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Martes, 1 de septiembre de 2009

CINE › JOSé CELESTINO CAMPUSANO Y LEGIóN. TRIBUS URBANAS MOTORIZADAS

Un mundo que se mueve en dos ruedas

En el documental que se estrenará este jueves, el director sigue de cerca a tres grupos organizados de motoqueros. Para ello no necesitó disfrazarse de nada ni tratar de convencerlos: él mismo supo subirse a la moto ya en la década del ’60.

 Por Oscar Ranzani

El cineasta José Celestino Campusano es un amante de las motos: estuvo relacionado con el mundo sobre dos ruedas desde la década del ’60, cuando de chico viajaba como acompañante de sus tíos. En los ’70 tuvo sus primeras motocicletas y en los ’80 saltó a un motor más contundente: la Indian 1200. Tan cautivante le resulta este universo que filmó Legión. Tribus urbanas motorizadas, documental que se estrena este jueves en Arte Cinema (Salta y Garay). A la hora de plantearse el proyecto, Campusano ya tenía un conocimiento de las agrupaciones de motociclistas que existen en el conurbano y no requirió una investigación distanciada del objeto de estudio. “Yo descreo un poco de la investigación. Me gusta hablar de lo que conozco, o bien convoco gente que sabe y es esa misma gente la que pone su voz y su cuerpo en la experiencia de captar un segmento de vida. Pero, en realidad, informarme para después eso licuarlo intelectualmente y traducirlo en un producto posterior no me parece un proceso muy válido, porque si no en el rol hipotético-deductivo cualquiera puede decir cualquier cosa. En cambio, filmé este documental porque conozco bien este ambiente”, señala en la entrevista con Página/12.

El director de Vil romance –ficción que se estrena dentro de tres semanas y que participó en la Competencia Internacional de la última edición del Festival de Mar del Plata– puso el foco en tres agrupaciones de motociclistas bonaerenses que se diferencian de las restantes. “He filmado a aquellos que no construyen estructuras piramidales”, señala Campusano, cuestionando la rigidez de otros grupos, y luego explica que, en el caso de los miembros de las agrupaciones que aparecen en su documental, prevalece “el anhelo de establecer un grupo de pertenencia”.

“La Asociación Motociclista Berazategui, en su conformación, resultaba un tanto dogmática, como que seguía ciertos rictus de otras agrupaciones; en el sentido de cómo concretar una convocatoria, cómo establecer una sede u organizar una salida. Eso es muy similar a lo que han hecho otras agrupaciones. Ahora bien, generalmente esa influencia no viene de aquí, es de afuera”, explica Campusano. A Los Vagabundos del Camino los eligió porque “son absolutamente lo opuesto. Son muy espontáneos, muy criollos, en ese punto. Es más, muy únicos también en su conformación. Hay mucho lazo familiar entre todos los integrantes y, de hecho, tienen un ritmo que es muy distinto al de la Agrupación Berazategui”. La tercera se llama Maldita Rata Karroñera y la eligió porque muestran el extremo en cuanto a estética: adornan sus motos con mucho cuero y también con pedazos de cadáveres de animales, como cuernos para el manubrio. Campusano explica que “son de darles la espalda a los armados de vestimentas y manejarse por lo deteriorado, lo que la sociedad, en algún punto, descarta y que ellos valorizan y lo incorporan a su identidad”.

En un tramo del documental, Campusano registró parte de una asamblea de la Asociación Motociclista Berazategui, situación que le permitió observar la buena predisposición que había a ser filmados. En realidad, se trató de un hecho inusual, ya que es prácticamente imposible que otras agrupaciones permitan que esté presente en una asamblea alguien que no sea parte del grupo, a pesar de que no tienen nada de misterio. En cuanto a las similitudes que hay entre las tres agrupaciones, Campusano asegura que se emparientan en que “son muy respetuosos. Son personas que muy difícilmente molesten al prójimo. No lo hacen. Tienen como prioridad no causar daño. Uno puede ser muy transgresor en la existencia sin meterse con el prójimo. Es más, podés ser muy dañino con vos mismo pero no tenés por qué afectar al resto de la comunidad”, analiza el director. “Las tres agrupaciones tienen esos preceptos muy claros”, agrega.

–¿Cuáles son las normas de convivencia de sus miembros?

–En realidad, son extremadamente libres. Por ejemplo, en el caso de Los Vagabundos, llega al punto de que les resulta muy difícil coordinar la totalidad del grupo en función de una salida. Se logra pero es un poco difícil. Generalmente, cada cual toma el camino que le resulta más conveniente. No hay obligaciones. Si hay una concentración puede ir uno, cuatro o todos. Reniegan mucho de las pautas, de lo que es prefijado y que, de alguna forma, puede resultar institucionalizado. Tienen mucho rechazo a eso. Por eso, tienen una amplia tolerencia a la informalidad que, de hecho, no es dañina tampoco.

–¿Tienen un estilo anarquista?

–Considero que, en gran parte, sí. También está el tema de que este tipo de motociclistas fue combatido con éxito en el resto del mundo. No existen. Yo pude viajar y conocer y fueron absolutamente exterminados. En el resto del mundo se manejan por kit: kit para vestirte, un kit para modificar tu moto, días y horarios para excursiones, días y horarios para concentraciones. Es todo muy pautado en el Primer Mundo. Fíjese que muchas veces sus vehículos no resistirían el menor peritaje porque los materiales que usan son los que tienen a mano. No podrían circular en el resto del planeta.

–¿Formar parte de una agrupación de este tipo es también una válvula de escape frente a una realidad frustrante en otros aspectos?

–Para algunos podría serlo, pero en general, se nota cuando es gente que permanece en el ámbito y cuando es gente de paso. Se nota muchísimo más que nada en el establecimiento de los diálogos. Una persona que, generalmente está de paso, cuando habla les da preponderancia a cosas que un veterano no le daría. Cuando se establece el advenimiento de un arribista, en la elección de los verbos y los adjetivos es muy claro quién está y quién no, quién pretende estar y quién está desde que nació. Más que nada porque hay muchos sobreentendidos.

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Los integrantes de las agrupaciones “son muy respetuosos, personas que muy difícilmente molesten al prójimo”.
Imagen: Guadalupe Lombardo
 
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