CINE › UN DOCUMENTAL SOBRE LA SITUACION EN LA ISLA
“El único sentido que tiene el bloqueo es destruir a Cuba”
En Bloqueo: la guerra contra Cuba, Daniel Desaloms intenta “informar a la gente las aberraciones que comete Estados Unidos”.
Por Oscar Ranzani
La historia es conocida: el bloqueo a Cuba tiene 46 años de existencia. Si bien lo decretó formalmente John F. Kennedy en el mes de febrero de 1962, las medidas de restricciones comenzaron poco después de haber triunfado la Revolución Cubana, incluso antes de que Fidel Castro la declarase de carácter socialista. El documental Bloqueo: la guerra contra Cuba, dirigido por Daniel Desaloms (Paco Urondo, la palabra justa) y cuya investigación periodística corresponde a Carolina Silvestre, busca avanzar sobre diversos interrogantes que puede tener la gente común sobre esta medida que le ocasionó a la tierra de José Martí la pérdida de por lo menos 82 mil millones de dólares. Planteado como un telefilm, el documental está estructurado básicamente con los testimonios de cinco altos funcionarios cubanos que, además de dar cuenta de los altos costos –económicos, financieros, comerciales y, en consecuencia, humanos– que sufrió Cuba desde entonces, su mayor aporte es que logran mantener argumentos sólidos y racionales que permiten entender esta problemática y cómo impacta, incluso, sobre la propia economía estadounidense y en las de terceros países a través del carácter extraterritorial que adquirió el bloqueo mediante legislaciones estadounidense. Se estrena mañana en el Complejo Tita Merello.
“La idea de la película –cuenta Silvestre– surge a partir de un libro que estaba escribiendo sobre este tema, porque me di cuenta de que la gente no tenía muy claro lo que es el bloqueo, tanto por su importancia como por la gravedad del asunto. No se tiene la dimensión real de lo que significa en costos económicos y humanos. Y el objetivo de este documental es esclarecer lo que es el bloqueo a Cuba, demostrar las consecuencias que sufre el pueblo cubano con este bloqueo y, de alguna forma, aportar un granito de arena a la lucha contra este genocidio que está haciendo EE. UU. a un pueblo que es hermano y con el que nosotros simpatizamos toda la vida. Y aunque no hubiésemos simpatizado, digo: está matando gente porque no permitir que ingresen alimentos, remedios ni cosas básicas que uno necesita para la vida como la vestimenta. Eso es genocidio.” La periodista, cuyo guión comparte con el director de la película, Daniel Desaloms, lo convocó cuando surgió la idea de realizar un especial de televisión, pero el realizador la convenció que podía llegar a transformarse en un documental: “Me pareció fascinante la idea del proyecto”, sostiene Desaloms. “Fascinante desde el aspecto artístico, porque humanamente es un drama espantoso. Pero como documentalista era una oportunidad única poder registrar lo que no se había hecho, porque nunca se había realizado un documental ni nada que tuviera que ver con un registro audiovisual como hicimos nosotros. Eso, de por sí, planteaba un desafío desde el punto de vista de la forma y del montaje.”
–¿Intentaron hablar con Fidel Castro?
Carolina Silvestre: –Honestamente, yo no quise. No por Fidel, que para mí es lo máximo, sino que consideraba que estando Fidel en el video (que inevitablemente está pero a través del material de archivo) era como un límite para las personas que vieran este material. Porque una cosa es que hable el pueblo cubano y los funcionarios y otra cosa es que hable Fidel. Podría ser interpretado como una propaganda, y la intención nuestra no fue hacer propaganda. Sí fue y es hacer una gran difusión sobre este tema. Es un tema que guste o no guste es una medida de guerra. Lo dice el derecho internacional: viola todos los derechos que se puedan imaginar. Entonces, pensé que tal vez si estuviese la figura de Fidel Castro limitaría a las personas que no son procubanas. Los que somos procubanos no necesitamos el documental. Este documental apunta a informar a gente que tiene o no simpatía por Cuba, pero que no tiene la menor idea de las aberraciones que está cometiendo Estados Unidos contra Cuba, con el solo objetivo de anexar a la isla.
Daniel Desaloms: –Además, es una cosa evidente y que uno también la deduce: es una medida totalmente anacrónica. No tiene ningún sentido ni político, ni militar, ni económico que no sea solamente destruir a Cuba. Porque uno podría pensar desde el punto de vista de los intereses estadounidenses que Cuba era un aliado de la Unión Soviética, el principal enemigo de EE.UU. cuando el mundo estaba dividido en dos grandes bloques. Uno podía pensar en ese momento que la medida del bloqueo era una forma también de coercionar a la Unión Soviética e impedir su penetración en el patio trasero, Latinoamérica. Uno podía imaginar que eso tenía una lógica dentro de la mentalidad del imperio. A esta altura, después del ’89, después de la caída de la Unión Soviética, del Bloque Oriental y de todo tipo de vestigio de oposición mundial a EE.UU., que una pequeña isla mantenga su sistema político y social y que EE.UU. descargue toda su ira es mucho más ridículo y patético. Incluso, dentro de EE.UU. hay muchos sectores que están contra el bloqueo. Porque no les permite tener comercio con Cuba, algo que beneficiaría a las corporaciones y al capital estadounidense.