“Quisimos hacer un evento más desestructurado que el del año pasado”, explica Damián Blas Vives, sobre el segundo Encuentro de Literatura Fantástica (sí, ELF), que comienza hoy a las 19 en la Biblioteca Nacional y se extenderá hasta el próximo martes, organizado por esa misma institución, el departamento de Letras de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA y Evaristo Cultural. Si el año pasado cada charla y mesa redonda tenían conformaciones de público marcadamente distintas, este año los organizadores aspiran a generar espacios de encuentro que puedan disfrutar tanto el público general como los académicos. “Queremos que las mesas sean seductoras para todos los públicos, que sean más lúdicas”, plantea Vives.

Para eso, además de mezclar panelistas en las charlas estrictamente literarias, el encuentro propone explorar los cruces con otras disciplinas, como el teatro, la danza, la historieta o el cine. Habrá proyecciones y funciones en vivo. “El relato fantástico a través de la palabra o el imaginario aborda todas esas artes –señala Vives–; nos pareció más interesante para pensar los diferentes vértices del fantástico, tanto para académicos como para público general.” Así, habrá mesas que mezclan ciencia y ocultismo, viendo cómo chocan esas dos concepciones del universo y “cómo el imaginario fantástico se adapta al pensamiento racional”. En otra mesa un historiador del arte proyectará fotografías de fantasmas del siglo XIX y en la de más allá un grupo de cartógrafos pondrá la lupa, literalmente, en esos mapas que son complemento indispensable de cualquier fantasía heroica que se precie. ¿O acaso la Tierra Media, Terramar o los Reinos Olvidados serían lo mismo sin los mapas que los acompañaban? “Tratamos de cruzar esas fronteras para que sea novedoso para todos”, promete el organizador.

En lo estrictamente literario, el ELF será inaugurado por Marcelo Figueras, cuya última novela, El rey de los espinos, abreva en lo fantástico e incluye elementos de historieta. Otro que será de la partida es Leonardo Oyola, autor de Kyrptonita, suerte de mundo alternativo para la Liga de la Justicia. Otros escritores, como Mariana Enriquez, también tendrán su lugar en el encuentro. Además habrá charlas de especialistas dedicadas a la clásica revista de género El péndulo, mesas temáticas sobre el amor o la magia, entre otros temas, dentro del universo fantástico, el policial y el horror en la literatura argentina.

Recorriendo la Feria del Libro y distintos eventos relacionados con la cultura pop se advierte un crecimiento de la literatura fantástica en el país. Liliana Bodoc se ganó el corazón de crítica y público por igual con su Saga de los Confines, pero en el último tiempo aparecieron nuevas figuras, como Ti- ffany Calligaris, de notable llegada entre los lectores más jóvenes. Vives traza este resurgimiento a partir de la obra de la mendocina, aunque recuerda que los elementos fantásticos no sólo recorren, sino que son constitutivos de la tradición literaria nacional. “El fantasy en particular tuvo un corrimiento en los últimos años, muy interesante sobre todo a partir de la literatura de Bodoc, generando en la tradición de escritores como Tolkien una narrativa fantástica con cierta mitología propia”, analiza. “Después, obviamente, sagas como Harry Potter impulsaron a una nueva generación”, sostiene. Entre las figuras centrales de la literatura argentina que abrevaron en el fantástico, Vives señala a Lugones, Cortázar y Borges, entre otros. “El año pasado Horacio González dijo algo pertinente en la apertura del encuentro: se preguntó si toda la literatura en definitiva no es fantástica.”

Además, el organizador ve un crecimiento marcado de la literatura de género en general. “Y no es sólo el policial, después de un tiempo largo de ser mal vista, las nuevas generaciones abordaron con menos prejuicios la literatura de género. Leo Oyola es muy exitoso y siempre está bordeando, abrevando en el policial, el fantástico.” Vives destaca “el trabajo de la generación de Juan Sasturain, de Paco Taibo, que promovieron una nueva generación de lectores y escritores”. La realidad parece darle la razón. Al menos en lo que hace a literatura policial hay varios encuentros al año e incluso se realiza el BAN, un festival porteño exclusivamente dedicado a la literatura negra.

“El crecimiento de las editoriales tiene que ver con una cuestión de mercadotecnia, pero después tenés fantástico en las novelas de César Aira, o en Neil Gaiman o en Bodoc y conviven todos bien en el imaginario del lector”, concluye.