Sábado, 26 de abril de 2014 | Hoy
LITERATURA › OPINION
Por Diego Esteras y
Ezequiel Fanego *
Cuando fundamos la editorial Caja Negra, en 2006, no teníamos ni una noción muy acabada ni una valoración muy precisa acerca de la tarea de un editor. Lo que queríamos era tener una editorial y hacer que ciertos libros existan. También nos animaba la intuición de que un catálogo podía ser un espacio fértil para promover un recorrido propio y singular por regiones diversas de la cultura (como el cine, la música, la ensayística, la literatura), y proponer relaciones intertextuales en principio no muy evidentes. El hecho de que en un mismo sello coexistan libros de William Burroughs, Jorge Barón Biza o Jean-Luc Godard con una historia del postpunk o una antología del decadentismo francés es de algún modo una invitación a trazar conexiones improbables, a leer de manera oblicua, a armar tradiciones heterodoxas. Es también un modo de resaltar que, como se evidencia en cualquier biblioteca, un libro nunca está solo, y que esa proximidad con otros libros sugiere nuevos contenidos y lecturas.
A ocho años de nuestras primeras publicaciones, fuimos generando una comprensión, seguramente provisoria, de lo que es la tarea de un editor. Un editor se encarga de proponer criterios de selección, de descubrir y valorar determinada información, otorgarle visibilidad, hacerla circular, construir una narrativa, un discurso. En medio del inabarcable flujo de datos con el que nos enfrentamos cotidianamente, valorar y seleccionar información se ha hecho una tarea tan necesaria que de algún modo la realizamos todos en nuestra vida cotidiana; sólo que los editores nos dedicamos profesionalmente a ello, lo hemos elegido como nuestro medio de vida, y nuestro desafío principal es lograr viralizar esa información en la que creemos, poder compartir nuestro criterio editorial de un modo comprensible con la mayor cantidad de lectores posibles.
Desde los inicios, desarrollamos nuestro trabajo en colaboración y diálogo con los editores de muchos sellos independientes, con los que nos unen una visión común de lo que significa la edición, lazos de solidaridad comercial y un fundamental sentido del riesgo: el de construir con rigor estético e intelectual catálogos coherentes y experimentales que promuevan contenidos alternativos al mainstream de la cultura. La aparición y consolidación de un gran número de editoriales independientes es un fenómeno de la última década, que modificó sensible y favorablemente el campo editorial nacional. En este premio al editor del año que se nos entrega en el contexto de la 40a Feria del Libro no podemos dejar de observar un reconocimiento implícito y más general al valor simbólico y a la sustentabilidad de aquel conjunto de editoriales amigas del riesgo del que nos sentimos parte.
* Editores Caja Negra Editora.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.