Miércoles, 28 de noviembre de 2007 | Hoy
LITERATURA › LA PRESENTACION DE “EPISODIO 3,14”, EL NUEVO LIBRO DE ADRIAN PAENZA
La presentación del tercer volumen de Matemática... ¿estás ahí? propició ejercicios con el público, una defensa de la educación a cargo de Tristán Bauer, un emocionado discurso del autor y una festejadísima intervención de Jorge Guinzburg.
Por Silvina Friera
¿Quién dijo que la matemática es aburrida, in-so-por-ta-ble y que no sirve para nada? Muchos, pero tal vez en unos años, pocos, recordarán lo vilipendiada que fue esta ciencia y tendrán que recurrir a las páginas de los libros de sociología para exhumar los viejos prejuicios. En esos libros seguramente habrá varios capítulos destinados a Adrián Paenza, matemático, profesor universitario y periodista, responsable de transformar la “pesadilla” de miles de estudiantes secundarios en una actividad placentera y saludable. La imagen de los que asistieron a la presentación de Episodio 3,14, el tercer libro de Matemática... ¿estás ahí?, entusiasmadísimos resolviendo problemas matemáticos en el auditorio de la Fundación OSDE, es el botón de acceso a un fenómeno complejo: la pasión por la matemática. “Si no salen, no importa: al menos disfruten pensarlos, y aprovechen para hacer amigos y compartir sus conclusiones”, decía la hoja que cada uno recibió con cuatro ejercicios. La cuestión residía en probar y equivocarse, aprender de los errores. Y, claro, a veces, acertar. Con papel y lápiz en mano, estaban entre el público el ministro de Educación, Daniel Filmus; el ministro de Salud, Ginés González García; el futuro ministro de Ciencia, Técnica e Innovación productiva, Lino Barañao; los periodistas Marcelo Araujo, Tití Fernández, Marcelo Zlotogwiazda y Ernesto Tenembaum. En el panel acompañaron a Paenza Claudio Martínez, productor de Científicos Industria Argentina; Víctor Hugo Morales, Tristán Bauer y Jorge Guinzburg.
A la semana del lanzamiento, Episodio 3,14 agotó 20 mil ejemplares. Y los números no dejan de sorprender: 2857,14 libros vendidos cada día; 119 por hora; 1,98, casi dos libros por minuto. Episodio 3,14 es parte de la serie que comenzó en la Argentina en septiembre de 2005 con la publicación de Matemática... ¿estás ahí? y continuó con Episodio 2 en 2006. La obra de Paenza, con más de 300.000 ejemplares vendidos, es uno de los éxitos editoriales más impactantes de los últimos años. Y excede las fronteras: se publicó con éxito en España y México y está a punto de lanzarse en Italia, Alemania, Brasil, Portugal y República Checa. “Me siento testigo como nunca pude serlo antes de un hecho relevante para la cultura, para la profesión que hemos abrazado con Adrián”, comenzó Morales. “La actitud de Adrián sigue siendo la misma: la de una persona que prefiere ir detrás, en las sombras, con ausencia total de vanidad. Esto que normalmente suele tener una carga importante e inevitable de satisfacción del amor propio, de las expectativas personales, a Adrián es un hecho que primero lo sorprende, y es algo que vive con la capacidad de entrega que lo ha caracterizado, pensando qué bueno que a los demás les pase esto y que él haya sido capaz de generarlo”, añadió el periodista.
Guinzburg, apelando siempre al humor y la ironía, confesó que la convocatoria de Paenza le deparó algunas sorpresas. “No sé si agradecerle a Adrián que me haya elegido como uno de los integrantes de esta mesa o preguntarle si en realidad fue una broma de su parte, porque tal vez, con sólo verme, percibió que yo era uno de esos alumnos que odiaba la hora de matemática”, señaló. “Los únicos momentos de alegría que me dio matemática en la escuela secundaria fueron cuando faltaba el profesor. Sigo recordando, sin embargo, que la suma de los cuadrados de los catetos es igual al cuadrado de la hipotenusa o que el orden de los factores no altera el producto.” Otra de las sorpresas de los libros de Adrián, según planteó el conductor de Mañanas informales, es la posibilidad de pasarla bien, entretenerse, divertirse y tratar de resolver problemas matemáticos. “Qué felicidad cuando uno descubre cómo construir cuatro triángulos equiláteros con seis fósforos; fue un triunfo para mí, pero también debo confesar que muchas veces recurrí a la página mágica donde se esconden las soluciones que plantea durante todo el libro. Y me sentí tonto cada vez que iba a la página 181, y mucho más tonto me sentí un día en que charlando con Adrián le conté esto y me dijo: “Pero ¿por qué no podés convivir con el problema un tiempo?, ¿tenés que resolverlo ya?”. Adrián, me hiciste sentir un tonto. Y es más: creo que ésa fue tu intención”.
