CINE › LAS INCóGNITAS ALREDEDOR DE LA NUEVA CARRERA DE JOAQUIN PHOENIX
En octubre de 2008, el actor de Gladiador y Johnny & June anunció que abandonaba la actuación para dedicarse a la música. Sus presentaciones como rapper dejaron tanto que desear que hay sospechas de que se trata de una elaborada broma.
› Por Guy Adams *
Desde Los Angeles
Cuando se es una estrella del hip hop, se supone que todo se trata de “mantenerlo real”. Pero la carrera de Joaquin Phoenix como profesional del rap, hasta aquí, ha sido definida como una pelea por mantener las cosas apenas plausibles. El actor, que tres meses atrás era una de las figuras más confiables de Hollywood, debió salir a negar los reportes que señalan que su esfuerzo por reinventarse como el nuevo Eminem no es más que una elaborada patraña. Es el último evento en una serie que comenzó en octubre, cuando Phoenix renunció a la actuación, se dejó crecer una enorme barba y adoptó el personaje de un aspirante a magnate del rap. Desde entonces se lo vio tirando rimas en bares de Los Angeles, salir con P Diddy –con quien tendría un contrato de grabación– y desaparecer tras un caótico set en Las Vegas.
Pero hay un problema: a pesar de sus aspiraciones a convertirse en una estrella mayor del rap, Phoenix no parece poseer los requisitos necesarios, como la habilidad para escribir canciones y destreza vocal. Las dos performances que ofreció terminaron con el público abucheándolo: tan mala fue la recepción que algunos testigos terminaron preguntándose si el griterío era enteramente genuino. Esta semana, Susan Patricola, encargada de relaciones públicas, entregó a MTV un comunicado en el que desmiente que lo de su representado sea una broma. “La transición de una carrera a otra tiene sus conflictos”, señaló. “No es novedad que Joaquin viene de una familia de músicos y que ganó un Globo de Oro por su personificación de Johnny Cash. El quiere explorar sus intereses musicales más allá de toda reacción especulativa, positiva o negativa.”
Patricola respondía así a lo publicado en la revista Entertainment Weekly, donde se afirmó que esta exploración del rap podría ser parte de una joda bizarra al estilo Borat, pergeñada junto a su cuñado Casey Affleck. Citando a dos “amigos cercanos” de la estrella, la revista sostuvo que Phoenix había decidido “pretender que se venía abajo y cambiaba de carrera” para “reírse de los actores pomposos y los medios que los siguen”. El artículo agregaba que Affleck, una presencia constante junto a Phoenix desde octubre, está filmando un documental. “Para él es como un proyecto de arte”, se citaba a un amigo de Phoenix. “Lo está haciendo hasta el fin: es probable que les haya dicho a sus representantes que efectivamente abandonaba la actuación. Joaquin es muy vivo, tiene un alto grado de control. Esto es bien consciente.”
A pesar de la furia de su publicista, la sugerencia de que todo sea una broma es una de las interpretaciones menos dañinas de las recientes actividades de Phoenix. Tras ser nominado a dos Oscar por encarnar a figuras públicas emocionalmente frágiles –Comodus, el incestuoso hijo del emperador, en Gladiador, y Johnny Cash, en Walk the Line, conocida en la Argentina como Johnny & June, pasión y locura–, su conducta en los últimos tiempos sugiere que quizás esté perdiendo contacto con la realidad. La estrella de 34 años engordó notablemente y se viste como un pordiosero; rara vez se lo ve sin gafas de sol y ha cultivado su barba a tal punto que una revista lo llamó “el fantasma de Jim Morrison”. Phoenix siempre tuvo gusto por lo excéntrico, pero ha pasado casi un año desde que se lo escuchó en algo que podría definirse como una conversación normal.
El hecho es particularmente preocupante si se tienen en cuenta sus luchas personales (entró en rehabilitación por el alcohol en 2005). Tom O’Neill, responsable del website Envelope de Los Angeles Times, señaló que una aparición reciente en la alfombra roja lo mostró “bastante fuera de sí”. “Es posible que esto de la ‘broma’ sea lo que sostienen los amigos cercanos de Phoenix, tratando de encontrar una explicación racional a los últimos actos bizarros de una celebridad algo alocada”, escribió.
La manera en que Phoenix anunció su retiro también hizo enarcar cejas. Sucedió en octubre del año pasado, cuando apareció en un teatro para actuar en un evento de caridad y se lo vio perdido, arrastrando las palabras y moviéndose con nerviosismo. Poco después, en la première de su film Two Lovers, explicó que intentaría una carrera en el hip hop: “Son pasturas más verdes, ¿me entiende?”, dijo. “Con suerte, también podré impactar emocionalmente con eso.” Entonces dio vuelta sus manos para revelar un mensaje de despedida escrito en los nudillos: debido a un aparente error, se leía “B-Y-E-G-O-O-D”. Inicialmente, la sorpresa pública por el hecho de que un actor que gana 10 millones por film renunciara a todo se balanceaba con la especulación de que quizás estuviera cultivando un extraordinario talento musical. Pero la performance en un bar de Culver City en noviembre arrasó con las especulaciones: el actor tomó el micrófono, murmuró de manera poco convincente y abandonó la escena entre abucheos.
Phoenix apenas mejoró el 16 de enero, durante lo que fue anunciado como su primera presentación oficial, en un club de Las Vegas. “¿Hay gente ahí que cree que soy una broma? Seguro”, dijo a la revista People. “¿Hay gente que cree que voy a apestar? Probablemente, pero no puedo preocuparme por eso.” Las tres canciones que ofreció, que se convirtieron en un hit en YouTube, confirmaron que la mayoría del público coincidió en que Phoenix realmente apesta. Difícilmente puede pensarse en su álbum debut, que P Diddy estaría produciendo. Según fuentes cercanas a Diddy, aún no hay un contrato firmado, “pero si hay alguien que puede hacer sonar bien a Joaquin, ése es Diddy”.
Phoenix nunca se vio motivado por la adulación pública. Se concentró en muy pocos proyectos a través de los años. Como consecuencia, tiene pocos colegas cercanos que podrían ayudar a abandonar sus actuales intenciones. “Mi mano derecha soy yo mismo”, dijo una vez. “Es lo que sucede cuando uno sufre de un de-sorden de personalidad múltiple y es obsesivo.” Entonces, como ahora, nadie pudo saber si creerle o no.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
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