Otro de los estrenos de esta semana es el documental Los marinos del pueblo, dirigido por Carlos Pico y Miguel Curci, que podrá verse desde hoy en el Complejo Tita Merello (Suipacha 442). El film relata un episodio que no había sido abordado por el cine argentino: en la noche del 16 de noviembre de 1972 un grupo de oficiales y de suboficiales de un batallón de Infantería de Marina de la Armada se sublevó y tomó la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), en respaldo al general Perón, que estaba regresando a la Argentina, tras 18 años de exilio. Se trata de un hecho que no es muy conocido probablemente por la dimensión de lo que sucedió meses después en Ezeiza. La sublevación la llevaron a cabo jóvenes militares que tenían alrededor de veintidós años y fueron comandados por el guardiamarina Julio César Urien.

El film parte del recuerdo de Urien en la actualidad, quien viaja a distintas provincias del país para reencontrarse con sus ex compañeros. A través del testimonio de cada uno de los protagonistas, pueden conocerse las motivaciones que tuvieron estos oficiales y cómo concebían ellos a las Fuerzas Armadas: debían estar al servicio del pueblo. El film narra minuciosamente el plan que se propusieron aquella noche y se complementa con pequeñas ficcionalizaciones de momentos clave que aportan una dosis de suspenso a los relatos, casi como si los hechos estuvieran sucediendo en el mismo momento que los testimonios. Urien organizó el plan de sublevación. La idea era tomar la guardia central de la ESMA, agarrar las armas e ir en camiones a Lomas de Zamora, donde militantes Montoneros los esperarían para avanzar todos juntos hacia Ezeiza, en respaldo a Perón. Finalmente, los marinos rebeldes fueron apresados, algunos de ellos torturados, y todos los oficiales y suboficiales que participaron de la sublevación fueron dados de baja de la Armada. En 2005, algunos de ellos fueron restituidos en la Fuerza, en calidad de tenientes retirados de la Armada, por un decreto firmado por el ex presidente Néstor Kirchner.