- Reivindicación de la gemela Legrand

La escena transcurre en el pabellón argentino. Una cubana se acerca al ministro Sergio Baur, de la Dirección de Asuntos Culturales, para informarse sobre el ciclo de cine argentino. “¿Hay alguna película de Silvia Legrand?”, pregunta la mujer. “¿Perdón?”, le dice Baur, no se sabe si porque no escuchó bien o para ganar tiempo ante el desconcierto de que en la isla alguien se acuerde de la hermana gemela de la señora de los almuerzos televisivos. La mujer repite el nombre. Baur, con amabilidad, le informa que no, pero le aclara: “Mire que en la Argentina es más famosa Mirtha”. Y ella, con la gracia que tienen los cubanos, le dice: “Ay, vea, pero a mí siempre me gustó Silvia”.

- Gracias a la vida

En uno de las paredes del pabellón, donde se exhibe la muestra Memoria, los cubanos respondieron la pregunta ¿De qué no nos tenemos que olvidar los latinoamericanos?: “De unirnos contra el imperialismo yanqui y el capitalismo salvaje”, “De respetar las diferencias”, “De que la música une”, “De que estamos cansados de ser el traspatio de Estados Unidos”, “De reír de todo lo que pasa”, “De que gracias a la vida existe Cuba socialista”, “De que lo imposible no existe...”.

- Frijoles en lo de Milanés

Después del concierto de Pedro Aznar en el Museo de Bellas Artes, Pablo Milanés invitó a los músicos de la delegación argentina a cenar en su casa. Muchos quedaron impresionados por la voz de Haydée, la hija de Milanés, quien cantó como invitada de Aznar, igual que su padre. Lito Vitale y Palo Pandolfo, entre otros, degustaron platos cubanos preparados para la ocasión y parece que pronto se devoraron una enorme vasija repleta de frijoles. Y entre vasos y vasos de ron, tuvieron el privilegio de escuchar el nuevo disco del compositor que, según cuentan los testigos, tiene muchos boleros.