Sábado, 26 de abril de 2014 | Hoy
TELEVISION › NESTOR MACHIAVELLI PRESENTA SU CICLO PEQUEÑAS HISTORIAS
El creador de Esas pequeñas cosas, un ciclo que abrió caminos en la TV local, vuelve a transitar aquella senda. “En estas historias, la gente se ve reflejada y puede descubrir a grandes personajes de la vida cotidiana”, dice Machiavelli.
Por Karina Micheletto
Allá por los ’90, cuando no existía el Canal Encuentro, ni su estética, ni sus temáticas, cuando no podía siquiera soñarse con una ley de medios o un debate público sobre la necesidad de federalizar los contenidos de la tele, una serie documental abrió el juego a un gesto que sigue siendo diferencial: poner el ojo –la cámara, el relato– en las pequeñas historias de gente aparentemente común, pero con vidas especiales, como lo son, al fin y al cabo, todas las vidas. Esa gente habitaba el interior del país, principalmente el sur de la provincia de Buenos Aires, y con sus historias se ponían en primer plano Esas pequeñas cosas, como se llamó el ciclo producido y conducido por Néstor Machiavelli. Ahora, el periodista repone esa serie que suma valor documental, porque muchos de sus protagonistas ya no están, pero que, al mismo tiempo, se conserva sorprendentemente actual, agregando además nuevas historias producidas en la actualidad. El ciclo irá todos los sábados a las 14 por Canal 26 y ya ha presentado historias sorprendentes: la de Bepo, por ejemplo, un linyera anarquista que recorrió el país siguiendo el trazado del ferrocarril, con una vida de novela, incluido el amor trunco con la hija del dueño de la cantera en la que trabajaba.
Oriundo de Coronel Dorrego, Machiavelli conoce bien la vida de esos pueblos que aparecen retratados en Esas pequeñas cosas a través de sus habitantes. Antes de dedicarse a estas historias pequeñas, en los ’90 el periodista siguió “grandes historias” como el reportaje en la clandestinidad a Enrique Gorriarán Merlo, cuando era jefe del ERP, o la investigación sobre el atentado a la AMIA con la que ganó un Premio Rey de España, trabajando en ciclos como Edición plus, por Telefe, o en Canal 9 hasta su renuncia cuando fue comprado por Daniel Hadad –“no porque hubieran existido presiones, sino porque con un grupo de compañeros hicimos uso del derecho de decidir con quién trabajar y con quién no”, repasa ahora–. “De Edición plus me llevé muchos amigos, gente de la que aprendí muchísimo, realizadores, directores. Cuando terminé ese ciclo me propuse contar con esa tecnología y esa calidad las historias de gente como la que había conocido de joven en mi pueblo. Siempre tuve la sensación de que detrás de cada piedra se esconde un diamante, y que el trabajo nuestro, como periodistas, es encontrarlo y darlo a conocer”, define su trabajo. “En estas historias la gente se ve reflejada y ve reflejados a personajes de la vida cotidiana: gente simple, soñadores, gente que ha decidido hacer su camino pequeño de la gran manera que le dictaba su corazón. Eso es lo que me interesa encontrar y mostrar”.
Los alemanes del Volga que se afincaron en Coronel Suárez, la colonia francesa en Pigüé, los japoneses de Escobar. Las increíbles ruinas de Epecuén, ese pueblo bonaerense que quedó para siempre sepultado bajo el agua, y que hoy es como un pueblo fantasma con las marcas blancas de la sal del agua que lo tapó y destruyó. De allí, Rulo Fernández, el hotelero que se fue en el último carro, justo antes de que el agua tapara el pueblo. La historia de Augusto Cicaré, el fabricante de helicópteros de Polvaredas, partido de Saladillo, que diseñó su primer helicóptero con elásticos de cama. La de Bill Américo “el Lungo” Brusa, un personaje antológico del básquet de Bahía Blanca, o la de un pescador de langostinos en Ingeniero White. O la del dorreguense Enzo Barda, que durante años recorrió el pueblo con su Ford A y su propaladora, haciendo publicidad, hasta que logró instalar una radio. De todo eso están hechas las Pequeñas historias que va a buscar este ciclo. “Estas historias son universales: en cada pueblo hay un Enzo y una Ford A”, asegura Machiavelli.
“Yo siento que las pequeñas historias son las grandes historias. Cinema paradiso es la historia de un cine de pueblo, y cada vez que la vemos lloramos. No pasó a la historia el señor feudal, sino El Quijote. Siento que en esas pequeñas historias está el secreto, ahí está la televisión. Y a estos personajes hay que ir a buscarlos e ir en puntas de pie”, advierte. A estas historias se sumarán las de Navegantes de la tierra, un ciclo que se emitió por Canal A, más el trabajo realizado en CeltaTV, el canal de la Cooperativa Eléctrica de Tres Arroyos, que nació junto con la nueva ley de medios (la historia de un pescador del concurso Las 24 Horas de la Corvina Negra en Claromecó, o la de un personaje del balneario, el Lobo Mulder, por ejemplo). Y luego estarán las nuevas historias, que seguirán, por ejemplo, los caminos recorridos por Atahualpa Yupanqui, narrados por gente que llegó a conocerlo. La búsqueda sigue siendo la misma: “No nos proponemos hacer filosofía, ni historia, ni didáctica. Queremos, simplemente, contar historias”.
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