“El talento ocupa su lugar natural y no importan las edades de la gente, sino su capacidad para hacer algo tan difícil como es la industria del cine.” La frase fue ayer de Graciela Borges, vicepresidenta primera de la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de la Argentina, cuyos miembros decidieron que Leonera, de Pablo Trapero, y Aniceto, de Leonardo Favio, sean las películas que representen a nuestro país para competir por una de las cinco candidaturas al Oscar a la Mejor Película Extranjera y al Goya a la Mejor Película de Habla Hispana, respectivamente. El escrutinio quiso que se juntara el reconocimiento a uno de los máximos exponentes del Nuevo Cine Argentino y a uno de los mayores referentes del cine clásico nacional.

La carrera por el Oscar ubicó a Leonera en primer lugar, con 29 sufragios de los 86 miembros de la Academia que votaron. Aniceto se ubicó en segundo lugar, con 19 votos, y en tercera posición quedó El nido vacío, de Daniel Burman, elegido por 14 miembros. En la competencia por el Goya, en tanto, Aniceto obtuvo 17 votos, El nido vacío, 14, y Leonera,13.

“Me pone muy contento que sea un reconocimiento de los propios colegas. Eso ya me da mucha satisfacción, más allá de lo que vaya a pasar ahora. Sabemos que hay muchas películas en la lista y que depende de un montón de variables que no sabemos cómo se acomodarán para entonces, pero ya es una alegría eso”, dice Trapero en diálogo telefónico con PáginaI12 desde San Sebastián, donde acaba de presentar Leonera, película en la que su esposa, Martina Gusmán, interpreta a una mujer que cae presa estando embarazada, acusada de homicidio. “Es un poco difícil saber qué puede pasar”, reconoce Trapero sobre la posibilidad de conseguir una plaza para competir en la categoría Mejor Película Extranjera. La decisión quedará en manos de la Academia de Hollywood, cuyo veredicto se conocerá el 22 de enero de 2009. Ese día se anunciarán las candidaturas para la ceremonia que tendrá lugar el domingo 22 de febrero.

Lo que más le impactó al director de Leonera fue “el cariño que recibimos desde el primer momento, desde que empezamos a trabajar con las chicas de las unidades, y con los muchachos también: de ahí en adelante recibimos mucho apoyo de mucha gente, incluso del Servicio Penitenciario. Había mucha necesidad de que esta historia se contara”. Gusmán (que además es la productora ejecutiva del film) señala que, después de haber interpretado el papel de Julia, “yo siento que una madre es una madre donde sea” y que Leonera “también habla de que más allá de lo más terrible que a uno le pueda pasar en la vida, uno siempre tiene que sobrevivir. Y lo que te hace sobrevivir es el amor; en el caso de Julia, concretamente, es el amor por su hijo Tomás. Por lo tanto, la reacción concreta es que, por más que te pase lo más terrible, el amor, la solidaridad, la necesidad de afecto es lo que te va a hacer seguir adelante”.

Párrafo aparte merece la distinción a Favio, también en estos días en San Sebastián, donde fue objeto de un homenaje, que ahora cobra una particular relevancia porque llama la atención sobre su cine, hasta el momento casi desconocido en España, donde tendrá que ganarse el favor de la Academia del Cine local.