Guinzburg expresó lo que muchos piensan: “¡Qué bueno hubiera sido tener en la escuela secundaria a un profesor como Paenza! Tenemos la misma edad, pero podría haber sido mi profesor, porque cuando yo estaba en quinto año creo que él ya era doctor. Y esto me parece que es cierto. Era lindo verlo a Adrián ir a séptimo grado con el andador”. A esa altura, el público no paraba de reírse y de aplaudir a Guinzburg. “Así como le recrimino a la escuela secundaria y a sus perimidos planes de estudios que nunca me hayan explicado el para qué aprendía lo que me enseñaban, con el tiempo descubrí que uno de los grandes sentidos de la vida, quizás el más profundo de sus sentidos, es la búsqueda de placer”, subrayó. “Y el placer es lo que nos brinda Adrián con este libro. Por eso se me ocurre que si Paenza es capaz de regalarnos tantos platos gozosos con un libro que lleva la palabra matemática en su título, no quiero pensar lo que puede lograr el día en que se decida a escribir el nuevo Kamasutra.”
Bauer, director del canal educativo Encuentro, confesó que trabajar con Paenza es un verdadero aprendizaje todos los días. “Una vez te pregunté cómo hacías para transformar temas tan difíciles, como pueden ser las ecuaciones de cuarto grado, en algo posible de desentrañar. Y me dijiste que lo importante es hacer preguntas desde la ingenuidad. Y este libro está lleno de preguntas, como el último capítulo sobre la educación de los jóvenes, en donde te preguntás en dónde quedó el orgullo de otra época de mandar a los chicos a la escuela estatal. Antes, a la escuela privada no sólo iba el que podía, sino el que ‘no podía’. Hoy es al revés. Los padres aspiran a que sus chicos tengan una mínima educación. Y con la tendencia actual, falta poco para que también le pidamos rentabilidad a la cooperadora de la escuela.” El cineasta dijo que Paenza es un transformador y hacedor de un nuevo tiempo. “Así como en el ’88 no te escuchaba nadie, es muy hermoso ver que ahora sí se empiezan a escuchar estas ideas y a entender que el valor no está en la rentabilidad inmediata. Gracias por este libro y por todo lo que hacés para que nuestra ciencia sea más reconocida y divulgada.”
¿Cómo no le iba a temblar la voz a Paenza cuando tomó el micrófono? “Obviamente, estoy emocionado, si cada uno de ustedes se pusiera por un momento en mis zapatos, seguramente se sentirían igual”, aseguró. “Creo que en la Argentina hay mucho Gran hermano, mucho Tinelli, pero también hay una reacción. No sabría explicar lo que pasa con los libros, sinceramente no lo sé, seguramente tendrá que explicarlo un grupo de sociólogos que hará una lectura de lo que está sucediendo, que a mí me excede”, admitió el columnista de Página/12. Paenza reconoció que ahora hay más colecciones de libros de divulgación científica, que hay periodistas especializados en ciencia en los diarios nacionales, que aparece la figura del científico y divulgador, que hay programas de radio, de televisión, películas y obras de teatro. “Estas señales nos están diciendo que hay una reacción, que también hay cosas que se pueden hacer, que estamos dentro de un movimiento que uno no ve porque es como ver crecer a un chico”, agregó. Al final, se puso de pie y en una clase divertidísima ayudó al público-alumnado a resolver los ejercicios. Y quedó claro otra vez: ¡Qué bueno tener un profe como Paenza!
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