Jue 05.02.2009
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CINE › VICKY CRISTINA BARCELONA, LA NUEVA PELíCULA DE WOODY ALLEN, FILMADA EN ESPAñA

El amor en las calles diseñadas por Gaudí

Echando mano a un elenco impecable, el director estadounidense le da forma a una comedia muy en su estilo, en la que los estereotipos sobre Barcelona en particular y el aire libertario de Europa en general sirven de marco a una película teñida de ironía.

› Por Luciano Monteagudo

Si hay algo que debe reconocérsele en estos días a Woody Allen es la extraordinaria franqueza, rayana con el cinismo, con la que justifica sus últimas películas, rodadas fuera de la que siempre fue su casa, Nueva York. En mayo del año pasado, en ocasión del estreno de Vicky Cristina Barcelona, en el marco del Festival de Cannes, no tuvo ningún reparo en reconocer que había hecho esta película no sólo porque le gusta mucho la ciudad, sino también porque los catalanes le habían hecho una oferta económica que no había podido rechazar. Dicho esto, debe admitirse en Allen la astucia con la que urdió una comedia muy fiel a su estilo y en la que, al mismo tiempo, supo incorporar las principales marcas turísticas de la ciudad, riéndose no tanto de ellas como clichés sino más bien de la mirada estereotipada con que suelen ser vistas.

El punto de partida es Allen en estado puro: dos jóvenes y bellas turistas estadounidenses (la morocha Rebeca Hall y la rubia Scarlet Johansson) llegan a pasar el verano en Barcelona. Tal como informa con un tono de novela finisecular el engolado narrador en off, Vicky y Cristina son amigas y comparten en general su interés por el arte, pero en cuestiones de amor no podrían ser más diferentes. Vicky es centrada, racional y está formalmente comprometida con un típico agente de Bolsa de Wall Street al que dejó en Nueva York para poder concentrarse mejor en su tesis sobre la “Identidad catalana”. Por el contrario, Cristina es inestable, pasional y cree en los desequilibrios del amor romántico, lo que la lleva también a probar suerte en las más diversas disciplinas artísticas, generalmente sin suerte. Alojadas en la suntuosa mansión de un veterano matrimonio de estadounidenses radicados en la ciudad (Kevin Dunn y la estupenda Patricia Clarkson), no tardarán en poner a prueba su amistad y sus diferencias.

Todo va bien mientras visitan y sacan fotos de las cúpulas de la Sagrada Familia, el parque Güell y otras maravillas del arquitecto Antonio Gaudí, que decoran la ciudad junto a coloridas esculturas de Joan Miró y que Allen –no sin ironía– filma con ellas como si fuera un turista más descubriendo los atractivos de la ciudad. Pero una noche, en la inauguración de una muestra, no pueden dejar de notar la presencia viril y melancólica de un invitado que se pasea solitario. “Es Juan Antonio, un pintor, acaba de terminar una relación tormentosa con su mujer, que lo amenazó con un cuchillo”, les susurran al oído. Un rato después, a boca de jarro, Juan Antonio (Javier Bardem) les hará a Vicky y a Cristina lo que él considera, con franqueza, “su mejor oferta”: que se vayan a pasar el fin de semana con él a Oviedo, a disfrutar del paisaje, del buen vino y de un promisorio ménage à trois. De más está decir que los acontecimientos se precipitan...

Si Allen se ríe primero de sus compatriotas (y de la fantasía que supone para el estadounidense medio el imaginario de Europa como un espacio de libertad artística y personal), poco a poco también pasa a mirar con sorna a los estereotipos de la cultura española. No sólo el personaje de Bardem es el prototipo del macho cabrío, sino que su ex mujer (aquella que en un ataque de celos había querido coserlo a cuchilladas) está compuesta por una divertidísima Penélope Cruz como una suerte de Carmen desencadenada, tan sensual como emocionalmente inestable. Una guitarra reverdeciendo los acordes de Albéniz en un patio andaluz a la luz de la luna, la imprevista llegada del novio de Vicky de Nueva York, y la simpatía –por decir lo menos– que brota entre Cristina y la ex de Juan Antonio complicarán aún más la situación. Pero Allen se las ingenia para mantener siempre un aire leve, ligero y, sin abandonar su frivolidad, deslizar algún apunte incisivo sobre la eterna confusión entre el amor y el deseo.

Por cierto, Woody también se ríe de sí mismo y de sus actores: cuando Bardem y Cruz discuten en español, Bardem le explica una y otra vez a su compañera que, por más que estén en su propia casa, por cortesía deben hablar, como sea, en inglés: “In english, please, in english...”

7-VICKY CRISTINA BARCELONA

España/Estados Unidos, 2008.

Guión y dirección: Woody Allen.

Fotografía: Javier Aguirresarobe.

Intérpretes: Scarlett Johansson, Rebecca Hall, Penélope Cruz, Javier Bardem, Chris Messina, Patricia Clarkson, Kevin Dunn.

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