Gustó la versión en la familia?
–A mí papá sí, a mí no. Y menos que haya venido a pedir la autorización a través de un asistente... me parece que hay que bajar un cambio. No sólo esa canción sino todo el disco es el mejor que he escuchado. Es la mezcla perfecta entre un arreglo de cuerdas estilo beatle con el componente latino de mi viejo. Y su voz. Siempre digo que nadie baila como James Brown y nadie canta como Leonardo Favio.
–¿Versiona canciones de él?
–Suelo cantar sus clásicos cuando se trata de un show personal como el cumpleaños de un amigo o así. Pero me han ofrecido mucha plata para versionar sus canciones. Por supuesto, nunca acepté.
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