Martes, 29 de enero de 2008 | Hoy
TELEVISION › MIGUEL ANGEL RODRIGUEZ ESTRENO PROGRAMA: “POR AMOR A VOS”
Después del fracaso de El capo, el hombre que estuvo en la boca de todos con Los Roldán vuelve a la pantalla como protagonista. “Soy un ascensor, pero que sólo para en el sótano o en el penthouse”, bromea.
Por Emanuel Respighi
Probablemente no haya ningún otro en el medio local que condense en su figura los vaivenes a los que está sometida la carrera de un actor. Tal vez le sirve como atenuante el hecho de que es alguien que presentó sus mayores credenciales en la histérica pantalla televisiva. Es que Miguel Angel Rodríguez conoce sin matices ni medias tintas el sabor del éxito y también el dolor del fracaso. Basta repasar sus trabajos como protagonista de tiras televisivas para corroborar su particular condición. Su carrera como actor protagónico en ficción (antes había hecho los ciclos de sketches La peluquería de Don Mateo y Los Rodríguez) comenzó en 2002 en la piel del amargo tío réferi de fútbol de Son amores. Allí vivió dos buenas temporadas. Después tocó los extremos del exitismo televisivo con los dos años en Los Roldán (2004-2005), tan opuestos como inolvidables. Más tarde, su Código Rodríguez (2006) estuvo en pantalla menos de lo que hace falta para que alguien lo recuerde, y el año pasado El capo no llegó a los 30 capítulos en el aire. “Soy un ascensor, pero que sólo para en el sótano o en el penthouse”, ironiza el actor en la entrevista con Página/12.
Con la experiencia propia de que en la TV nada es definitivo y que el éxito o el fracaso no siempre dependen de factores intrínsecos al programa, Rodríguez –y quienes todos los años lo contratan– insiste en subirse a la ola catódica con la esperanza de surfearla desde lo más alto y no terminar revolcado. Esta vez, el riesgo dispuesto a asumir se llama Por amor a vos, la nueva comedia que lo tiene como protagonista por la pantalla de Canal 13. Desde anoche, el ciclo va diariamente a las 21.30, en emisiones de media hora hasta que finalice Son de Fierro. Una estrategia con la que Adrián Suar intentará trasladar al nuevo ciclo los 23 puntos que diariamente promedia el programa de Osvaldo Laport y María Valenzuela, repitiendo la fórmula –¿o la cábala?– que había puesto en marcha entre el pasaje de Sos mi vida y Son de Fierro en el verano de 2007.
Del mismo modo que sucede en Aquí no hay quien viva, el portero –o encargado– será el protagonista de esta historia. Claro que Por amor a vos no será una comedia pura como en el caso de la adaptación de Telefé, sino que tendrá un tono más cercano a la comedia romántica. El personaje Beto (Rodríguez), un portero con experiencia y noble pero que acarrea una eterna crisis de pareja, encontrará en Margarita (Claribel Medina), la recién llegada encargada del edifico de enfrente, la excusa para encauzar su vida sentimental. Claro que en el medio de ellos se cruzará Mauricio (Raúl Taibo), un neurótico y adinerado odontólogo que se convertirá en el tercero en discordia. Una historia central que avanzará a la par de historias paralelas de amores y odios entre hijos, vecinos y ocasionales transeúntes que cometan el equívoco de pasar por la agitada calle en donde pasa de todo.
–¿Cómo encara este regreso a la TV después de la fallida experiencia de El capo?
–Es que ni siquiera fue fallida: El capo fue un fracaso. A mí no me da vergüenza decirlo, ni mucho menos miedo. No me asusta el fracaso. El actor vive de fracasos y de éxitos. El capo fracasó desde el momento en que arrancamos grabando para hacer una comedia sobre la mafia y en medio el canal decidió ir hacia la mafia definitivamente. Pero ojo: a mí también me gustó la idea de tirar tiros. ¡Me hago cargo! Yo interpreto que lo que pasó es que no sé si el público me quiere ver a mí tirando tiros o haciendo de mafioso.
–Pero con ese criterio, entonces, la carrera de un actor estaría digitada por el público.
