Martes, 2 de septiembre de 2014 | Hoy
LITERATURA › CLAUDIO MAGRIS, GANADOR DEL PREMIO FIL DE LITERATURA 2014
El autor de Danubio es el primer italiano en alzarse con el galardón de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara y lo recibirá el próximo 29 de noviembre, cuando se inaugure esta edición que contará con la Argentina como país invitado.
Por Silvina Friera
El viajero infinito construye un Arca de Noé con su escritura. Aunque sabe que naufragará en el río del tiempo, intenta combatir el olvido. Hay líneas perfectas que dejan los ojos como platos: “Una voz dice que la vida no tiene sentido, pero su timbre profundo es un eco de ese sentido”. Hay líneas de mayor aliento que se distinguen como rayos de luz: “El viaje siempre recomienza, siempre ha de volver a empezar, como la existencia, y cada una de sus anotaciones es un prólogo; si el recorrido del mundo se transfiere a la escritura, éste se prolonga en el traslado de la realidad al papel... tomar apuntes, retocarlos, borrarlos parcialmente, reescribirlos, desplazarlos, variar su disposición. Montaje de las palabras y las imágenes, captadas desde la ventanilla del tren o cruzando una calle y doblando la esquina”. Esto escribió el narrador, ensayista y traductor Claudio Magris, ganador del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2014, el primer italiano que recibirá el máximo galardón de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el próximo 29 de noviembre, cuando se inaugure esta edición que contará con la Argentina como país invitado.
Hijo fundamental de la Trieste literaria –la ciudad donde nació en 1939–, “un verdadero europeo”, como lo definió Jorge Semprún, Magris es el quinto autor de habla no española en ganar el Premio FIL –dotado de 150 mil dólares–, y el segundo no iberoamericano, después de que el año pasado lo obtuviera el poeta francés Yves Bonnefoy. Autor de una obra narrativa, ensayística y crítica reconocida como una de las más importantes de la literatura europea contemporánea, su escritura, erudita y poética, imbrica la reflexión rigurosa sobre literatura, la historia, las artes y las culturas con la narrativa autobiográfica y de ficción. Entre los títulos más destacados de su obra, traducida a más de 20 lenguas, cabe mencionar esa joyita literaria de una belleza inaudita que es Danubio (1986), Otro mar (1991), Microcosmos (1997), Utopía y desencanto (1999), La exposición (2001), A ciegas (2005), El infinito viajar (2005), Literatura y derecho. Ante la Ley (2006), La historia no ha terminado (2006) y Alfabetos (2010). Catedrático de literatura germánica en la Universidad de Trieste, es un prestigioso germanista que ha traducido a escritores como Ibsen, Kleist y Schnitzler. Ha recibido numerosos premios literarios, como el Erasmus Prize y el Leipzig Book Award (2001), la Medalla de Oro del Círculo de Bellas Artes de Madrid (2003) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (2004). Víctor García de la Concha, entonces presidente del jurado del Premio Príncipe de Asturias, dijo que Magris representa “la imagen plural de la literatura europea al comienzo del siglo XXI”.
El jurado del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, integrado por el brasileño Horácio Costa, la rumana Simona Sora, los italianos Ernesto Ferrero y Carlo Ossola, los españoles Patricia Martínez García y Joaquín Garrigós, y el francés Pierre Assouline, fundamentó la elección de Magris entre 39 candidaturas porque “encarna la mejor tradición humanista en la que se concilian su propia experiencia con la memoria colectiva de la historia y de las culturas que conforman el espacio de la Europa central como lugar de diálogo entre las culturas del Mediterráneo y las culturas del Danubio”. La obra de Magris, precisó Patricia Martínez García, “da lugar a uno de los discursos más brillantes y emocionantes de las letras europeas; un trabajo intelectual que es también un trabajo emocional, sentimental, a partir de las culturas, de la literatura y de su propia experiencia personal”. El narrador y ensayista italiano de 75 años se mostró sorprendido y feliz en un enlace telefónico con los organizadores de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, que se celebrará entre el próximo 29 de noviembre y el 7 de diciembre. “Es una gran sorpresa, una gloria enorme. La lengua española siempre ha recibido de maravilla mi obra, y eso me hace doblemente feliz”, afirmó el autor de Danubio. A pesar de las nuevas tecnologías y la creciente modernidad de las comunicaciones, aseguró que continúa escribiendo a mano. “Esa es la forma en que puedo escuchar la música de la escritura. A la tecnología sólo la conozco indirectamente. Me da miedo perderme en el vacío de la información que no para de circular.” Desde su creación en 1991, recibieron el Premio FIL Juan Goytisolo, Tomás Segovia, Antonio Lobo Antunes, Juan Gelman, Fernando Vallejo, Carlos Monsiváis, Margo Glantz, Alfredo Bryce Echenique, entre otros.
En noviembre, la editorial mexicana Sexto Piso publicará cuatro relatos inéditos del flamante ganador del Premio FIL, insaciable pescador de palabras, bajo el título El conde y otros relatos. “El humor nunca está de más, y no creo que haya que ponerse serios a la hora de escribir. Hay pocas expresiones de fraternidad más genuinas que cuando nos reímos con alguien. En la escuela aprendí a reírme y sobre todo me enseñaron una gran cosa: a reírme de aquello que respetaba y a respetar aquello de lo que me reía”, contó Magris en una entrevista con Página/12 en 2005. En uno de los ensayos incluidos en Alfabetos reflexiona sobre las Madres de Plaza de Mayo y plantea que Erasmo de Rotterdam sin duda las incluiría en su Elogio de la locura. “Después de las Madres de la Plaza de Mayo es imposible repetir las patrañas sobre las mujeres quizá más capaces de pasión y sentimientos que los hombres, pero menos dotadas de lógica o menos inclinadas a la universalidad de los conceptos: su acción política revela una extraordinaria racionalidad, una clara visión general capaz de traducirse en una correcta praxis, mientras que, en este caso, son a menudo los hombres –los padres, los maridos– los que se muestran temerosos, rehenes de los acontecimientos, prisioneros de estados de ánimo impuestos y más preparados para inflamarse en los mundiales de fútbol que para inventar formas creativas y racionales de lucha por sus hijos. Antígona no sólo ama, también razona mejor que Creonte.”
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