–No, la carrera la define uno. Somos los actores quienes decidimos qué trabajos hacer y cuáles no. A mí el año pasado también me había llamado (Adrián) Suar para hacer Son de Fierro, pero le dije que no porque ya había dado mi palabra con Telefé para El capo. Y no me arrepiento: volvería a hacer El capo. Ahora, tampoco como vidrio y si meto tres fracasos seguidos sé que los llamados ya no van a ser tan insistentes. Entonces, los trabajos los elige uno, pero la TV es un negocio y el productor te convoca porque cree que encajás con el perfil del personaje y podés interpretarlo perfectamente y porque, además, piensa que el público te quiere ver en ese papel.
–O sea que cada vez se le va a hacer más complejo correrse de la comedia.
–No digo que no haya gente a la que no le gustaría verme matando o violando, pero tal vez algo esporádico: una película o una participación especial en algún unitario. Yo estoy muy relacionado con el humor y la comedia. Y la gente cuando me ve espera que la haga reír. A lo sumo me puede comprar haciendo una comedia romántica como Por amor a vos o una comedia musical como La jaula de las locas.
–Y más allá de que le gusta hacer comedia, ¿usted tiene interés en interpretar papeles dramáticos? ¿O por el momento no quiere salirse del humor?
–Yo me siento un artista popular. De ahí parte la base de lo que me gusta y me divierte hacer. En El capo yo noté que tenía que poner una energía diferente en cada escena. Y no es fácil: no todo el mundo puede cargarse de energía para el drama. De la misma manera que no todos los actores pueden hacer comedia. Hay quienes sí lo logran. Pero quienes manejan a la perfección el drama y la comedia son excepciones. Lo que yo vi de El capo me gustó, pero no sé si le gustó al público. Es lindo demostrar que uno puede hacer bien las dos caretas de la actuación. Creo que en la tele me va a costar más salirme del humor porque el negocio es el que manda.
–¿Pero le obsesionan los números de rating o no?
–No me obsesionan los números de rating. Hasta que veo que la cosa no funciona: no porque quiero ganar siempre, sino porque detrás de cada programa hay familias que se quedan sin trabajo e ilusiones que desaparecen. Me gusta cargar con la mochila de ser cabeza de elenco. Yo no sé si El capo iba a volver a hacer los 28 puntos con los que había debutado, pero estoy seguro de que con tiempo y manteniéndonos el horario íbamos a mejorar. Creo que con Por amor a vos no vamos a fallar porque es una comedia romántica divina.
–¿Cómo hace para resistir al exitismo del medio?
–Debo tener más anticuerpos que la media de los actores, qué sé yo. Va con la personalidad de cada uno. Yo soy un tipo que canalizo todo a través del humor. Eso me facilita la vida. Mi humor no cambia nunca. Soy siempre el mismo. Obviamente, me queda el sabor amargo de los fracasos, pero me dura el mismo tiempo que el dulce de los éxitos. Me permito la risa porque todo lo que hago, bien o mal, lo hago con dignidad.
–¿Pero no se cansa de que en la TV lo convoquen generalmente para hacer el tipo bueno de barrio?
–Cuando uno tiene claro quién es y qué es lo que quiere, los pasos que da son seguros. Uno no puede ser popular, prestigioso y sofisticado a la vez. Además, hay un componente histórico: el humor va de la mano de lo popular y no de lo prestigioso. Aquí y en todo el mundo. Los dramas siempre son más reconocidos que las comedias. Los papeles dramáticos tienen más resonancia pública que los cómicos. Lo llamativo es que el negocio televisivo se mantiene financieramente por las comedias y no por los dramas. Pero a mí no me importa eso: prefiero lograr sacarle una risa o una carcajada a la gente. Eso me llena más. El humor me es natural. En mi caso, no es un sentido o un estadio variable: es un órgano más. Tan vital y necesario como el corazón.
–¿Hay quienes lo comparan con su suegro, Carlos Altavista?
–Sí, mi mujer me lo remarca continuamente y hasta está podrida de eso (risas). Y Suar me dice continuamente que saque al Mingo de adentro. Es un orgullo.
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